Cabo Norte-Lofoten 2022

EL VIAJE DÍA A DÍA.

 

DÍA 1- MIÉRCOLES 20 JULIO: MONFORTE DEL CID-HELSINKI.

A las 12 estamos en el aeropuerto de Alicante. Nos han traído Carlos y Andrea que esta vez no nos acompañan. Da un poco de morriña marcharnos solo la mitad de la familia, pero pronto habrá nuevos viajes juntos.

Facturar no supone ninguna dificultad, aunque hay algo de cola. El peso de nuestras maletas es exacto y pronto estamos en el control policial que, sin maletas, es tarea fácil.

Una vez dentro nos abastecemos de agua para el vuelo, buscamos un buen lugar para sentarnos a comer los bocatas que traemos y terminamos con un café.

La espera no es muy larga porque el avión sale con puntualidad. Accedemos a él con mascarilla como dicta la norma, pero pronto nos damos cuenta de que casi nadie la lleva puesta y eso incluye a algunas azafatas y azafatos. Me sitúo en la ventana seguida de mis dos acompañantes, pero a Javier le toca adaptar el espacio y llevar la mochila entre las piernas porque la pasajera de delante ha puesto su bolsa debajo de su asiento (y no del delantero) con lo cual está ocupando el hueco que nos corresponde.  Llegando a Helsinki una azafata se da cuenta y le pide que lo quite porque es necesario que Javier deje ahí su mochila para el aterrizaje.

Un dato curioso durante el vuelo es que, en un momento dado, mirando por la ventanilla el perfil de la costa e islas, intento adivinar donde estamos. Al comparar lo que veo en directo con la imagen del lugar aproximado en el que creo estar en Google Maps, de pronto me ubica. Estamos entrando en Suecia por el sur, hacia Estocolmo. Nos resulta muy curioso que haya captado la ubicación llevando el móvil en modo avión y estando en pleno trayecto. Lo gracioso es que no andaba muy desencaminada en mi intento de ubicarnos.

Llegamos a Helsinki a la hora prevista y atrasamos nuestros relojes para ajustarnos a la hora local en Finlandia (Una menos que en España). Tras recoger el equipaje debemos recorrer el aeropuerto de punta a punta para llegar a la salida. Por las ventanas vamos intentando adivinar cual es nuestro hotel, el Hilton Aeroport. Supuestamente está justo al lado y se accede caminando.

Recogemos las maletas, salimos al exterior y, efectivamente, en un corto paseo llegamos al hotel donde tenemos reservada una habitación triple que resulta muy confortable a pesar de la reducción de espacio que supone una tercera cama.

Nos refrescamos y, antes de cenar, decidimos dar un paseo y pasarnos por el aeropuerto donde hemos visto un supermercado en el que podemos abastecernos de algunos complementos para la cena. Así lo hacemos y resulta una grata sorpresa porque los precios son muy razonables y hay gran variedad de productos. Resulta raro tratándose de un aeropuerto.

Javier viene al viaje convaleciente de una diverticulitis y ha traído su propio menú que incluye una compota de manzana, pero no hemos traído cuchara. En este super adquirimos una cuchara tenedor de material biodegradable que decide conservar todo el viaje e incluso llevar después a casa. Le encanta.

Como el cansancio va haciendo mella y para nosotros es una hora más tarde de lo que indica el reloj, volvemos al hotel, cenamos y prontito estamos en la cama. Mañana toca madrugar e iniciar la aventura en AC ¡Lo estamos deseando!

DÍA 2- JUEVES 21 JULIO: HELSINKIJUNTTIKYLÄ (468Km)

El despertador suena a las 6’30 y tras el aseo matutino, no perdemos el tiempo en bajar a desayunar. Las bromas de la mañana son todas a costa de Javier y su imposibilidad de probar los manjares que ofrece el buffet (Por la diverticulitis). Mientras Javi y yo nos “ponemos las botas” él debe limitarse a tomar una infusión, un zumo de manzana y una tostada de pan blanco con jamón york.

Después del desayuno recogemos el equipaje y nos encaminamos a la puerta donde nos vendrá a recoger nuestro chofer Vladimir, contratado a través de Get Transfer. Resulta ser un chaval ruso, jovencito, que habla español porque vivió un tiempo en Colombia. Es muy amable ¡Lástima que no vaya a realizar él el trayecto de vuelta el último día porque estamos teniendo problemas con un conductor que nos está enviando mensajes intentando cobrarnos más de lo previsto!

Media hora después estamos ante la empresa de alquiler. La AC es nuestra desde ayer, pero el vuelo llegaba demasiado tarde para poder recogerla, por eso podemos ir tan pronto a por ella, aunque la hora normal de recogida sea por la tarde. Esto es una ventaja porque no hay nadie. La chica que nos atiende sale a explicarnos amablemente todos los detalles en un inglés muy fluido que a veces cuesta seguir ¡Menos mal que está Javi!

Salimos con la prudencia normal al conducir un vehículo tan grande, pero nuestro conductor está acostumbrado y muy pronto la lleva como si fuera suya de toda la vida. Nos dirigimos a un Lidl, cuya ubicación traíamos localizada, para abastecernos antes de ponernos en camino. La compra nos lleva casi dos horas porque muchas veces tenemos que usar el traductor para saber lo que estamos comprando y porque las novedades de productos nos entretienen eligiendo. Resulta divertido.

