Escocia

INTRODUCCIÓN

Este viaje lo hemos realizado con nuestros hijos de 22 y 19 años en agosto de 2017 acompañados por una segunda familia con tres peques de 12, 8 y 2 años. Hemos volado Alicante-Glasgow y desde allí hemos continuado con dos autocaravanas de alquiler: Roller Team 746 y Roller Team Zefiro 295.

Nueve días en los que hemos realizado un recorrido circular de aproximadamente 1500 Km, priorizando la costa oeste de Escocia y la isla de Skye y finalizando en Edimburgo.

 

AGRADECIMIENTOS

Una vez más nuestro agradecimiento a todas las personas que comparten sus experiencias a través de Internet. Para nosotros son de valor incalculable ya que su información nos resulta mucho más útil que cualquier guía de viajes. Su ejemplo nos invita a compartir también las nuestras.

Especialmente, en esta ocasión, tenemos que agradecer el relato de Koldos y Eva V. del foro de AC Pasión y el de muchos otros autocaravanistas como Lofini, Katana, Neus, conocidos de mis anteriores viajes a Noruega. Además, me ha sido muy útil el relato en el blog de Irene y Raúl y algún otro encontrado en la web al azar.

Gracias también a nuestros compañeros de viaje por hacérnoslo tan fácil, en especial a los peques que siempre aportan alegría al grupo, y a Eli y Mariví por acompañarnos y ser nuestros guías en Edimburgo.

 

UN DESTINO QUE NUNCA FUE SOÑADO

Escocia era uno de esos destinos que permanecían adormecidos en nuestros planes de viaje. Varios inconvenientes conseguían siempre que termináramos por dejarlo para otra ocasión. Primero el temor a que, conociendo bien Noruega, este país nos “supiera a poco”. Segundo que llegar con nuestro coche hasta allí y cruzar toda Gran Bretaña era difícil, o al menos caro, ya que pasaba por tomar un ferry o el Eurotúnel y buscar alojamientos intermedios en un país en el que, salvo los Bed & Breadfast, tiene precios bastante altos (nada que ver con Francia que siempre nos resulta un estupendo país para hacer noches intermedias por su gran oferta en alojamientos “de ruta” con precios muy razonables). Eso, sumado a tener que conducir por el lado contrario, nos quitaba un poco las ganas. Pero, además, aun considerando la posibilidad de llegar en avión y alquilar allí un coche, nos resultaba difícil el alojamiento tanto por los altos precios como, sobre todo, por la escasa disponibilidad de viviendas de alquiler en algunas zonas de la costa oeste, que era la zona que más interés despertaba en nosotros. Barajamos la posibilidad de alquilar una casa en un par de puntos estratégicos más urbanizados y movernos desde allí, pero aquí, como pasó en Noruega, el trazado de carreteras muy estrechas, a veces de un solo carril, con unos límites muy bajos de velocidad, no hace operativo el tener que regresar cada noche al mismo lugar.

Y así llegó la idea de hacerlo como entonces, alquilando una autocaravana. La primera búsqueda, el año pasado, ya comenzado el verano, nos hizo desistir por los precios, bastante más altos que las que habíamos alquilado en Alemania. Pero de nuevo este año, con muchos más meses de adelanto comenzamos a investigar, para llegar finalmente a la conclusión de que teniendo en cuenta los precios de los alojamientos en Escocia, a los que habría que sumar un coche de alquiler, tampoco se podía decir que fuera muy caro, de hecho, salía más económico. Y así nos animamos a planificarlo.

PROYECTANDO EL VIAJE

Al haber sido tantas veces desechado como destino de nuestro viaje de verano, no disponíamos de demasiada información previa acerca de lo que podríamos ver allí, al menos no mucha más de la que le atribuyen los tópicos del país: acantilados verdes, gaitas, whisky, y castillos en ruinas. Así pues, comenzamos a leer, como siempre solemos hacer, los relatos de los autocaravanistas que nos precedieron. Tantos relatos, que la información que fuimos obteniendo ha superado con mucho la que realmente hemos necesitado (Tendremos que regresar en breve ¿no?)

Fuimos trazando en un mapa una ambiciosa ruta a la que poco a poco íbamos añadiendo más y más lugares que visitar, de modo que antes de partir la ilusión se había triplicado y lo que empezó como un intento de cambiar de destino terminó siendo una gran meta. ¡Escocia ofrecía mucho más de lo que esperábamos!

He de añadir que una buena parte de esa ilusión previa era el volver a viajar en autocaravana, ya que, tanto nuestros hijos como nosotros, guardábamos un precioso recuerdo de esa experiencia en el pasado, que ahora afrontábamos un poco inciertos, porque no somos ya una familia con dos niños, sino con otros dos adultos a los que siempre resulta algo más difícil complacer. Nuestras dudas eran injustificadas y la experiencia, una vez más, resultó increíble. Es un medio de viaje absolutamente estupendo para nosotros, al menos en países de este tipo.

 

ALQUILAR LA AUTOCARAVANA

Una de las tareas más complicadas para planificar este viaje fue cuadrar la disponibilidad de autocaravanas de alquiler con el horario y días de vuelos en oferta (en viajes previos habíamos ido con nuestro coche hasta el lugar de alquiler). Las empresas barajadas eran: McRent o Rockin Vans y nos quedamos con la segunda, volando a Glasgow, pero no fue tarea fácil llegar a esa decisión.

En principio preferíamos McRent, por ser conocida para nosotros y porque era la más cercana al aeropuerto de Edimburgo, que era nuestra elección inicial, pero no salió así. Para que os hagáis una idea lo complicado que era cuadrarlo todo os resumo los datos con los que contábamos y que debíamos cotejar con los vuelos Low Cost:

En Mc Rent los traslados del aeropuerto de Edimburgo a la empresa de alquiler costaban 60 libras extras por viaje. Si la dejabas o recogías en sábado 50 libras extra y los domingos no daban servicio.

En Rockin Vans el traslado para el aeropuerto de Glasgow era gratuito (al poco de hacer la reserva cambió a 30 libras) y los sábados y los domingos dan servicio con normalidad.

En cuanto a horarios, en Rockin Vans entregan la caravana a las 14h y hay que devolverla a las 11h. Pero puedes cogerla antes o dejarla más tarde con un suplemento de 50 libras. (Nunca antes de las 9h ni después de las 17h).

En Mc Rent el horario es de 15h a 17h para cogerla y el de dejarla de 9h a 11h sin otra posibilidad, salvo quizá adelantar algunas horas la recogida si estuviera disponible.

Lo que al final inclinó la balanza a favor de Rockin Vans es que en Mc Rent no se permitía alquilar menos de 10 días. Nos fue imposible cuadrar vuelos con 10 días de diferencia que además no cayeran en fin de semana. Además, desde Alicante, los vuelos interesantes en precio llegaban después de las 5 de la tarde y no pudimos encontrar ningún alojamiento barato cerca del aeropuerto para esperar al día siguiente. De ningún modo nos iban a esperar esa tarde (lo preguntamos por e-mail)

Ahora, una vez terminado el viaje, he de decir que como empresa tenemos mejor impresión de McRent, de nuestros alquileres previos en Alemania. Rockin Vans se ajustaba mejor a nuestras necesidades y las caravanas estaban en muy buen estado, pero nos dieron una imagen menos profesional, con algunos inconvenientes como darnos una caravana distinta a la que nos habían ofrecido por e-mail. Quiero aclarar que sabemos que en general las empresas de alquiler las tienen catalogadas por categorías y que no te aseguran un modelo, pero es que en este caso nos enviaron el número de modelo y fotos. Nos hicimos la idea y después nos dieron otra. Fue una decepción. Otros pequeños detalles que relato más adelante también contribuyeron a darnos una impresión de poca seriedad.

Por lo demás fueron muy amables en el trato y si alguna vez pensáis en alquilar una pequeña, tipo camper, ofrecen varios modelos interesantes.

Nuestro vuelo llegaba a Glasgow a las 9 de la mañana y nuestra intención era pagar las 50 libras extras para tener la AC desde el primer momento e iniciar pronto la ruta, ya que sólo pudimos cuadrar una estancia de 9 días y eran pocos, pero esperamos mucho a solicitar estas horas extra y la empresa no disponía de autocaravanas hasta la hora de recogida habitual (las 15h). Rápidamente ingeniamos un plan B que no estuvo mal. Por ese mismo precio alquilamos un coche grande para cada familia y aprovechamos las horas de diferencia para hacer la compra en un enorme TESCO que teníamos localizado previamente. Así habría una cosa menos que hacer al recoger la autocaravana.

PREPARATIVOS

Una vez reservada la autocaravana tocaba leer los mil y un relatos sobre escocia que había conseguido, extrayendo la información, tanto práctica como turística, a una tabla de Word, a la vez que los iba ubicando en el mapa. En este viaje, por primera vez, usando el Google Maps para dejar señalizados sobre él los puntos de interés. Como ya no hay roaming, después me serviría de navegador, una vez allí.

A partir de los lugares de interés marcados en el mapa fue fácil establecer una posible ruta, siempre abierta a cambios ya que había que aprovechar la libertad de viajar en autocaravana.

Entre los sitios marcados llevábamos lugares de pernocta aconsejados por algún autocaravanista, pero también campings por si, como decía Koldos en su relato, aparecía alguien esa noche a poner el cartel de “no overnight”

 HOJA DE RUTA (PROYECTO PREVIO)

Campings y lugares de pernocta

Una de las cosas que menos ayuda a viajar por Escocia en autocaravana es la ausencia de una guía de campings del país (al menos una publicada desde la oficina de turismo), por ello, otra información que recopilamos fueron las páginas web y teléfonos de los campings que se iban nombrando en los distintos relatos por si debíamos llamar a reservar. Y nos fueron muy útiles. No sé que tenía de especial este año o si era por estar en el mes de agosto, pero ninguno de los relatos que leímos hablaba de dificultades para encontrar plaza en un camping, ni de que fuera necesaria reserva alguna. Sin embargo, nosotros si tuvimos dificultades en alguna zona costera. A partir de ahí la noche en la que necesitábamos los servicios de un camping reservábamos previamente con una llamada. Algunos campings no dejan entrar después de cierta hora (entre las 18:00 y las 20:00, más frecuentemente a las 18:00) ni aunque hubiera reserva previa. Sólo alguno permitía acampar a tu aire si llegabas tarde y efectuar el pago al día siguiente.