Salimos, colocamos la compra y andamos unos kilómetros más con intención de parar en breve a instalarnos y vaciar las maletas. Una vez instalados estaremos más cómodos, listos para la aventura que comienza.

El área de servicio elegida es Neste K Tuuliharja, cerca de Mustajärvi. La temperatura hoy es muy alta para Finlandia y las zonas sombreadas no son una prioridad en los aparcamientos de este país, así que pasamos bastante calor preparando la comida y colocando el equipaje. Estamos un poquito preocupados porque no hemos traído ropa fresca, esperamos que esto no dure mucho (después podremos comprobar con alegría que estas temperaturas no se repetirán en ningún momento).

Poco antes de las 5 (teníamos claro que hoy era jornada de avituallamiento y toma de contacto con la AC) nos ponemos en marcha rumbo al norte. Toda la tarde será de conducción por autopista, aunque haremos una parada de descanso en una pequeña zona de aparcamiento junto a un lago, a la altura de Neste Lintulahti. Pasamos un rato intentando desenroscar la tapa de la cámara que ha quedado enganchada por el filtro y, solucionado le problema, Javi volará por primera vez el dron. Reconozco que me da un poco de miedo cuando el dron se aleja por encima del lago y deja de verse. Cada vez que lo vuele a partir de hoy, terminaré por alejarme o distraerme haciendo mis propias fotos. Mejor no mirarlo mucho.

La siguiente parada es para cenar, en el aparcamiento de ABC liikenneasema en Viitasaari, un lugar encantador junto al agua, sobre todo a esta hora en la que comienza a haber luz de atardecer.

Tras la cena continuamos camino un poco más. La conducción resulta muy agradable, circulando entre bosques que dejan entrever el largo atardecer entre sus ramas. Paramos finalmente a dormir en un área muy espaciosa ABC Pyhäjärvi y pronto se une una AC sueca,  aparcando a nuestro lado.

DÍA 3- VIERNES 22 JULIO: JUNTTIKYLÄSAARISELKÄ (637 Km)

A las 7:30 suena el despertador. Durante la noche ha llovido y la mañana está fresca ¡Mucho mejor! Lo primero que hacemos es acercarnos al área para hacer uso de los servicios antes de deleitarnos con un desayuno espectacular preparado por nosotros mismos. Luego ponemos gasolina y, como no conseguimos localizar ningún lugar para llenar ni vaciar, nos ponemos en marcha.

Vivimos una tranquila mañana de ruta con descanso – almuerzo en un área de servicio próxima a Oulu, antes de continuar en dirección a Rovaniemi. Al llegar no paramos en la ciudad, sino que vamos directos al Santa Claus Village. Casi no lo reconocemos. La infraestructura en torno al Círculo Polar es mucho mayor que la última vez que la visitamos, incluyendo hoteles y bungalows de alquiler temáticos ¡Es ya todo un pueblo!

Aparcamos en un lugar adecuado y nos disponemos a comer antes de realizar la visita. Hace un día estupendo y el cielo azul con nubes blancas muy visibles hace de fondo espectacular para las fotos que iremos haciendo en esta jornada.

Cuando nos adentramos por entre las instalaciones tenemos una meta clara: llegar al punto en el que se cruza la línea imaginaria que marca el comienzo del Círculo Polar Ártico. Tenemos muy buenos recuerdos de ese lugar y varias fotos que inmortalizan el momento en el que Andrea y Javi la cruzaron por primera vez. Intentamos repetir las fotos, realizamos algunas más, y ya más tranquilos, nos dedicamos a recorrer el lugar.

Cada detalle alude a Santa Claus, al envío y recogida de cartas, a la Navidad y al Círculo Polar. Entramos en alguna de las tiendas y es curioso que en cuanto cruzamos la puerta, el olor a especias y canela nos traslada de un plumazo a la Navidad. Aunque curioseamos mucho no compramos nada, además no podemos entretenernos demasiado porque se acerca la hora del cierre.

Perezosamente regresamos a la AC donde todavía nos hacemos unos capuchinos antes de ponernos en marcha. Vamos a pasar a una gasolinera ubicada justo enfrente para poner gasolina y hacer uso de sus instalaciones de llenado y vaciado de agua.

Con todo en orden continuamos ruta para encontrarnos en pocos minutos los primeros renos del viaje. Son tres y están comiendo tranquilamente al lado de la carretera. El paisaje ha cambiado y está menos urbanizado, además la autopista ha dado paso a una calzada más estrecha y con bastante menos tráfico. Poco después encontramos una manada algo mayor, repartida a ambos lados de la vía. Los coches que vienen de cara nos avisan con las luces. Estamos ya en Laponia y se nota.

Unos 10 km después de Sodankylä, paramos a descansar en un pequeño parking junto a la carretera, que resulta ser un sitio espectacular, no solo por lo que vemos en directo sino por la imagen que nos regala después el dron. Aunque casi no se aprecia a simple vista, estamos en una especie de islote rodeado de agua que ofrece unas imágenes impresionantes. Pasamos un buen rato entre paseos, fotos y vuelo de dron. El sol ya está algo bajo y la luz es un factor más de belleza al entorno que nos rodea.

Esta preciosa luz de atardecer nos acompañará mientras continuamos rumbo al norte. Los atardeceres son eternos en estas latitudes.