Desde casa únicamente llevábamos reservado y pagado el camping de Edimburgo. Es el más caro, pero también el más necesario por ser una gran ciudad.  Hay que hacerlo por adelantado porque en agosto por los festivales están “a tope”.

En cuanto a lugares de pernocta fuera de camping la información más útil fue la de los relatos. Cada sitio sugerido estaba anotado cuidadosamente en nuestro Google Maps para localizarlo fácilmente. Y, excepto uno de ellos, no nos fallaron.

Escocia en autocaravanaLa única información “oficial” de sitios permitidos como áreas de AC la obtuvimos estando allí, en el parque Loch Lomond & The Trossachs National Park. Por casualidad descubrimos unos folletos turísticos que proporciona el parque en el que están indicadas zona de acampada libre en tienda y zonas de pernocta para caravanas y autocaravanas. No creo que se pueda conseguir desde aquí, por si acaso os dejo la foto (Si pincháis en él podréis ver su interior con el detalle de las zonas permitidas en el parque como lugar de pernocta)

Por lo general es más fácil pernoctar fuera de camping en la Isla de Skye y en la costa oeste del país, partiendo de la isla hacia el norte y mucho más complicado en las zonas más turísticas cercanas a Fort Williams o Inverness.

Llevábamos también ubicación de gasolineras y supermercados obtenidas con Google Maps. Sobre todo del norte del país, donde sabemos que hay menos, para asegurarnos de llenar el depósito y la nevera a tiempo.

Información turística

Los lugares naturales a visitar quedaron pronto elegidos, pero costó algo más decidir que castillos visitaríamos y si hacer o no algún safari de avistamiento de delfines o de focas. Para ayudarnos a tomar esa decisión (siempre abierta a los acontecimientos o la disponibilidad de tiempo una vez allí) tuvimos que consultar en diferentes páginas web que añadieran datos concretos como horarios y precios a las opiniones recogidas en los diferentes relatos.

La página de partida fue siempre la de turismo de Escocia que además es de las pocas en español: https://www.visitscotland.com/es-es/

A partir de esa, para concretar, íbamos entrando en la de aquellos lugares que despertaban nuestro interés:

 Castillo de Eilean Donan….. http://www.eileandonancastle.com/

 Castillo de Blair…………….. https://blair-castle.co.uk/

 Castillo de Dunvegan ……… http://www.dunvegancastle.com/

 Castillo de Inveraray………… https://www.inveraray-castle.com/

 Castillo de Stirling…………… https://www.stirlingcastle.gov.uk/  

 Castillo de Edimburgo……… www.edinburghcastle.gov.uk

Algunos otros castillos como el de Urquhart no tienen página propia, sino que comparten espacio en esta:     https://www.historicenvironment.scot/

 Moumento a William Wallace en Stirling…… https://www.nationalwallacemonument.com/

 Loch Ness Centre en Drumnadrochit…………. http://www.lochness.com

 Skye Museum of Island Life………………………… http://www.skyemuseum.co.uk/

También estuvimos consultando los diferentes pases que aglutinan la entrada a diferentes edificios históricos como el Explorer pass, para la entrada a edificios históricos o el Heritage pass, ambos con diferentes precios según la duración del periodo de validez y según el tipo de pase (adultos, niños, estudiantes…). Aprovecho para decir que en general en el país, salvo estos pases, hay muy pocas reducciones a estudiantes. Las reducciones más frecuentes son a jubilados y niños o familias. Y siguiendo con los pases, en la misma página hay un listado con los castillos o lugares a los que se pude acceder con el pase. Nosotros hicimos cuentas y para que saliera rentable había que entrar a más castillos de los previstos así que decidimos no sacarlos y menos mal, porque el único castillo al que entramos fue el de Eilean Donan y este no está incluido en ninguno de los pases. No estábamos muy sobrados de días y nos resultaba poco atractivo pasar tanto tiempo viendo salas cuando podíamos disfrutar del exterior a nuestro ritmo. No lo echamos en falta.

Rutas de senderismo

Para obtener información sobre las rutas de senderismo que a veces se citaban en los distintos relatos empleamos esta página, muy recomendable:   https://www.walkhighlands.co.uk   

Nosotros no hicimos ninguna de ellas pese a llevarlas documentadas porque nos acompañaba una niña de 2 años. De todas formas, la inmersión en la naturaleza era constante y no sentimos que nos faltara nada. Lo dejamos también para la siguiente visita.

Como mapa de carreteras compramos por Internet el “Navigator Scotland” de la editorial PHILIP’S en escalas 1:100.000 y 1:200.000, además del plano de Edimburgo. Prácticamente no lo utilizamos porque teníamos toda la información en Google Maps, pero lo adquirimos por si estábamos en algún momento en zonas sin cobertura, cosa que podía pasar según habíamos leído en algún relato. Pensando en ello también nos descargamos antes de partir, en el propio Google Maps, el mapa de toda Escocia para poder visualizarla sin conexión.

Respecto al seguro médico solicitamos la Tarjeta Sanitaria Europea en las oficinas del INSS, antes de partir, pero no necesitamos hacer uso de ella en ningún momento. Además, contratamos un seguro privado que incluía cancelación (¡ojo! Hay que contratarlo al alquilar la autocaravana o comprar el vuelo porque después de varios días ya no es posible contratar cancelación). Pensamos que era recomendable en esta ocasión porque, tanto el vuelo como la autocaravana y las entradas del festival, se pagaban con bastante antelación y podían surgir imprevistos antes de partir. Concretamente contratamos el “Totaltravel mini” de Intermundial Seguros

Respecto al equipaje decir que es un país en el que llueve con frecuencia y eso determina el vestuario a elegir, así como el clima fresco que aconseja tener siempre a mano alguna prenda de abrigo.

Nuestro atuendo habitual consistía en camiseta de manga corta, vaqueros o similar, con calzado de montaña por la impermeabilidad y los frecuentes barrizales, y, sobre esto, un polar o sudadera al que añadíamos de vez en cuando algún chubasquero o similar.

Atrás quedaron los juegos y juguetes del pasado y los imprescindibles hoy en día son los móviles, tablet, etc… cargados de música y/o películas. En esta ocasión añadimos un “minialtavoz” portátil que convertía con frecuencia nuestra autocaravana en una fiesta improvisada con los peques vecinos.

Aunque la comida la compramos allí, e incluso algún producto de aseo por reducir equipaje, he de decir que no nos resistimos a llevar alguna comida prefabricada para agilizar la elaboración. No teníamos muy claro que encontraríamos y no queríamos perder excesivo tiempo cocinando.

Otro aspecto único en este viaje es el repelente de insectos y alguna pomada antihistamínica para cuando lo primero nos fallase. Los mosquitos en Escocia son famosos y, aunque a nosotros no nos molestaron de un modo especial, aparecen en cuanto se calma el viento en zonas con agua cercana y de esas en Escocia hay muchas, muchas. Por la noche, mientras cenábamos con la luz encendida intentaban colarse a través de la claraboya del techo y, son tan pequeñitos, que a veces lo conseguían. A falta de insecticida en alguna ocasión los inmovilizamos con laca.

Respecto a la mecánica, poco podíamos llevar en avión, pero hubo un par de cosas esenciales que nos vinieron muy bien y nos facilitaron el día a día: un multiplicador de enchufes (“ladrón” o regleta) para enchufar el máximo de aparatos cuando entrábamos a camping y disponíamos de electricidad, un par de adaptadores del enchufe inglés al nuestro y un cargador de móvil desde el mechero del coche con varias salidas USB para cargar varios a la vez. Evitábamos entrar a camping cuando no era necesario.

MILITARY TATTOO FESTIVAL

En muchos relatos había oído hablar del Military Tattoo Festival o del Festival de Edimburgo, pero casi nadie que asistiera al evento, porque conseguir entradas parecía ser difícil. Con ello en mente me propuse intentarlo ya desde medio año antes y tuve suerte, pude adquirirlas en cuanto salieron a la venta. Tuvimos nuestras dudas porque son caras, no hay descuentos a los niños y es necesario poner una fecha. Todo eso nos hizo dudar, pero, al final, nos decidimos a comprarlas y que este fuera el “broche de oro” a nuestro viaje. Elegimos para ello la penúltima noche de estancia, considerando que la última sería un poco de “hacer equipaje” antes del regreso. Esa fue nuestra única fecha y lugar marcado en el recorrido. Ese mediodía debíamos llegar a Edimburgo si o si.

Ahora os puedo decir que no nos arrepentimos y pasamos una velada estupenda en la que disfrutamos tanto los niños como los mayores. Mereció la pena.

GASTOS

Los gastos una vez allí fueron mínimos. Una agradable sorpresa en un viaje inicialmente caro.

Una vez pagada la autocaravana, los vuelos, el coche de alquiler del primer día, el camping por dos noches en Edimburgo y las entradas del Military Tattoo Festival, todo ello antes de salir, no tuvimos más gastos que la gasolina (a 1’27 libras la más económica que encontramos y no fue un gasto muy grande porque los recorridos no eran demasiado largos ni las velocidades altas con lo cual el consumo era razonable), algún camping de como mucho 30€ noche aproximadamente y las compras en el supermercado Tesco que salían a precios similares a comprar aquí.

A eso sólo añadimos las entradas al Castillo de Eilean Donan, al Loch Ness Centre y al Skye Museum of Island Life.

 EL VIAJE DÍA A DÍA

DÍA 1- LUNES 14 AGOSTO:  AEROPUERTO- LOCH LOMOND-CAMPING EN ARROCHAR (112Km)

Escocia en autocaravana

La salida de nuestro vuelo a las 7’25 nos obliga a darnos un buen madrugón. A las 5 de la mañana llegan a casa nuestros compañeros de viaje y partimos para el aeropuerto en nuestros respectivos coches.

Al llegar bajamos con todo el equipaje y, mientras los conductores van a llevar los coches al parking, facturamos las dos maletas y el cochecito de la peque. Regresan justo cuando hemos terminado y nos disponemos al segundo paso importante: atravesar el control policial. Pese a ser nueve personas y una de ellas de 2 años, lo solucionamos con relativa agilidad y pasamos a sentarnos junto a la puerta de embarque. La espera nos resulta muy amena mientras damos cuenta de unos cafés y de las ensaimadas recién hechas que hemos traído. Como solemos hacer, no nos apresuramos en ponernos a la cola ya que preferimos que el equipaje de mano se vaya a la bodega, pero esta vez no tenemos suerte y nos llevamos todas las maletas al avión. En el viaje esperábamos dormir, pero, entre unos y otros, nos vamos entreteniendo y el sueño es intermitente. Como cabe esperar la más graciosa es la pequeña con su anécdota de intentar hablar con el asistente de la Tablet de su hermana pidiéndole música infantil y desesperándose porque no “le hacía caso”(en modo avión). Los adultos aprovechamos para revisar la lista de la compra.

Llegamos al aeropuerto a la hora prevista, con un cambio de clima considerable ya que la lluvia y el fresco nos reciben en cuanto bajamos del avión. En el aeropuerto, muy pequeño, vamos directos a la ventanilla de alquiler de coches para recoger los nuestros. Las autocaravanas no estarán disponibles hasta las dos y queremos ir adelantando tiempo haciendo la compra. La sorpresa es que en la cola del rental car encontramos a varias personas conocidas. Andrea a una amiga que viene de viaje con sus compañeros de clase y yo a una familia del cole ¡Qué  pequeño es el mundo!

La recogida de los coches no es tarea fácil, aunque no sabría decir si resultó más complejo el conducir por la izquierda por primera vez o manejar los coches automáticos. No sin dificultad, nos ponemos en camino hacia Kilmarnock, ciudad en la que está ubicada la empresa Rockin Vans, para dejar allí nuestro equipaje. Con los maleteros vacíos, ponemos rumbo al Tesco más próximo para hacer la compra. Como cada pequeño desplazamiento tiene su complicación aquí, acabamos creando otra de esas “historias que recordar”. Llegamos a una gran rotonda y abrumados por el abundante tráfico y la conducción en sentido contrario no nos damos cuenta de que Carlos no nos sigue. En ese momento de confusión y de mirar hacia atrás equivocamos la salida y lo hacemos antes de tiempo. Es una autovía y no podemos dar la vuelta fácilmente así que decidimos aparcar en un pequeño parking junto a la carretera en el que hay ya un camión. Situados tras él, intentamos llamarles o comunicarnos por Whatsapp. La cosa no resulta fácil ya que las llamadas se cortan o no se escuchan bien. Después de un buen rato de explicaciones. que culminan con que yo les envío mi ubicación y ellos la suya a mí, descubrimos con sorpresa que coinciden y nos damos cuenta de que están justo detrás de nosotros, pero ha parado un camión antes que ellos y nos impide verles. La situación da para muchas risas cuando descubro, bajando del coche, que les tengo allí mismo.

Entre incrédulos y divertidos seguimos hasta el supermercado y nos disponemos a hacer la compra. Provistos de carros allá vamos los nueve a recorrer pasillos viendo, leyendo y eligiendo, muchas veces sin tener muy claro lo que es cada cosa. Esto nos lleva más tiempo del que pensábamos y al salir hemos de cambiar los planes iniciales de comer en el Mc Donald que hemos visto cerca de la empresa de alquiler de las AC, y compramos comida para llevar. Tememos llegar tarde para recogerlas.

Llegamos al lugar justo cuando está lloviendo y así permanecerá hasta que nos marchemos, dificultando las tareas de traslado de equipaje y compras a las autocaravanas. La primera gran decepción es que ninguna de las dos ACs que nos han preparado corresponden con las fotos que nos enviaron por correo, aunque una de ellas se parece bastante más que la otra. Corresponde el tamaño y número de plazas, pero no la disposición. Después iremos descubriendo algunos otros detalles de la empresa que no nos han dejado una buena impresión en general. Aunque este es el peor.

Las explicaciones sobre el manejo y la revisión de posibles desperfectos se hace corriendo bajo la lluvia y malamente. Así pues, firmamos el parte de desperfectos sin haber incluido un intermitente roto en el espejo retrovisor derecho (que no descubrimos hasta que salimos a la autopista y vemos un piloto de avería encendido en el panel del coche). Después de las explicaciones, nos dejan instalándonos y se marchan los dos conductores, con un chico de la empresa, al aeropuerto a devolver los coches de alquiler. Entre tanto nos damos cuenta de que no tenemos la ropa de cama y bajamos a pedirla. No conseguimos entendernos con la chica que habla un inglés que “suena a chino”, así que recogemos las bolsas que nos da sin mirar más (otro error porque quizá revisar las bolsas era más urgente que deshacer las maletas, ya que las sabanas eran insuficientes y no lo descubrimos hasta ir a hacer las camas horas después ya lejos de allí)

Cuando regresan los conductores del aeropuerto, hemos de movernos porque van a cerrar la empresa y nos ponemos en marcha hacia el Loch Lomond, nuestro primer destino.

Rodear Glasgow exige un extra de concentración por la cantidad de tráfico, sumado a nuestra primera andanza en un vehículo de más de 7 metros y por el lado contrario al que estamos habituados. La expresión “por la izquierda” se repite en nuestras cabezas como un mantra. Aun así, con ayuda del navegador, que no es otro que el Google maps de mi teléfono móvil (agradecemos la ausencia del roaming), superamos la prueba con éxito.  

En cuanto salimos de Glasgow comienza a mejorar progresivamente el paisaje. Cruzando un gran puente sobre el río Clyde, tomamos la A82 que dejando a un lado Dumbarton nos va acercando progresivamente al Parque Nacional del Loch Lomond. En este primer tramo de lago la carretera no es demasiado estrecha y conducir no plantea dificultad. Discurre algo alejada de la orilla y no se llega a ver el agua de este famoso lago, el más grande de Escocia, de 37 km de longitud.

Al llegar a Luss hacemos una parada en un enorme parking que ya teníamos localizado previamente, junto a la oficina de turismo (56°06’11.0″N 4°38’24.3″W). No está permitido pernoctar, pero nosotros en realidad sólo pretendemos poder acercarnos al agua y tener ocasión de ver el lago de cerca. En cuanto bajamos comienza a llover de nuevo y nuestro recorrido es breve dando ocasión a alguna foto rápida junto a la orilla.

Hay un camping allí mismo y nos acercamos a preguntar porque comienza a atardecer y estamos cansados del viaje. Nos dicen que no hay plazas, pero nos dan un mapa del Parque Nacional que incluye campings y lugares de pernocta permitidos.

Continuamos la ruta, en principio con intención es buscar un lugar de pernocta anotado del relato de algún otro viajero que está muy cerca de aquí, en Ardgartan. Dejamos por un momento el Loch Lomond y nos desviamos por la A83 hacia Arrochar, junto al Loch Long. Pasamos ante un pequeño camping: Glen Loin House, pero continuamos hacia el lugar aconsejado en el relato. A pesar de llevar las coordenadas, nos pasamos la entrada y hemos de dar una arriesgada vuelta en un pequeñísimo apartadero que nos deja por un momento cruzados en medio de la calzada. Menos mal que hay muy poco tráfico. Cuando por fin llegamos a este aparcamiento solitario frente a lo que parece un hotel en desuso, descubrimos el famoso cartel de No overnight. Quien durmió aquí antes y lo recomendó, no debió verlo o simplemente lo han colocado después de su visita hace unos años. Regresamos pues al camping que acabábamos de pasar y, como la recepción está cerrada, nos instalamos sin enchufar a la toma de electricidad en dos parcelas que están desocupadas. Ya sólo nos queda cenar y dormir, el día ha sido muy largo y estamos agotados.

Pernocta: 

Camping Glen Loin House en Ardgartan (56°12’23.9″N 4°44’38.0″W)
Sin electricidad, 10 Libras

 

DÍA 2- MARTES 15 AGOSTO: ARROCHAR- GLENCOE- FORT WILIAMS- GLENFINNAN- MALLAIG (179 Km)

Escocia en autocaravana

Hoy realmente comienza nuestra aventura de recorrer Escocia en autocaravana. Nos levantamos con muchas ganas de comenzar, pero lo primero que hacemos es ir a la recepción que ya está abierta y explicar nuestra presencia aquí. Como no hemos hecho uso de la electricidad, nos cobran sólo 10 libras por cada autocaravana. Mereció la pena entrar y disponer de servicios por ese precio.

De nuevo en marcha regresamos al Loch Lomond deshaciendo el corto trayecto por la A83 que nos alejó ayer de él. Iniciamos un tramo muy difícil para la conducción de un vehículo tan grande. La carretera de doble sentido es muy estrecha, entre la montaña y el lago, y el tráfico abundante y no excesivamente lento. Da un poco de respeto y hay que estar todo el rato jugando con el equilibrio necesario para no sacar una rueda de la carretera o llevarse el retrovisor por delante. Ahora puedo decir que regresamos a la empresa de alquiler con la AC en perfecto estado (incluyendo los retrovisores, salvo el desperfecto que ya tenían al alquilar).

Finalmente dejamos atrás el Loch Lomond y continuando por la A82, que no hemos dejado en ningún momento, nos dirigimos hacia Glencoe. La primera parada la hacemos en el Loch Tulla Viewpoint (56°34’04.7″N 4°45’12.7″W). Las vistas en cuanto bajamos de la AC son impresionantes porque el juego de luces que nos deja el sol entre tormentosas nubes que se acercan a lo lejos, es muy bonito y hace ver el tapiz de hierba en el suelo más verde que nunca.