Aunque nuestra intención inicial era llegar hasta Inari para pasar la noche, decidimos cambiar de planes y desviarnos en Saariselkä hacia un lugar del que hemos leído muy buenas valoraciones. Es una colina con una torre, Kaunispää Triangulation Tower, que ofrece vistas de 180º del paisaje alrededor, siendo un lugar muy valorado para ver el Sol de Medianoche en verano y la aurora boreal en invierno.

A medida que la carretera asciende y vamos obteniendo mejores vistas del entorno nos damos cuenta de que todo a nuestro alrededor es verde, estamos en una zona llena de árboles y poco más. La colina destaca en un paisaje bastante llano y monótono, casi sin signos de vida. El sol se ve precioso allá en el oeste.

Arriba, además de la torre de madera, hay un restaurante y los remontes de una pista de esquí, ahora cerrada. Varios coches y autocaravanas están aparcados en línea de cara al horizonte. Nosotros nos añadimos a la fila y calzamos la Ac para pasar la noche.

Lo primero que hacemos es dirigirnos a la torre para ver la puesta de sol que está a punto de producirse. El día no está completamente despejado, pero podemos ver sus rayos entre las nubes bajas. De todas formas, el sol permanecerá oculto poco tiempo, en breve volverá a asomar. Hoy es la primera noche en el ártico y no oscurecerá ya en ningún momento hasta el último día de viaje.

Tras la puesta de sol vamos a dar un paseo disfrutando del entorno y descubrimos que estamos justo al lado de un hotel cuyas habitaciones, a modo de cubículo con techo de cristal, están tan bien camufladas en el entorno que no se apreciaban a primera vista. Suponemos que es un hotel pensado para disfrutar de la aurora boreal porque ahora se ve poco movimiento. Es el Star Arctic Hotel.

Cenamos en la AC y no tardan mucho en aparecer los renos, que se acercan hasta nuestra misma ventana. Todavía las dos de la mañana y con absoluta claridad se puede pasear por los alrededores disfrutando de estos animales.

DÍA 4- SÁBADO 23 JULIO: SAARISELKÄ-NORDKAPP (451 Km)

Cuando suena el despertador y nos levantamos para desayunar, el paisaje es mucho menos espectacular que anoche. Hace ya demasiado sol. Bajamos al pueblo para hacer uso de los aseos de la gasolinera y nos ponemos en camino.

Poco antes de Inari paramos junto a un lago de aguas cristalinas que parece un espejo brillando bajo el sol. Además de descansar, tenemos ocasión de hacer algunas fotos y volar de nuevo el dron. No podemos resistirnos a captar la paz que nos rodea en medio de este paisaje finlandés.

De nuevo en marcha, cruzamos Inari casi sin darnos cuenta ya que es una población de casas dispersas junto al lago, y sin detenernos continuamos hacia Karasjok. No tardamos mucho en dejar la E 75 por la que llevamos circulando desde que dejamos atrás el Báltico y girar a nuestra izquierda por la carretera 92 que nos llevará a Noruega.

De esta carretera, muy angosta y sin arcén, nos acordábamos perfectamente. Es una carreterita que te hace sentir en medio de la nada. Casi sin casas ni signo alguno de civilización, prácticamente recta en su trazado, pero con constantes subidas y bajadas para salvar pequeñas colinas, flanqueada por espesa vegetación y algún reno ocasional.

Es al poco de entrar en ella cuando decidimos parar a comer junto a un lago pequeño que tiene aparcamiento. Estamos completamente solos y además de comer, aprovechamos para volar un ratito el dron. O mejor, lo aprovecha Javi mientras preparo la comida.

Después de comer continuamos ruta y cruzamos la frontera con Noruega. Esto trae consigo dos cambios. Primero que la carretera está más bacheada y estar atrás es ir dando botes, segundo que comienzan a aparecer más casas y construcciones. La civilización va volviendo a aparecer.

Aprovecho un rato en el trayecto para ceder a Javi el puesto de copiloto e intentar descansar en la cama, pero los botes no resultan demasiado agradables.

Ya en Karasjok vamos directos al Sapmi Park. Guardamos un grato recuerdo de esta visita y queremos repetir. Como sucedió en el Santa Village, lo primero que notamos es el aumento de infraestructuras turísticas. Nosotros aparcamos en el lugar destinado a ello y nos dirigimos al centro del complejo.

Un bello edificio de madera acoge tienda, restaurante, sala de proyecciones y recepción del museo ubicado en el exterior. Accedemos a él por la tienda y pasamos un rato ojeando los artículos de artesanía tradicional Sami allí expuestos. Bueno, nos solo ojeando porque algún detalle nos tienta un poco más y decidimos llevarlo como recuerdo.

Hay muy poquita gente y no sabemos si el museo estará abierto. En el mismo bar nos informan y nos venden los tickets. La proyección que cuenta las leyendas y modo de vida el pueblo Sami la hacen en español para nosotros solos. En el recinto también hay exposición de prendas tradicionales, trineos y fotos antiguas. En conjunto resulta muy interesante.

Después, en el exterior se pueden recorrer al aire libre construcciones tradicionales , campamentos de invierno y de verano, herramientas, … En alguna de ellas una persona ataviada con el traje típico ofrece explicaciones a los grupos en inglés, pero a estas horas está todo un poco parado. Nosotros recorremos a nuestro aire, con un pequeño plano que nos han entregado en taquilla y leyendo los carteles explicativos en inglés. En una de las tiendas más grandes del campamento todo parece estar preparado para realizar una demostración de corte de troncos con hacha y, como no hay nadie para llevar la a cabo, Javier se anima a experimentar el mismo. Bueno, al menos posando para la foto.