Después de unas cuantas fotos, y animados con la promesa de una interesante jornada por delante, continuamos hacia el conocido valle Glencoe, con uno de los pasajes escoceses más típicos, famoso por la gran batalla entre los MacDonald y los Campbell que, aliados a la corona inglesa, les traicionaron y les derrotaron llevando a cabo una gran matanza.

A lo largo del valle realizaremos un par de paradas en miradores que merecen la pena. Vamos un poco temerosos de no encontrar hueco para los dos enormes vehículos que conducimos, pero las paradas son breves y los vehículos se mueven con rapidez. No tenemos ninguna dificultad en encontrar espacio.

En la primera parada, algo más solitaria porque la hacemos en un pequeño parking junto a la carretera poco concurrido (56°39’15.9″N 4°51’47.2″W) tenemos ocasión de que Javier nos baile en exclusiva, después de cruzar el riachuelo por unas piedras algo inestables, mientras la peque contempla encantada. Desde este aparcamiento al siguiente mirador junto a las colinas llamadas “Las tres hermanas”, la carretera pasa por una pequeña garganta junto a una cascada (56°39’45.9″N 4°57’54.5″W) que podemos ver gracias a la baja velocidad a la que circulamos porque no hay un lugar para detenerse, y menos con los vehículos que llevamos. Este segundo mirador (56°40’04.0″N 4°59’10.4″W), por su fama, está algo más concurrido, pero podemos parar y obtener preciosas vistas y las correspondientes fotografías. Todo el valle es de postal. Hoy hemos empezado “a lo grande”. Desde cada uno de los miradores se ven rutas que parten para recorrer el valle caminando y a lo largo de todo el recorrido es frecuente ver gente con las mochilas haciendo alguna de las rutas. Por el tamaño de las mochilas me atrevería a decir que no se trata de una pequeña excursión, sino de una travesía pensada para varias jornadas. Debe ser una manera muy interesante de sacar partido a estos maravillosos paisajes, pero el impermeable no falta, creo que ni se lo quitan en todo el trayecto.

Al llegar a Loch Leven nos planteamos parar en Ballachulish, habíamos leído que hay un gran parking junto a la oficina de turismo. Entramos a dar un vistazo, pero no vemos nada de interés y decidimos continuar hacia Fort Wiliams. El paisaje ahora es mucho más marítimo, bordeando el Loch Linnhe, que en realidad no es un lago, sino un fiordo (aquí llaman Loch a todo lo que sea agua). A la entrada de la ciudad, vemos un enorme parking al lado del agua (56°48’52.4″N 5°07’03.6″W) en el que ya hay varias autocaravanas y decidimos parar a comer y ver la posibilidad de ir desde aquí a visitarla.

Resulta un gran acierto en todos los sentidos: nada más bajar de la AC un señor nos dice algo que no comprendemos, señalando el muro que separa el parking del mar en el que está el cartel de No overnight. Yo pienso primero que me está indicando justo eso, que no podemos pernoctar allí, y no me preocupo demasiado porque sólo planeamos comer y continuar, pero insiste, haciendo un gesto con las manos que parece hablar de peces. Nos acercamos pues a ver si se trata de eso y para nuestra sorpresa ¡son nutrias!! Rápidamente avisamos a todos ¡Que ilusión! Hay dos, justo allí mismo. Un chaval que está pescando les tira de vez en cuando algún pez y ellas lo sujetan con las dos manos y se lo comen como si fueran personitas, allí, sosteniéndose en la superficie. Hacemos un montón de fotos y damos las gracias al señor que nos ha avisado.

Además de esta grata sorpresa, las vistas hacia el final del fiordo son espectaculares con los barquitos flotando en el agua y una tormenta que se acerca a lo lejos levantando pequeñas olas.

Con este bonito entorno y la tranquilidad de estar muy bien aparcados nos disponemos a comer cada familia en su AC pero ventana con ventana, como vendrá siendo habitual a partir de hoy. El café es en la nuestra, ya que disponemos de mayor espacio para los juegos de los peques, que en un rato están bailando y riendo mientras los mayores damos un repaso a la ruta de hoy tomando los postres.

Tras la comida, está lloviznando y dudamos si caminar hacia el centro o movernos con las ACs. Finalmente optamos por lo segundo cuando comenzar a llover más fuerte. Nos dirigimos a un Lidl que hemos localizado en el mapa para aparcar allí. Entramos a por algunas provisiones que hemos echado en falta y al salir optamos por continuar la ruta, primero porque lo que hemos visto de esta ciudad desde la AC no ha llamado especialmente nuestra atención, segundo porque amenaza lluvia de nuevo y tercero porque la peque se ha dormido. Carlitos se ha quedado vigilándola mientras comprábamos, pero ya ha avisado que si nos íbamos a recorrer la ciudad quería acompañarnos que no había venido aquí a dormir sino a ver Escocia ¡Tiene toda la razón! Así pues, partimos por la A830 hacia nuestra siguiente parada prevista: Glenfinnan.

Los paisajes continúan siendo muy bonitos, una buena parte del trayecto bordeando el Loch Eil. Pronto estamos en el aparcamiento que parece estar prohibido para autocaravanas, pero como ya es media tarde y está lloviendo, hay muchas plazas disponibles y podemos aparcar en un extremo sin entorpecer en nada el uso del parking por otros vehículos. Nos preparamos para la lluvia y salimos a ver lo que ofrece este famoso enclave turístico, ubicado en medio de un magnífico paisaje. Imagen que podemos contemplar en toda su belleza en cuanto ascendemos por el sendero preparado para ello, que parte desde la oficina de información, ya cerrada.

Hacia un lado tenemos las magníficas vistas del monumento construido en 1815 en homenaje a los miembros del clan jacobitas que lucharon y murieron por la causa de príncipe Charles Edward Stuart, con el Loch Shiel al fondo y, al otro, el espectacular viaducto que forma parte de la legendaria línea West Highland entre Fort William y Mallaig cuya fama se debe al rodaje de la película Harry Potter en la que aparece como el «Hogwarts Express Line». No coincidimos con el paso de ninguno de estos conocidos trenes de vapor, pero más tarde tendremos ocasión de cruzarnos con él camino a Mallaig.

Ya en el mirador, la lluvia ha cesado y los miembros del grupo con pantalones impermeables resultan un poco ridículos y deciden hacer un baile para festejarlo. Javi lo inmortaliza en un divertido vídeo.

Hacemos unas cuantas fotos entre risas y bromas y vamos iniciando el descenso. Al llegar de nuevo al centro de información cruzamos la carretera y vamos caminando hasta la base del monumento y, desde allí, al borde del agua. Las bromas y los vídeos divertidos continúan y nos acompañan hasta el regreso a las ACs.

Con paisajes bellísimos, cada vez más marítimos, como compañía nos vamos dirigiendo a Mallaig donde mañana tenemos pensado coger el ferry a la isla de Skye.

A la altura del loch Nan Uamh van apareciendo algunas áreas de descanso con bonitas vistas del fiordo de las que tomamos nota por si es necesario regresar aquí a dormir. Por esta zona no tenemos referencias de lugares de pernocta y vamos a dar un vistazo a varios campings cercanos a Mallaig. Para ello tomamos la desviación B8008 en Arisaig. Es la primera carretera de un solo carril con Pasing Places que vemos y da un poco de respeto. Pero pronto será algo habitual y más tranquilas que las de doble carril cuando no tienen arcén. Las vistas son fabulosas todo el tiempo y estamos deseando encontrar un camping en el que acomodarnos para salir a explorar un poco. Pero hoy no tenemos suerte y, a pesar de que hay tres campings seguidos, no hay plazas en ninguno de ellos. Llegamos casi sin darnos cuenta a la entrada de Mallaig y vemos un gran aparcamiento donde hay varias autocaravanas (57°00’17.8″N 5°49’54.0″W). Entramos a buscar sitio, pero las plazas que quedan son de coche y entorpeceríamos el paso. Después de mirar y mirar posibilidades, decidimos salir y buscar otro sitio y lo mismo hace una AC con matrícula francesa que ha entrado detrás de nosotros. Confiamos que en la terminal del ferry será posible esperar, porque así era en Noruega. Pero no, no hay posibilidad alguna. Además, el enorme parking en batería que rodea toda la extensión del puerto, en el que hay plazas de buen tamaño, indica claramente la prohibición de autocaravanas. He de decir que esta es una de las cosas más raras que he encontrado en Escocia, siendo esta ciudad punto de partida de un ferry. Ninguna facilidad.

Recordamos entonces que, casi entrando en el pueblo, poco antes del parking, hemos visto una pequeña área de descanso con vistas al mar en la que había parada una furgoneta. Vamos hacia allá a ver si hay suerte y allí sigue la furgoneta a la que se ha unido la AC francesa. Vemos que hay sitio para nosotros y decidimos quedarnos. Estamos cansados y mañana queremos tomar el ferry lo antes posible. Aparcamos con la ventana del comedor hacia el mar y no tardamos mucho en acostarnos tras la cena. No es un lugar muy amplio y estamos bastante cerca de la carretera pero no necesitamos más porque al final hemos llegado tan tarde que no hay tiempo de hacer “turismo”. Lo único malo es que toda la noche seremos un poco “bamboleados” por los vehículos grandes que pasan por la carretera, especialmente al amanecer. Pero no importa, dormimos tranquilos sabiendo que es un sitio permitido. Eso es lo único que nos quitaría el sueño.

Pernocta:

Pequeñísimo parking de descanso junto a la carretera a la entrada de Mallaig,  con poco espacio pero con vistas al mar (56°59’53.3″N 5°49’59.9″W)

 

DÍA 3- MIÉRCOLES 16 AGOSTO: MALLAIG- EILEAN DONAN CASTLE- UIG (263 km)

Escocia en autocaravana

Hoy madrugamos los mayores para trasladarnos a la terminal del ferry lo antes posible, ya despertaremos allí a los peques, está muy cerca. Pero el intento no sirve de nada porque al llegar allí nos informan que por fuertes vientos están canceladas todas las salidas del ferry al menos hasta las 14h y no es seguro que no se prolonguen las cancelaciones. El propio trabajador nos recomienda que no esperemos, que va a ser más rápido entrar a Skye por carretera, aunque suponga dar una gran vuelta que él calcula de unas 3 h. El ferry, como mínimo tardará 6h en salir y no nos lo asegura. Como no tenemos nada que visitar por esta zona decidimos seguir su consejo y al menos no perder el día completo. Sabemos que es una pequeña decepción para los más pequeños que tienen ilusión de subir en barco, pero no nos queda otra opción. Ahora entendemos porque estaban tan llenos ayer los campings de la zona y el aparcamiento.

Regresamos pues hacia Fort Wiliams, pero poco antes de llegar se van despertado los peques y paramos a desayunar. Continuamos hacia la ciudad y, pasando junto a las Escaleras de Neptuno, esclusas que regulan el paso por el canal Caledoniano que une el lago Ness con el Linnhe, continuamos hacia el norte.

Poco después de Spean Bridge, pasamos junto al Commando Memorial, un monumento dedicado a la British Commando Forces de la II Guerra Mundial en la localidad de Lochaber. Se trata de 3 soldados mirando hacia el Ben Nevis, que representan las tropas británicas caídas entre 1939 y 1945. Pasamos sin detenernos y vamos bordeando el Loch Lochy hasta Invergarry. Allí tomaremos la A87 hacia Dornie. La carretera pasa junto al Loch Garry, Loch Loyne y Loch Cluanie, donde hacemos un pequeño descanso, antes de llegar al loch Duich, ya junto a nuestro nuevo destino: el castillo de Eilean Donan. En los últimos kilómetros preguntamos en varias gasolineras la posibilidad de llenar agua, pero no disponen de este servicio.

Hoy el día no está saliendo muy redondo y la guinda es la imposibilidad de aparcar al llegar a Dornie. Además, en el parking del castillo, no sólo nos indican que está lleno, sino que nos ignoran cuando les preguntamos por algún lugar cercano en el que aparcar. Se limitan a meternos prisa en que nos marchemos de allí. Desistimos y nos adentramos en las calles del pueblo a ver si hay suerte, pero no encontramos un lugar adecuado. Somos dos y muy grandes. 

A la salida del pueblo vemos indicaciones de un camping (57°16’56.3″N 5°31’34.0″W) y decidimos preguntar si podemos aparcar o incluso quizá hacer uso de sus servicios de vaciado y llenado. Resulta ser uno de esos campings sin recepción permanente en el que un cartel te invita a instalarte y ya vendrán ellos a cobrar. Como no podemos preguntar a nadie y está bastante vacío, decidimos parar. Hacemos uso de los servicios de llenado y vaciado para la AC y ya nos dirigimos caminando por la orilla del agua hacia el castillo de Elian Donan cuando aparece Carlos, que se ha quedado atrás, muy agobiado porque el dueño del camping ha aparecido y le está pegando una supuesta bronca en inglés de la cual no entiende nada. Retrocedemos sobre nuestros pasos y todo queda solucionado cuando Javier le explica que no tenemos inconveniente en pagar un día de camping, aunque no pernoctaremos aquí. Planeamos marcharnos al terminar la visita al castillo. Al propietario no le parece adecuado cobrarnos la tarifa completa y todo queda saldado de nuevo con 10 libras por vehículo.

El paseo hasta el castillo es muy agradable. Nada más llegar a la playa encontramos a unas gallinas picoteando entre los guijarros, al bajar la marea. Nos resulta muy gracioso y les hacemos algunas fotos. Debe ser una especie de granja ya que a la entrada hay un cartel que anuncia huevos frescos.  Caminamos en todo momento junto al agua con la bella imagen de este emblemático castillo al fondo, cada vez más cercano. Situado en la confluencia de tres lochs de las Highlands de Escocia (el Loch Duich, el Loch Long y el Loch Alsh), un estrecho puente de piedra conduce a una pequeña isla. Allí, rodeado de agua, montañas y bruma, emerge el Eilean Donan Castle, uno de los más emblemáticos de Escocia.

Me paso el recorrido haciendo fotos porque cada nuevo ángulo me parece mejor que los anteriores. Luego tocará seleccionar. Ya en la puerta vemos que no se pueden pasar mochilas y no hay consigna, pero el chico de la taquilla se ofrece amablemente a guardarlas y nos indica donde aparcar el carrito de bebé que llevamos. Está comenzando a llover y nos adentramos por la muralla bien provistos de impermeables. Nos cruzamos con un señor vestido con el traje típico escocés, pensamos que es un guía turístico del castillo ya que al poco regresa seguido de un grupo.

Este castillo fue construido en el siglo XIII para defender las tierras de las frecuentes incursiones vikingas. Después pasó a ser la residencia del clan McRae y escenario de las luchas entre los ingleses y los escoceses. En 1719, en el marco del levantamiento jacobita, después de que Francia se negara a apoyar la revuelta para devolver el trono inglés a los descendientes de la casa Estuardo, fue defendido por soldados españoles que se habían aliado a los escoceses contra la corona británica. Tras un mes de ocupación, tres fragatas británicas penetraron por el lago Alsh y desde allí bombardearon masivamente la fortaleza hasta que los españoles se rindieron y fueron hechos prisioneros y la fortaleza arrasada. Así hubiera terminado la historia del castillo de Eilean Donan si no fuera porque un descendiente del clan MacRae, lo compró en 1911 y empezó la larga y romántica tarea de restaurarlo y devolverle su esplendor. Hoy en día sirve como residencia oficial del clan MacRae… y es una de las mayores atracciones turísticas de Escocia.

Este es nuestro castillo elegido para visitar en este viaje y, aunque las estancias son pequeñas, hay grupos de turistas y llevamos una niña muy pequeña, conseguimos disfrutarla y sacar el mayor partido de ella. Del interior lo más interesante es el salón y la cocina, muy bien ambientada. Terminada la visita, nos resistimos a abandonar la isla. Ha dejado de llover y buscamos nuevos ángulos para fotografiar el castillo y sus alrededores.

Poco a poco vamos regresando al camping en el que tenemos aparcadas las autocaravanas. Mientras preparo la comida los jóvenes deciden darse una ducha por si acaso esta noche no es posible. Comemos y no alargamos demasiado la sobremesa porque comienzan a llegar nuevos campistas y no queremos privarles de una plaza ya que nosotros no vamos a pernoctar aquí.

Partimos con todos los peques en nuestra AC porque la sobremesa ha traído una sesión de baile y están animadísimos y encantados con sus primos.

Nuestro destino ahora es la isla de Skye y accedemos a ella a través del único puente que la une a la gran isla, en Kyle of Lochalsh. Intento hacerles mirar la bonita estampa que ofrece el puente, pero los cantos y bailes siguen a todo volumen y no se enteran. Poco a poco van cayendo dormidos con tanta actividad. La tarde se ha vuelto lluviosa y nosotros tenemos reservado camping en Uig. Vamos pues directos a nuestro destino evitando parar, conscientes de que volveremos a pasar por aquí a nuestro regreso. La visibilidad del paisaje es muy limitada por la lluvia, aun así alcanzamos a ver caídas de agua por todas partes. Estamos deseando explorar la isla con mejor luz. La carretera, de dos carriles bastante estrechos, resulta complicada por el exceso de tráfico, la lluvia y una velocidad excesivamente alta para el tipo de vía Nos llevamos un buen susto, saliéndonos del asfalto en un momento dado. La peque dice que nos hemos metido en un charco.

En cuanto pasamos Portree y nos vamos acercando a la costa oeste de la isla el paisaje se va volviendo más rural y más bonito. El camping está en la bahía de Uig, muy cerca del puerto, rodeado de acantilados llenos de gaviotas. El sitio es precioso pero la lluvia no nos permite verlo más que desde la ventanilla. Tampoco hay muchos sitios en los que parar en la carretera.

Al llegar aparece el propietario que al identificarnos nos dirige a dos plazas contiguas junto al pabellón de los sanitarios. Se agradece no tener que hacer un largo recorrido para las duchas de hoy ya que llueve y hay mucho barro.

En uno de los escasos momentos en los que deja de llover nos acercamos al puerto donde podemos ver un ferry amarrado, pensamos que es el que nos llevaría a la isla de Lewis. Pero hace un fuerte viento y el paseo es breve. Pronto estamos duchados y en la caravana cómodamente instalados para cenar y prepararnos a pasar la noche.

Pernocta:

Uig Campsite en la Isla de Skye (57°35’08.0″N 6°22’47.9″W) Con electricidad, 34 Libras

 

DÍA 4- JUEVES 17 AGOSTO: UIG- ISLA DE SKYE- KYLEARKIN (109 Km)

Amanece un bonito día en el que asoman algunos rayos de sol. La lluvia ha desparecido y el ferry a la isla de Lewis está abandonando el puerto. Quizá un presagio de que va a ser una bonita jornada recorriendo la isla de Skye. Nada más salir del camping, el ascenso hasta la carretera A855 que no abandonaremos hasta llegar por la tarde a Portree, ofrece una preciosa imagen de la bahía en la que hemos pasado la noche y, en ausencia de miradores, me dedico a hacer fotos por la ventanilla.

La carretera A87 por la que llegamos ayer, lo más parecido en la isla a una buena carretera, terminaba aquí en Uig, por eso a partir de ahora circularemos por estrechas carreteras de un solo carril con apartaderos. Es tranquilo y para nada da sensación de peligro, como pensábamos antes de llegar. Es incluso más sencillo que cruzarte con coches en sentido contrario. Además, hemos partido temprano, hay poco tráfico y los paisajes son espectaculares. El recuerdo de este recorrido costero rodeando el extremo norte de Skye es fantástico. Circulamos despacio y vamos haciendo fotos o parando a ver vacas según avanzamos. Al principio muy pendientes de los coches que van viniendo de cara para controlar el apartadero más cercano, al final con total tranquilidad, disfrutando del entorno.