De nuevo en la carretera, a la altura de Lakseelv, la carretera comienza a bordear el Porsangerfjord y las vistas mejoran considerablemente. No tardamos en detenernos para disfrutarlas más de cerca, bajando junto al agua, en una pequeña playa que la marea baja ha dejado a la vista. Todo hoy nos recuerda otro viaje. En 2005 hicimos prácticamente igual el recorrido de hoy. Javi y Andrea eran pequeñitos y disfrutaban cada momento haciéndonos disfrutar a nosotros. Nos trae muy buenos recuerdos.

A partir de aquí las fotos serán desde la ventanilla porque cada rincón nos parece más bonito que el anterior y no podemos estar parando todo el tiempo. Como la velocidad es muy baja por estos lares, simplemente detenerse un poco nos permite sacar una foto. De vez en cuando aparecen renos haciendo más ameno el recorrido.

Una parada espontánea surge al aparecer un grupo de renos con enormes cornamentas al lado del fiordo. Paramos y Javi saca el dron para poder acercarse a ellos y grabarlos desde el aire, pero el sonido, aunque es débil, los asusta y comienzan a correr. Estos son preciosos, da gusto verlos. Yo, aunque estamos un poco lejos, les hago algunas fotos de recuerdo.

Pronto alcanzamos el túnel Fátima, acceso a la isla de Mageroya, donde se ubica nuestro destino final de hoy: Nordkapp.

En cuanto entramos en la isla aparecen nuevos rincones de gran belleza y nos vamos deteniendo de vez en cuando para contemplarlos. La primera parada llegando a Sarnes donde llama nuestra atención el perfil del pequeño pueblo con una curiosa montaña-isla al fondo, en medio del mar. A nuestra espalda un peñasco montañoso está lleno de gaviotas que nos acompañan con su peculiar sonido.

Dejando atrás la entrada a Honningsvag y, más tarde, el cruce hacia Kamøyvær paramos en un pequeño mirador con preciosas vistas sobre el Risfjorden para volar de nuevo el dron.

Así, poco a poco, nos vamos acercando a Nordkkapp , con frecuencia aparecen renos junto a la carretera y nos detenemos brevemente para hacer fotos y dejarles pasar tranquilamente si deciden invadirla.

Poco a poco, según avanzamos, la niebla comienza a envolvernos, hace viento y la temperatura está bajando bastante.  Esto nos recuerda a la última vez que estuvimos aquí y al bajar de la AC el viento casi nos llevaba. Esperemos que no dure mucho tiempo.

En la garita que vigila la entrada al recinto nos atiende en español un chico peruano muy simpático. La entrada incluye el aparcamiento y el acceso a las instalaciones del edificio, pero nos convence para comprar un vale de desayuno en la cafetería. Es un bufete escandinavo que, según él, merece la pena. Cuesta 150 NOK por persona. Adquirimos solo dos porque Javier todavía está convaleciente de la diverticulitis y no puede comer casi nada.

Aparcamos en la explanada de cara al norte y nos vamos al centro de visitantes. Allí cargamos las baterías de la cámara ya que a media tarde la conexión el mechero del coche ha dejado de funcionar. Permanecemos un rato descansando y disfrutando de las escasas vistas que la niebla nos permite. Solo salimos un momento, bajo un fuerte viento, para hacernos una foto rápida de la bola. Simplemente para decir a la familia que ya estamos aquí. Mañana podremos hacer más.

La noche es mala, la autocaravana se mueve mucho y hay mucho ruido de viento. Además, en algún momento de la noche bajan las temperaturas y nos sorprenden con la calefacción apagada. Tenemos frío al amanecer.

DÍA 5- DOMINGO 24 JULIO: RECORRIDO POR MAGEROYA (97 Km)

Comenzamos el día con un estupendo desayuno que será el colofón a nuestra estancia. Nuestro amable anfitrión de ayer no nos engañó, el buffet es espectacular y las vistas ni te cuento. Un verdadero lujo estar aquí a estas horas de la mañana con muy poca gente disfrutando de estos majares. Además, atendiendo el buffet nos encontramos a una pareja de jóvenes de Elche que han venido a trabajar aquí durante el verano. Podemos charlar un ratito con ellos.

Terminado el desayuno salimos a la plataforma sobre los acantilados que dan al Océano Glaciar Ártico y nos acercamos de nuevo a la famosa bola, emblema de este mítico lugar. El viento, todavía muy fuerte, hace difícil llegar a ella. Recorremos toda la zona, incluido el Monumento a los Niños del Mundo, hacemos fotos y volvemos a la autocaravana para iniciar una ruta por la isla.

En cuanto salimos a la carretera comenzamos a ver renos. A lo largo de la jornada invadirán con frecuencia nuestro camino, deleitándonos con su presencia.

La primera parada será en Skarsvåg. En cuanto nos desviamos de la carretera principal para dirigirnos a este pequeño pueblo, podemos obtener claras vistas del llamado Cuerno de Cabo Norte que podemos fotografiar desde un lado de la carretera. Al llegar aparcamos cerca del puerto de este pueblo de apenas un puñado de casas y salimos a dar un paseo y realizar fotos. Los barcos, casi tan numerosos como las casas nos ofrecen una bonita estampa en este soleado día.