No tardamos en llegar al Skye museum of Highland life, uno de los lugares señalados en nuestra “hoja de ruta” para visitar aquí. Estamos prácticamente solos y es un placer recorrer sus rincones y meternos en sus casas muy bien ambientadas ilustrando el modo de vida de la isla en tiempos pasados. Entre fotos y bromas pasamos un rato estupendo. Las fotos en el exterior son complicadas por el fuerte viento, sobre todo las melenas que no hay forma de que permanezcan en su sitio.

En la tienda del museo encontramos las primeras boinas escocesas y Javi se apresura a probárselas, junto a su tío. Está deseando comprar una, pero no acabamos de saber si es mejor esperar a Edimburgo, ya que es la primera tienda que vemos y no podemos comparar. Finalmente partimos con las manos vacías. Junto a nuestras autocaravanas hay otra aparcada con dos perros que parecen estar conduciendo y nos hacen mucha gracia, además nos recuerdan a nuestro Balú que se ha quedado en casa.

Continuamos el agradable recorrido de hoy y como los lugares para estacionar no son abundantes, al ver un área de descanso poco antes de las ruinas del castillo Duluntum, que ya se aprecia a lo lejos, decidimos parar un rato a hacer nuevas fotos de este lado oeste de la península que estamos rodeando, ya que estamos llegando a su extremo norte y pronto pasaremos al otro lado. Hacemos divertidas fotos y continuamos el recorrido.

Según nos vamos acercando al castillo ralentizamos atentos a algún posible aparcamiento para bajar a curiosear, aunque ya hemos leído que el castillo en sí no vale la pena, solo la imagen de sus ruinas sobre el acantilado. Como el espacio para aparcar es muy pequeño y está lleno, sin demasiada sensación de pérdida, continuamos nuestro camino a ritmo pausado, saboreando lo que vamos viendo.

Pronto alcanzamos la costa este y giramos hacia el sur, comenzamos a bordear las montañas de Quiraing y el paisaje es sencillamente espectacular. Decidimos colocar la camarita con la ventosa en la luna delantera para ir filmando la carretera y captar para el recuerdo todo lo que vamos viendo, ya que las fotos continúan siendo a través de la ventanilla o cristal delantero.

Ensimismados en la belleza que nos rodea alcanzamos pronto nuestro siguiente punto señalado en el mapa: el aparcamiento para visitar los acantilados llamados Kilt Rock (57°36’34.4″N 6°10’27.9″W), y la cascada Mealt Falls cuya caída de agua sobre el mar nos ha cautivado desde antes de salir de casa, por las fotos. Es una de las paradas más esperada.

El embarrado caminito de acceso al parking termina formando un círculo para aparcar alrededor o dar la vuelta de salida. Está bastante lleno y, pensando en lo grandes que son nuestros vehículos, casi tememos no conseguir sitio, lo cual nos preocupa bastante por el interés que tenemos en esta visita. Pero esta vez la suerte está de nuestra parte y conseguimos aparcar ambos sin problemas. Junto al aparcamiento hay un chiringuito de comida para llevar. Tenemos suerte porque el día está despejado y nos permite una buena visibilidad, pero hay demasiada gente.

Como era de esperar, la mayor demanda la tiene el lugar que ofrece mejor visión de la cascada, pero en realidad no importa demasiado porque es imposible posar delante de ella. El pequeño mirador está justo sobre la caída de agua. Así que la opción es fotografiar solo el paisaje o contemplarlo y para eso hay sitio suficiente a poco que esperes. La verdad es que la imagen es espectacular pero hoy es necesario abstraerse un poco de las hordas de turistas para disfrutarlo. Un caminito paralelo al mar bordea los acantilados hasta llegar a otro punto de visión, esta vez hacia el sur, los famosos acantilados Kilt Rock, llamados así porque las hendiduras en las rocas recuerdan el plisado de la tradicional falda escocesa. En este punto resulta más fácil hacer fotos al grupo, aunque el viento no ayuda a mejorar nuestro peinado. Hacemos muchas con la esperanza de salvar alguna e iniciamos el regreso a las autocaravanas para alegría de nuevos visitantes que se afanan en ocupar las plazas que dejamos libres en el parking.

Continuamos la ruta y no tardamos en volver a detenernos. En esta ocasión lo hacemos en un lugar que tengo anotado en la hoja de ruta por recomendaciones de otros viajeros, pero del que no tengo anotado nada concreto (57°33’57.2″N 6°09’16.9″W). No sabemos muy bien que esperar y, quizá por eso, resulta ser finalmente uno de nuestros lugares favoritos en el día de hoy. Se trata de las Lealt Falls una cascada negruzca cuyas aguas no tardan en llegar al mar. En esa desembocadura se forma una pequeña playita rodeada de verdes acantilados. Un precioso paisaje. Una senda desde el aparcamiento te lleva hasta el mirador en los acantilados. Hay mucha menos gente y un espectacular paisaje que fotografiar.

Como nota curiosa decir que una pareja de novios está posando para un reportaje en uno de los peñascos. En el regreso el cielo al fondo se ve grisáceo como anunciando lluvia y la luz es muy bonita. Apetece estar haciendo fotos todo el tiempo.

Encantados con la visita, ponemos rumbo al famoso peñasco conocido como Old Man of Storr. Según nos vamos acercando, sobre el paisaje verde y montañoso a nuestra derecha, se va apreciando la prominente silueta de este peñasco que se asemeja a un menhir. Llegando a él comienzan a verse coches aparcados como pueden, a ambos lados de la estrecha carreterita. Vemos una vaca de las de pelo pargo que aparecen en todos los folletos de Escocia, pero es imposible parar. Así alcanzamos el aparcamiento desde el que parte el sendero hasta la roca y, como ya suponíamos al ver el despliegue de vehículos, es imposible aparcar. Continuamos pues hasta un pequeño parking que tenemos anotado, un poco más adelante, junto al Loch Leathan (57°29’08.7″N 6°10’28.1″W). Desde este lugar podemos ver la silueta del Old Man of Storr desde el otro lado y decidimos comer aquí y decidir después si regresamos a visitarlo o no.

Comemos muy tranquilos con las vistas del lago a nuestro lado y salimos más tarde a hacer alguna foto desde aquí. Hemos decidido darnos por satisfechos con estas fotos y continuar. No sabemos cuan dura es la ruta de subida al peñasco, el suelo esta embarrado y llevamos a la peque.

 Poco después de iniciar el camino, a nuestra derecha, hay unas cascadas, las Bride’s Veil Falls (57°28’46.5″N 6°10’49.6″W), en las que nos detenemos muy brevemente, pero sin llegar a bajar del coche. Seguimos hacia Portree, la ciudad más grande de la isla.

Llegando a la población el tráfico es algo mayor, sobre todo porque la carretera cruza por el centro y hay algún semáforo. Hay que llevar cuidado porque también hay bastantes turistas deambulando por la calle. La verdad es que en comparación con los dos últimos días hay ambientazo aquí.

Vamos directos a un gran parking que tenemos localizado poco después del puerto (57°24’43.4″N 6°11’40.9″W). Es una amplia explanada al aire libre en la que encontramos plaza sin dificultad. Pronto estamos preparados para salir a dar un paseo y conocer esta ciudad de cuyo puerto tanto hemos leído. Y tanta prisa nos damos en salir que nos dejamos la cámara grabando dentro de la autocaravana, todavía sujeta al parabrisas delantero. Al regresar descubriremos que hemos gastado la batería completa y tenemos minutos y minutos de grabación de la pared de enfrente.

Al llegar al puerto, la primera imagen de sus casitas de colores y las gaviotas deambulando por todas partes nos encanta, pese a haber visto anteriormente tantas fotos de este lugar. Tiene un ambiente marinero indudable y a la imagen se unen los sonidos y olores característicos. Las gaviotas son sin duda las dueñas del lugar, permaneciendo al lado de los visitantes sin inmutarse, colocadas sobre cualquier cosa disponible, sean coches, farolas o tejados, atentas a la posible “pesca” no necesariamente dentro del mar, ya que tenemos ocasión de ver como una de ellas, descarada, le roba tranquilamente a un transeúnte su “fish” dejándole sólo con las “chips”, ante su absoluta perplejidad.

También vemos como una madre y sus hijos pescan cangrejos con una especie de esponja que introducen en el agua con una cuerda. Al volver a sacarla vemos que los cangrejos, salen sujetos a ella. Al ir a desprenderlos para meterlos al cubo, alguno sale corriendo y han de perseguirlo para atraparlo lo cual no es nada fácil porque son bastante grandes y las pinzas imponen bastante.

Después de muchas fotos y de un paseo por la zona recreándonos en el ambiente, decidimos subir hasta el mirador, que nos ofrece la típica foto de postal de estas coloridas casitas del puerto con los barcos flotando en el agua.

Desde allí nos dirigimos a un supermercado para comprar algunas provisiones y, antes de marcharnos, no nos resistimos a regresar al puerto y comprar unas bandejas de “fish and chips” para llevar. Serán nuestra cena de esta noche.

Continuamos la ruta tomando la A87 que nos trajo aquí ayer. Ponemos rumbo sur, hacia la salida de la isla, con mucha pena de dejarla y conscientes de que no la hemos recorrido entera, pero muy contentos con lo que hemos visto y disfrutado aquí. Ahora la carretera es de doble sentido y hay que estar más atentos. Al menos no llueve como ayer.

Nos detenemos a la altura de Sligachan, en el mirador Land of the eagles (57°17’25.3″N 6°10’17.0″W). Vamos dando un corto paseo hasta el Sligachan old bridge desde donde se pueden ver las cumbres de las Cuillins. Es una zona en la que el río forma una serie de rápidos y el paisaje es precioso a estas horas de la tarde. Nos hacemos algunas fotos, pero pronto aparecen, por primera vez en este viaje, los famosos mosquitos escoceses sobre los que tanto habíamos leído, los midges. Son muy molestos y hay que ponerse en movimiento.

Pronto estamos de nuevo en marcha y en la siguiente cascada, junto a la carretera, (57°15’48.8″N 6°05’27.2″W) aparcamos y sólo nos acercamos Javier y yo a echar un vistazo rápido, los demás se conforman con verla desde la ventanilla. Estamos en una zona de poco viento y los mosquitos aprovechan.