Desde aquí nos marchamos a Kamøyvær desviándonos por la Fv172 que bordea el Risfjorden hasta llegar a esta pequeña aldea pesquera, no mucho más grande que la anterior. Aparcamos en una gran esplanada junto al mar y nos disponemos a comer en la AC. Durante la comida, un reno se acerca y pasa tranquilamente a nuestro lado. Nosotros nos afanamos en hacerle fotos desde la ventana, desde la puerta… Luego, cuando salimos tras la comida a recorrer el puerto, al rodear el cabo nos lo encontramos de nuevo comiendo tranquilamente cerca del agua y le podemos fotografiar desde muy cerca.

Pronto comienza a llover y vamos deshaciendo lo andado para regresar a la autocaravana y poner rumbo a Gjesvær.  El trayecto por la Fv156 va cruzando un paisaje desértico de tundra, casi lunar, pero tiene su encanto por inhóspito y solitario. No queremos ni imaginar cómo será en invierno. Vemos carteles que indican el horario de acceso por carretera en esos fríos meses siguiendo a una quitanieves en un convoy que sale dos veces al día desde la carretera principal. Lo mismo sucede con el acceso a Nordkapp.  

Las vistas al llegar a lo alto de la bahía dónde está el pueblo, básicamente construido en una isla, son fantásticas, a pesar de la lluvia. Hacemos algunas fotos y satisfechos, pero cansados, regresamos hacia Cabo Norte. Nos alegra ver que las nubes están cada vez más dispersas y el sol aparece de modo intermitente.

Al llegar, cenamos en la autocaravana y nos dirigimos a la bola. Hoy hay mucha más gente y el parking está lleno de autobuses. No hace ya nada de viento y el cielo, aunque permanece nublado, está algo más claro. Poco antes de la puesta de sol, aparece brillante entre las nubes y la gente se vuelve loca, agolpándose rápidamente junto a la valla que rodea el acantilado. Esta luz se nos regala durante un buen rato, pero justo antes de que el sol toque el mar las nubes lo cubren de nuevo y solo podemos ver su luz reflejada en las nubes más altas. Es un bonito atardecer, pero el sol de media noche lo veremos mucho mejor en días posteriores en las Islas Lofoten. Compartimos este momento en directo por videollamada con Bego, ya que no ha podido acompañarnos.

Permanecemos aquí hasta las 12:30 y luego regresamos a la autocaravana para descansar. Hoy pasamos una noche tranquila y no nos olvidamos de encender la calefacción.

DÍA 6- LUNES 25 JULIO: NORDKAPP-ALTA(279 Km)

Hoy madrugamos para poder volar el dron antes que comience el viento fuerte que anuncia la predicción meteorológica de Google. Por suerte ha amanecido sin una sola nube. Usamos los baños del parking porque hoy no vamos a desayunar en el buffet, sino en la autocaravana.

Al terminar, mientras Javi, acompañado de Javier, se acerca a la bola para volar del dron, yo, como siempre, me distancio. Me pongo muy nerviosa pensando que se va a estrellar contra las rocas del acantilado. Comienza el vuelo en tierra firme para tantear el viento y, finalmente lo saca al vacío, consiguiendo tomas impresionantes. Yo me dedico a dar un repaso fotográfico a la zona.

Terminado el vuelo, vamos a hacernos la última foto en la bola y nos dirigimos al hall del edificio con intención de cargar las baterías de la cámara mientras tomamos un café, pero la cafetería no abre hasta las 11 así que las dejamos cargando y nos vamos a tomar el café a la autocaravana.

Después regresamos a recogerlas y aprovechamos para dar un último vistazo a este lugar del que nos cuesta mucho irnos.

 Ya en carretera, poco después vemos un pequeño campamento sami que básicamente consiste en una cabaña en la que venden souvenirs de artesanía, un cercado con renos y un lavvu de tela rodeado de algunos aparejos. Paramos como hicimos hace años y vemos que la señora que lo regenta es la misma. Además de comprar algún recuerdo, nos hacemos una foto con ella como antaño.

Después de la parada, repetimos la ruta de ayer hasta llegar a Gjesvær. Tenemos dos ideas en mente: volar el dron siguiéndonos mientras circulamos por esta carretera de poco tráfico y repetir la foto en el mirador sobre este pueblecito, ya que ayer llovía y la visibilidad era escasa.

Lo primero lo conseguimos sin problema con gran éxito y, cuando estamos en el mirador para hacer la foto vemos como un grupo de renos se lanza al agua para pasar nadando de una isla a otra.  Parece que estemos viendo un programa de naturaleza de National Geografic. Nos sentimos afortunados de poder verlo y rápidamente intentamos captarlo tanto con la cámara de fotos como volando hacia allí el dron. Esto último es menos rápido y para cuando el dron llega a la altura de los renos ya están saliendo del agua. Aun así, las tomas desde el aire, no solo de los renos, sino de todo el paisaje, son espectaculares.

Comentando lo ocurrido, nos ponemos en marcha hacia Honningsvåg. Queremos comer allí y hacer una pequeña compra de provisiones, sabemos que en las afueras hay un Rema 1000. A medio camino paramos a fotografiar un pequeño lago lleno de flores blancas típicas de la tundra que, si no nos equivocamos, ya habíamos inmortalizado con unos renos de fondo hace años.