Hace un rato que el delicioso olor del “fish and chips” que tenemos metido en el horno está haciendo estragos en nuestro apetito y, a pesar de que es un poco pronto, en el siguiente descanso, junto al Loch Ainort, decidimos cenar con la bonita imagen del mar ante nosotros. Nuestros compañeros de viaje, sin embargo, prefieren salir a estirar las piernas con los peques y dejar la cena para la parada definitiva al final de la jornada. Esta será unos kilómetros más tarde, en el puerto de Kylearkin, en cuyo aparcamiento teníamos anotado que estaba permitido pasar la noche, justo al lado del puente por el que saldremos de la isla de Skye mañana. Cerca del aparcamiento hay un albergue juvenil del que habíamos leído que permitía el uso de los aseos. Así es, pero está cerrado durante la noche y sólo se puede usar a partir de las 9 de la mañana.

Una vez asegurados de que no hay ningún cartel que indique prohibición de pernoctar, y de que no molestamos a nadie por el tamaño de nuestros vehículos, damos por finalizada la ruta de hoy y, como ya hemos cenado, salimos a dar un paseo junto al agua, disfrutando de la bonita imagen que ofrece el puente mientras atardece justo detrás de él. Los restaurantes y bares del puerto están llenos de vida, pero en la calle hay tranquilidad absoluta, solo algunas personas que, como nosotros pasean tranquilamente.

Cuando finalmente nos vamos a dormir lo hacemos muy satisfechos con la jornada que hemos vivido hoy, una de las más bonitas de este viaje.

Pernocta:

Parking en el puerto de Kylearkin (57°16’22.5″N 5°43’50.3″W)

 

DÍA 5- VIERNES 18 AGOSTOKYLEARKIN-LAIDE (148 Km)

Lo primero que nos llama la atención al salir de la autocaravana esta mañana es descubrir que allí mismo, en el trozo de césped entre el aparcamiento y la playa, han montado una tienda de campaña durante la noche. Alguien ha decidido hacer acampada libre en el pueblo. Nos resulta muy curioso.

Nosotros, después del desayuno y de hacer uso de los aseos del albergue, nos ponemos en marcha, cruzando de nuevo el puente bajo el que hemos pasado la noche. Nos disponemos a iniciar la ruta costera conocida como la Wester Ross. Las expectativas para el día de hoy son muy altas y estamos deseando iniciar el camino.

Pronto dejamos la A87 para continuar por la A890 hacia el Loch Carron. Nos detenemos en un mirador a la altura de Stromeferry, el Loch Carron View point (57°21’00.7″N 5°32’44.8″W) donde tenemos ocasión de hacer unas fotos antes de continuar. A partir de aquí vamos rodeando este brazo de mar, disfrutando de preciosas vistas.

Ya en el otro lado del loch, circulando por la A 895, alcanzamos la localidad de Lochcarron cuyo paseo junto al agua parece atractivo, pero no nos detenemos, continuamos hasta Ardarroch. Justo en ese punto, dejamos temporalmente de la costa y, siguiendo por la A895, que deja a la izquierda la península de Applecross, continuamos hacia Shieldaig.

La carretera, como casi todo el día de hoy, es una sola vía con Passing places. El paisaje en cuanto dejamos el mar, es casi lunático, la vegetación es tan solo un manto verde que cubre el suelo y casi no hay señales de civilización. Estas vuelven a aparecer cada vez que nos acercamos a la costa.

Al llegar a Shieldaig nos detenemos a descansar en esta pintoresca localidad pesquera (57°31’22.2″N 5°39’02.8″W): Una hilera de casas blancas frente al mar con una zona de aparcamiento en batería y un pequeño jardín que las separa de la playa. Aparcamos ahí mismo porque, aunque las plazas resultan algo pequeñas para nuestros vehículos, el pueblo está solitario y el parking casi enteramente vacío, además no vamos a alejarnos mucho. Nos sentimos observados por las vecinas que se asoman a las ventanas. Parece que hemos invadido su tranquilidad.

Bajamos a la playa de piedras por unas escaleritas preparadas para ello. Frente a nosotros el loch Shieldaig, con un islote en el centro y alguna que otra gaviota, ofrece una preciosa imagen que no paramos de fotografiar. Los peques disfrutan buscando tesoros que ha dejado la marea al bajar. A Rosa le gusta especialmente un caparazón de cangrejo, vacío pero entero, que parece vivo. Desde allí subimos al área de autocaravanas que no es más que una explanada en la que está permitido aparcar, con un grifo y pequeña rejilla para desaguar. Un cestito, junto a un cartel que indica que puedes aportar la voluntad por el uso de los servicios, es lo único parecido a una recepción. Mientras los conductores hacen uso de estas rudimentarias instalaciones, los peques salen a ver a las ovejas que corretean libres por los alrededores.

Tras este rato de recreo, continuamos la ruta rodeando el Loch Torridon hasta la localidad del mismo nombre. Desde ahí, la carretera se adentra de nuevo por un paisaje casi lunar pero con mucho encanto que nos recuerda a la tundra de Laponia, con escasa vegetación, lagos y ovejas que muchas veces irrumpen en la estrecha carretera de apartaderos.

Al llegar a Kinlochewe tomamos la A832 hacia el Loch Maree que iremos bordeando hasta las Victoria Falls, nuestra siguiente parada (57°40’54.9″N 5°32’05.1″W). Al llegar, amenaza lluvia y decidimos ir cuanto antes a ver la cascada, a pesar de que es la hora de comer. Nos colocamos los impermeables por si acaso y tomamos el pequeño sendero que nos llevará en un cortito trayecto hasta el mirador, preparado para poder ver esta caída de agua que no es, ni mucho menos, la más impresionante que se puede ver en este país.  El mirador es una especie de terraza de madera que permite una buena visión de la cascada al fondo.

Estando allí, haciéndonos unas fotos, se acerca una pareja que al oírnos hablar en español se entusiasman y nos cuentan sus andanzas en el país. Entre bromas y risas regresamos a las autocaravanas dispuestos a comer y, menos mal que lo hacemos, porque no tarda mucho en ponerse a llover.

La reunión de sobremesa hoy resulta difícil porque hemos quedado sobre un enorme charco y al entrar y salir de las autocaravanas es difícil no mancharse de barro, pero conseguimos pasar un rato juntos.

Terminado el descanso volvemos a la carretera y ponemos rumbo a Gairloch, de nuevo en la costa. Poco antes del pueblo, justo después de un campo de golf hay un mirador (57°43’10.1″N 5°41’11.9″W) en el que nos detenemos a observar la bahía, habíamos leído que era muy bonita. A nuestra derecha podemos ver el pueblo y a la izquierda una preciosa playa de arena. Ciertamente el mirador merece la pena y hay buen espacio para aparcar las autocaravanas.

De nuevo en camino, un poco más adelante, dejamos la costa hasta alcanzar el Loch Ewe, Pasamos junto a los Inverewe Gardens y, aunque no nos detenemos, acertamos a ver algún lago con nenúfares junto a la carretera. Pronto tenemos una buena visión de este Loch, muy curioso por su forma casi cerrada y con una isla en el centro. Hemos leído sobre él que debido al terreno accidentado e inaccesible en el que se encuentra, siempre ha sido un punto de reunión para el comercio marítimo. 

Nosotros vamos disfrutando de las vistas hasta detenernos en un mirador (57°49’30.3″N 5°34’36.5″W) en el que un cartel narra como este Loch fue utilizado como un punto de reunión para los convoyes árticos durante la Segunda Guerra Mundial, actualmente la base de Mellon Charles todavía está en uso. Enfrente mismo del mirador podemos apreciar un depósito de petróleo de la OTAN para buques de guerra. Esto no resta belleza alguna al paisaje. A Carlitos le interesa más una babosa de tamaño considerable que ha encontrado y que va mostrando a todos. Ella también queda inmortalizada en nuestras fotos.

Continuamos la ruta haciendo nuevas fotos de la bahía desde la ventanilla y no nos detenemos hasta Laide, donde paramos a poner gasolina en unos pequeños surtidores (llamarle gasolinera sería algo pretencioso) junto a la carretera. Allí mismo tenemos ocasión de fotografiar la típica cabina telefónica de color rojo, pero la verdad es que no es la mejor que hemos visto, está bastante vieja. Retomamos de nuevo la costa a partir de aquí, pero no vamos mucho más lejos ya que poco después, en la llamada Second Coast, encontramos un aparcamiento junto a una idílica playa. Decidimos parar y ver si está permitido pernoctar, ya que preferimos no arriesgar más en esta zona poco poblada. La decisión resulta un gran acierto y será uno de los lugares de pernocta que más hemos disfrutado ya que hemos llegado pronto y la playa nos permite estirar las piernas y pasear un rato antes de dar por finalizada la jornada.

El acceso a la playa se realiza a través de una puerta de madera cerrada con un pestillo. Ya estamos pensando que no se puede pasar cuando descubrimos que únicamente está cerrada para evitar el acceso a los animales de la zona ya que está rodeada de dunas que, por lo poco frecuentes en este país, están catalogadas como espacio protegido. Mientras paseamos más tarde por esta preciosa playa de piedras, tenemos ocasión de ver a más de un lugareño que viene aquí con sus perros a pasear. Por suerte no hay mosquitos y podemos disfrutar de un paseo, haciendo fotos y recogiendo piedras curiosas. Marina, especialmente, recopila una buena colección que debo fotografiar una a una para llevar a casa de recuerdo. La peque no quiere ser menos y se acerca con un montón de arena a que le haga una foto.

El atardecer se acerca y es una gozada disfrutarlo. Terminamos de verlo por la ventanilla de la autocaravana mientras cenamos cara al mar. Hoy tenemos un hotel de primera y pronto el parking se va llenando de autocaravanas que, como nosotros, desean disfrutar de este tranquilo lugar.

Como anécdota contar que a Javi se le ha ocurrido tender sus calcetines mojados en los retrovisores de la AC para que se vayan secando y toda la noche la pasamos escuchando caer la lluvia sin parar. Desde el sueño me viene a la cabeza el tendedero improvisado, pero me limito a pensar ¡pobres calcetines!