Cuando llegamos al supermercado, mientras ellos van a comprar, yo comienzo a hacer la comida. Y es en la sobremesa, cuando estamos lavando los platos, cuando nos damos cuenta que el agua deja de salir. La bomba de agua deja de funcionar. Vamos descartando posibilidades mientras hablamos por Whatsapp con la empresa de alquiler. No conseguimos nada y finalmente acordamos intentar ir a un taller mañana a primera hora.

Todavía dando vueltas en la cabeza a la posible resolución de este problema, nos ponemos en marcha. Aún podemos disfrutar con la presencia de renos de enormes cornamentas que cruzan la carretera e incluso ver unos delfines saltando en el mar, mientras esperamos en un semáforo para entrar a un túnel.

Cuando dejamos la costa y nos metemos hacia el interior en dirección a Alta, el entorno se vuelve más boscoso. Un río nos acompaña dándole vida al paisaje. Hemos pensado ir a dormir a un camping para tener agua esta noche y tras mirar en Google y decidirnos por el River Alta, vamos directos allí. Conseguimos una plaza con electricidad que nos cuesta 350 NOK para los 3 con todo incluido, excepto lavadora y secadora que nos cuesta 40 NOK cada una. Las duchas nos saben a gloria y podemos por primera vez disponer de electricidad. La calefacción hoy nos reconforta y podemos cargar todo. Además, tengo secador y aprovecho para lavarme el pelo.

DÍA 7- MARTES 26 JULIO: ALTA-TROMSO (385 Km)

Amanece nublado, pero no hace frío. Es muy agradable este clima.

Tomamos un buen desayuno, ponemos a punto la autocaravana y nos dirigimos al taller. En una hora nuestro amigo “Thor” tiene el problema resuelto. Pagamos y guardamos la factura para reclamar después su importe. Esperamos que no haya problemas en que la empresa de alquiler nos la abone. Con la sensación de paz que da tenerlo todo en orden, nos ponemos en marcha aproximadamente a las 11:30 de la mañana.

Rodeamos el fiordo de Alta parando un par de veces para hacer fotos. Y en el trayecto encontramos de nuevo preciosos renos de altas cornamentas, dos de ellos dentro de un túnel. Carteles a la entrada advierten sobre esta posibilidad, pero, aun así, son una gata sorpresa para nosotros.

Vamos alternando tramos en los que bordeamos el agua pasando junto a pequeños puertos con otros en los que nos adentramos en zonas más verdes y despobladas. Llaman nuestra atención los grandes campos de flores que crecen tan juntas, que parecen un tapiz.

Al llegar a Gildetun justo en uno de los puertos cuyas cimas tienen algo de nieve, paramos a comer y disfrutar del increíble paisaje. Estamos justo al lado de un hotel formado por cabañas independientes de madera con tejado de hierba el estilo tradicional, ambientado en la cultura Sami. Hay también una tienda de recuerdos tradicionales en una cabaña. Elegimos un imán, pero no conseguimos comprarlo porque no admiten el pago con tarjeta y en este momento no tenemos efectivo.

Después de comer, volamos el dron, hacemos fotos y continuamos el camino bajando el puerto que discurre entre un espeso bosque. Han comenzado a aparecer señales de doble advertencia una de renos y otra de alces. Nos haría mucha ilusión verlos, pero hace rato han dejado de cruzarse en nuestro camino.

El paisaje es muy bonito y pronto comienzan a verse al fondo las escarpadas cumbres nevadas de los llamados Alpes del Lyngen. El punto con mejores vistas lo alcanzamos en el embarcadero de ferry de Rotsund. Hacemos fotos, de nuevo volamos el dron y, a partir de ahí, iniciamos un tramo de recorrido sencillamente espectacular.

No podemos evitar parar a hacer fotos a cada oportunidad. Se ven glaciares entre algunas de las cimas que destacan sobre las aguas del fiordo rodeadas de flores y las nubes bajas aparecen dando mayor encanto…  cada rincón es más bonito que el anterior. Estamos bordeando el Lyngefjord.

Poco después aparece la lluvia que comienza a hacerse intensa por momentos. Cada vez vemos menos el paisaje. Cuando planeamos el itinerario teníamos previsto para esta tarde visitar el glaciar Steindalsbreen, en la que sería nuestra primera ruta caminando de este viaje. Pero ni el clima ni la hora acompañan (Y parece que mañana tampoco). El tener que ir al taller esta mañana nos ha retrasado mucho así que decidimos seguir sin hacer ninguna parada más hasta Tromsø. Queremos al menos subir al mirador (si no está muy nublado) y sabemos que cierran a las 11. Una vez allí descubrimos que para bajar no cierra hasta las 12, menos mal.

Tenemos suerte en esto y llegando a Tromsø el tiempo va mejorando. A las 10 entramos en el aparcamiento y no nos entretenemos en cenar. Cogemos unos frutos secos, las cámaras de foto y las chaquetas y nos ponemos en marcha. Subimos solos en el funicular y, una vez arriba, nos encontramos con un paisaje muy especial.

Además de la ciudad, con su peculiar perfil sobre una isla, se ven al fondo las cimas nevadas de las montañas que la rodean. A la izquierda hay numerosas nubes bajas sobre las que destaca la nieve, a la derecha la preciosa luz del Sol de Medianoche asomando sobre las cimas como si de fuego se tratase. Nos quedamos una hora disfrutando de las vistas y dando una vuelta por los alrededores. No hace demasiado frío y las vistas a esta hora del final del día merecen la pena.

Tomamos de nuevo el funicular y descendemos hasta la autocaravana para trasladarnos a un aparcamiento que ya traíamos localizado en las afueras de la ciudad, junto a un campo de fútbol. Allí hay aparcadas ya cuatro o cinco autocaravanas y esto siempre da cierta tranquilidad. Cenamos y dormimos plácidamente en este tranquilo entorno, de nuevo con la calefacción encendida.

DÍA 8- MIÉRCOLES 27 JULIO: TROMSO-ISLAS LOFOTEN (395 Km)

Hoy el pronóstico del tiempo es el peor que encontraremos este viaje. Prevé lluvias durante todo el día, así que decidimos dormir algo más, ya que queda descartada la excursión al glaciar y también la visita prevista para hoy a la isla de Senja.

Pasamos la mañana visitando la ciudad de Tromsø bajo la lluvia. En las tiendas de la calle principal degustamos salami de reno, alce y ballena, decantándonos por el último. Encontramos y compramos el mismo imán que vimos ayer en la tienda sami. Aquí es un poco más caro, pero admiten tarjeta. Como tenemos aparcada la autocaravana junto a Polaria. Decidimos usar sus servicios antes de comer un almuerzo y continuar la ruta. Hemos decidido ir directo a las Islas Lofoten.

A la altura del lago Takvatnet hay montado un gran campamento Sami, imaginamos que para los turistas. A su lado hay una bonita área de descanso. Tomamos nota para futuros viajes a esta zona, pero no nos detenemos. Hoy la ruta tiene menos parada, ya que el paisaje es poco visible por culpa de la lluvia.

En en uno de los tramos descubro que la conexión de 12 voltios que supuestamente nos habían arreglado ayer en el taller no funciona. ¡Vaya decepción! Ahora no puedo cargar la batería de la cámara de fotos y de haberlo sabido antes lo habría hecho en alguna cafetería de Tromsø.

La etapa de coche va transcurriendo tranquila y, ya entrada la tarde, llegamos al puente Tjeldsund que da acceso a las Islas Vesterålen. La lluvia ha cesado y el paisaje comienza a ofrecer bellas vistas. Estas islas ofrecen tranquilas playas de aguas turquesas sobre la blanca arena del fondo. Las cimas de las Lofoten comienzan a apreciarse al fondo en algunos tramos de la ruta. Pero lo más destacado de la tarde es la aparición de un grupo de alces pastando tranquilamente cerca de la carretera. Descubrimos su presencia gracias a que un coche se ha detenido a su lado. Ya hemos pasado de largo, pero rápidamente damos la vuelta y nos detenemos a su altura para verlos y poder haceres fotos desde la ventanilla. Son impresionantes, mucho más grandes que los renos. ¡Ha sido una suerte encontrarlos!

Después de esto, continuamos la ruta adentrándonos en estas islas que tanto nos gustan. Justo al pasar el cartel que indica la entrada a las islas Lofoten, nos detenemos en una pequeña zona de descanso junto a la carretera. Aparcamos de modo que podamos disfrutar de las vistas con un largo atardecer sobre el mar y las montañas del fondo.  La claridad es muy duradera gracias al Sol de Medianoche. Realizamos una videoconferencia con los que están en casa, hoy se han reunido para cenar. Compartimos paisaje y anécdotas, pero la cobertura no es muy buena y la videollamada es breve por la dificultad de conectar con cierta calidad.

Cenamos, damos un breve paseo por la zona y pasamos la noche tranquilamente, esperando con ilusión el día de mañana en el que iniciamos nuestra andadura por estas islas Lofoten, otro de los destinos fuertes de este viaje.

DÍA 9 – JUEVES 28 JULIO: ISLAS LOFOTEN (175 Km)

Amanecemos en este precioso lugar y nos disponemos a desayunar.  Hoy emprendemos el día con mucha ilusión por fin estamos de nuevo en las Islas Lofoten, para nosotros uno de los paraísos de Noruega.

Lo primero que hacemos es retroceder un poquito el camino para tomar la carretera que bordea el Tengelfjord. Queremos acercarnos lo más posible por carretera al famoso Fiordo del Troll. Sabemos que sólo podemos quedar frente a él y que es complicado ver algo, pero queremos intentarlo. Estuvimos mirando antes de venir la posibilidad de tomar un barco y hacer un crucero por sus aguas, pero ninguno parte desde esta zona. Hay que tomarlo en Svolvaer y la duración del trayecto es bastante larga, nos pareció demasiado tiempo invertido teniendo en cuenta que ya hemos navegado por fiordos similares e igualmente bonitos, como el Naeroy y el de Geiranger, en otras ocasiones.

El recorrido a lo largo de esta carretera resulta verdaderamente espectacular en estas primeras horas del día. El paisaje es impresionante y la luz lo realza todavía más. No podemos evitar parar a cada momento. Vemos cascadas cayendo de la montaña, pequeños pueblecitos con embarcaderos donde el agua brilla como un espejo, lagos cristalinos y, para dar un toque pintoresco, están las ovejas invadiendo la vía.

Nos detenemos al llegar a la altura del fiordo, sabemos que está ahí porque Google Maps nos lo indica, pero no podemos verlo. Entre él y nosotros hay un gran islote que lo tapa completamente. Decidimos enviar el dron y pasamos uno de los momentos más tensos del viaje. La distancia que a simple vista parece pequeña, es tan grande que, en un momento dado, perdemos la señal. Por primera y única vez en el viaje tenemos que pulsar el “botón de pánico” para hacerle volver. Menos mal que la tecnología sale en nuestro rescate y funciona a la perfección. Pasado el susto he de decir que las imágenes merecen la pena, aunque solo captamos la entrada. Imposible adentrarnos más en él. Las distancias engañan a la vista.

Tras esta pequeña aventura vamos regresando, deshaciendo lo andado, con nuevas paradas para acercar el dron a la cascada, bajar a nivel del lago para sacar una foto del reflejo del paisaje que ofrecen sus tranquilas aguas… Poco a poco llegamos de nuevo a la E10 y continuar nuestro recorrido por las Lofoten.

Recorrer estas islas siempre es una maravilla. Poco a poco, vamos avanzando, disfrutando de lo que vemos. La primera parada fotográfica la hacemos en un mirador sobre el Austnesfjord, poco después de Vestpollen.

Pronto estamos cruzando Svolvaer sin detenernos más que para poner gasolina y hacer uso de sus instalaciones. Continuamos hacia Henningsvaer, nuestro siguiente objetivo.

Al desviarnos de la carretera principal para tomar la 816 lo primero que encontramos es la playa Rorvik. Una playa de la que yo guardaba muy buenos recuerdos y bellas fotos. Hoy no se parece tanto. Lo primero hace mucho sol y eso resta encanto, pero además hoy es mediodía y la última vez que estuve aquí era por la tarde. Diferente nivel del agua, diferente luz y diferente clima a los que se suma bastante más gente. En aquella ocasión estábamos solos en una arena impoluta que reflejaba el cercano atardecer.

Hago un paréntesis para comentar que el turismo cada vez más abundante lo cambia todo y que estas islas, que en nuestros primeros dos viajes eran casi vírgenes, comienzan a ser un destino poco a poco masificado sobre todo en verano y en un día soleado como hoy. Algún encanto se pierde en el camino.

Es tanta la cantidad de coches que empezamos a dudar si podremos aparcar, y esta sensación se repetirá en los próximos días. Tenemos suerte y a la entrada de esta población encontramos a un vehículo saliendo del “aparcamiento” (descampado junto al inicio del pueblo) ¡Menos mal!

Henningsvaer es una localidad pesquera ubicada entre varios islotes a los que se accede por diversos puentes. Sus coloridas casas de madera bordeando el agua en paralelo a una hilera de barcos ofrecen una estampa muy bonita. Hoy está bastante animada con terrazas al sol llenas de gente.

Pero sin duda lo que ha dado más fama a este lugar en los últimos años han sido las imágenes desde el aire de su peculiar campo de fútbol situado en uno de los islotes. Nosotros tampoco nos resistimos a hacer volar el dron sobre él. No solo por la curiosa ubicación del campo, sino por la bella imagen que ofrece esta sucesión de islotes.

Pasamos un largo rato recorriendo y fotografiando la zona antes de regresar a la AC para comer y continuar hacia la siguiente isla. Nuestro destino ahora es el museo Vikingo Lofotr en Borg.

Llegamos a media tarde, aparcamos dentro del recinto del museo y nos dirigimos a las taquillas. Las ovejas al escucharnos corren despavoridas por el prado. La estampa que ofrece esta reconstrucción de la casa de un jefe vikingo con forma de barco invertido, en medio de un entorno tan verde, nos traslada a otros tiempos. Ya nos impresionó la primera vez que estuvimos aquí y por eso hemos querido regresar.  Lo malo es que se nos ha hecho un poco tarde para los horarios de este país y están a punto de cerrar. Podemos acceder, pero sólo disponemos de una hora para visitarlo. La visita ha variado un poco porque ahora además de la casa en si y los alrededores han añadido un museo con diversos objetos y proyecciones que narran la historia de este asentamiento.

Sin tener claro que se pueda alterar el orden de la visita, visitamos primero el museo que nos entretiene demasiado y, para cuando llegamos a la casa, cuyo interior es lo mejor de la visita, están preparando el local para las cenas temáticas que ofrecen por las noches y casi nos sentimos molestando. En definitiva, no le dedicamos tanto tiempo como habríamos deseado.

Salimos después a recorrer los alrededores que intentan mantener como en aquellos tiempos con corrales de animales y, para dirigirnos al embarcadero que forma parte de la visita, en lugar de ir andando nos han indicado como llegar en coche para que no nos dejen encerrados. Es fácil y nos permite acercar la AC hasta el borde del bosque que hay que atravesar y que han ambientado desde el museo. Al salir al claro hay algunas cabañas en las que se hacen demostraciones de actividades de la época por las mañanas. Está el herrero, el carpintero, etc… En el agua, con las velas recogidas esta un barco drakar pequeño que realiza paseos por el agua en el horario de visita.

Después de este recorrido regresamos a la AC y tomamos de nuevo la carretera que nos conducirá a la siguiente isla. Se acerca el final del día (que no la noche) y decidimos parar en un área muy nueva y cuidada en la isla Offersoya. Junto a ella hay un monumento en la pared rocosa llamado Loftruna. El área forma parte de una de las rutas turísticas de este país y tiene bonitas vistas del mar. Su nombre es Skreda.

CONTINUARÁ…

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