Pernocta:

Parking junto a la playa Gruinard Beach (57°51’07.8″N 5°27’07.1″W)

 

DÍA 6- SÁBADO 19 AGOSTOLAIDE- ULLAPOOL- INVERNESS- DRUMNADROCHIT (160 Km)

 

Hoy hemos decidido madrugar los adultos y partir antes para aprovechar bien el día, que será el último antes de ir regresando hacia el sur. El madrugón tiene su recompensa y podemos ver a dos o tres ciervos pastando tranquilamente en la ladera situada detrás de las autocaravanas. La lluvia no nos permite una visibilidad muy nítida, pero, aun así, se aprecian claramente. Después del desayuno nos ponemos en marcha disfrutando del paisaje con la tranquilidad que dan las primeras horas del día. Bajo la ligera lluvia todo se ve precioso.

Por la carretera A832 vamos bordeando el Little Loch Broom hasta perderlo de vista y dirigirnos, tierra adentro, hacia la A835. Es en ese tramo, una vez dejada atrás la costa, cuando comienzan a aparecer cascadas cada vez más bonitas de las que no teníamos constancia alguna. No sabemos si contribuye a ello la lluvia constante, lo que sí sabemos es que da mayor encanto al paisaje, que se ve más verde y “escoces” que nunca. Llegamos a un punto en el que paramos y despertamos a nuestros chicos porque no se pueden perder esta belleza (57°47’31.6″N 5°09’47.4″W). Se trata de un lugar en el que se unen dos riachuelos cuyas aguas caen fuertemente entre las rocas y bajan por un precioso valle de verdes colinas. Con el día nublado y gris resulta una imagen impresionante. El más valiente sale en pijama, pero como era de esperar, vuelve pronto a la caravana para abrigarse. Hacemos fotos, nos empapamos del ambiente que nos rodea y nos ponemos de nuevo en marcha.

Justo en el cruce con la A835 vemos señalizado el acceso a la Corrieshalloch Gorge, que pensamos visitar, pero lo haremos esta tarde, primero nos dirigimos a Ullapool tomando la carretera hacia la izquierda.

Al llegar a esta localidad pesquera, nuestro último destino en la costa oeste, vamos directos al Tesco, sabemos que justo al lado hay un enorme parking abierto. Lo localizamos sin dificultad y, una vez aparcados, nos acercamos a comprar algunas provisiones que van faltando y a hacer uso de los aseos. Los chicos vienen comentando entre risas lo que les has sucedido en el baño. Al parecer hay un solo WC para caballeros que ha permanecido ocupado un largo rato para desesperación de un señor mayor que no dejaba de entrar y salir intentándolo sin éxito y maldiciendo en el proceso. Al parecer ha pillado un mosqueo monumental.

Tras guardar la compra nos disponemos a visitar el pueblo antes de comer, abiertos a la posibilidad de repetir “fish and chips” si la ocasión se presenta. Desde hace un rato ha dejado de llover e incluso ha salido el sol dejándonos unas vistas increíbles del mar. Al llegar junto al agua nos encontramos de nuevo una hilera de casas tradicionales y, frente a ellas, en una parte está el puerto y en la otra la playa. Las casas aquí, a diferencia de las de Portree son todas blancas.

Después del lanzamiento de unas cuantas piedras al agua intentando conseguir, unos y otros, el mayor número posible de rebotes, salimos a la acera y recorremos esta calle entre bromas y fotos. Nos cruzamos con dos ciclistas que resultan ser españoles, y andan recorriendo el país en bicicleta provistos, eso sí, de buenos impermeables. Reímos las gracias de Rosa que, sobre los hombros de su padre, luce una pluma de gaviota y nos hace caras cómicas todo el tiempo y finalmente entramos a un par de tiendas de recuerdos, aunque salimos de ellas con las manos vacías.

Como no encontramos ningún lugar para comer que llame nuestra atención, decidimos regresar a las autocaravanas y comer allí. En la sobremesa unos van de nuevo al Tesco para tener wifi o baños y otros nos quedamos tranquilamente tomando café en la auto. La peque lleva varios días llamándome tía Menta porque lo de Mento le parece nombre de chico. Sabe que no me llamo así y se parte de risa ella sola cada vez que me llama. Con esa carilla de pilla viene cada sobremesa a pedirme caramelos desde que ha descubierto que los llevo en la “guantera”.

Poco a poco nos vamos haciendo el ánimo de ponernos en marcha de nuevo y tomamos la carrera que nos ha traído hasta aquí en sentido contrario, regresando a la Corrieshalloch Gorge, esta vez para visitarla (57°45’19.4″N 5°01’24.0″W).

Una vez pasada la puerta de acceso un sendero, entre espesa vegetación, nos lleva en muy poco tiempo hasta un puente colgante con restricción de carga, solo 5 personas sobre él. Hay que organizarse con los que vienen de frente para ir entrando y saliendo por turnos. El puente cruza una enorme garganta surcada por las aguas que caen de la cascada. Como la mayoría de las que hay por aquí, de agua tiene el color de la cerveza negra. Impresiona bastante y los que tienen vértigo se dan prisa en cruzarlo. Al otro lado continúa el sendero un poco más, hasta llegar a un mirador que ofrece una nueva perspectiva sobre el cañón, la cascada y ahora también el puente colgante.

Desde aquí iniciamos el regreso, debiendo de nuevo establecer un orden para cruzar el puente colgante. La peque, cogida de nuestras manos va saltando charcos, aunque si por ella fuera se metería en todos. En el camino hemos descubierto una preciosa seta de vivos colores que no habíamos vuelto a ver desde nuestro viaje a Noruega hace unos años.

Ya en las AC ponemos rumbo a Inverness, aunque antes de la ciudad tenemos prevista una nueva parada en las Rogie Falls (57°35’24.8″N 4°36’28.7″W), de las que hemos leído que permiten ver salmones remontando el río. No tenemos muy claro si en estas fechas podremos ver este espectáculo natural o si es poco frecuente y complicado de ver, pero las expectativas son altas.

Aparcamos y, tras echar un vistazo al plano informativo y ver la ruta más directa a la cascada, nos ponemos en marcha. Hay un mirador de piedra justo sobre la caída del agua y un puente que la cruza un poco más abajo. Nos asomamos nada más llegar al mirador y ¡bingo! ¡Un salmón! ¿Dónde, dónde? Todos buscando, señalando, dando indicaciones… un poco preocupados por si no aparece ninguno más. Pero nuestro temor es infundado y vemos muchos más. La llegada de uno tras otro es constante y además cada uno de ellos ha de dar varios saltos antes de conseguir subir esta cascada de altura considerable. Cuando nos desplazamos al puente descubrimos que a la derecha hay una escalera para salmones preparada para facilitarles el ascenso, pero justo por la escalera no vemos subir a ninguno. Todos van directos al salto de agua principal y a base de intentarlo consiguen subir. Después de un buen rato vamos pensando en marcharnos porque estamos ya a media tarde y todavía nos queda camino por recorrer, pero la verdad es que no encontramos el momento de irnos, siempre aparece otro salmón que nos detiene.

Antes de ponernos definitivamente en marcha hacemos uso de los aseos que están allí mismo, en una especie de centro de visitantes. En su interior podemos ver enormes mosquitos, pero no nos quejamos, habíamos leído que a algunas personas, al visitar estas cascadas, los mosquitos les habían perseguido impidiendo disfrutarlas y nosotros ni los hemos visto, tan solo aquí, pegados a las paredes.

Al llegar a Inverness, conscientes de que no podemos detenernos porque hace unas horas hemos reservado plaza en un camping de Drumnadrochit y está cayendo la tarde, intento empaparme por la ventanilla de cuanto veo: el puente que da acceso a la ciudad, sus pintorescas calles, el inicio del lago Ness…Nuestros planes iniciales de viaje preveían la visita a esta ciudad así como llegar más arriba por la costa, pero hace un par de días, viendo el ritmo de avance en estas carreteras, cambiamos lo planes de viaje. Tenemos que estar en Edimburgo el día 21 para asistir al Military Tatoo Festival para el que ya tenemos las entradas.

Al llegar a Drumnadrochit, antes de llegar al camping, pasamos por la puerta del Loch Ness Centre & Exhibition y, aunque sabemos que ya está cerrado paramos un momento para confirmar horarios y ver lo que ofrece. Después, pasando de largo el camping, nos dirigimos al aparcamiento del Urquhart castle desde el que podemos hacer algunas fotos de estas famosas ruinas con el Lago Ness al fondo. Continuamos un poco más bordeando el lago buscando la posibilidad de hacer alguna foto más, pero pronto decidimos dar la vuelta ya que el paisaje es siempre el mismo.

Finalmente nos instalamos en el Borlum Farm Caravan & Camping Park, una enorme explanada de césped con las caravanas situadas alrededor, formando un círculo. Nos dan dos plazas, una con electricidad y otra sin ella, porque no hay otras disponibles, pero son plazas muy grandes y preguntamos si podemos compartirlas para compartir electricidad ya que planeamos duchas y necesitamos usar los secadores de pelo. Nos dicen que sí, pero igualmente hemos de pagar las dos plazas. Así lo hacemos y pronto estamos todos de visita en los baños que están bastante bien. Tras las duchas, cena y descanso. Mañana más.

Pernocta:

Borlum Farm Caravan & Camping Park en Drumnadrochit (57°19’45.9″N 4°27’57.7″W) Con electricidad 35 Libras

 

DÍA 7- DOMINGO 20 AGOSTO: DRUMNADROCHIT- PITLOCHRY- LOCH VENACHAR (250 Km)

Comienza la mañana con la visita al Loch Ness Centre & Exhibition. No tenemos muy claro si la visita merece la pena, pero tampoco queremos marcharnos sin más. Ciertamente este lago, aunque ya lo esperábamos, ha sido de lo más decepcionante del viaje. Después de informarnos en la taquilla, y aunque solo sea por curiosidad, se animan a entrar los que saben inglés y tienen más posibilidades de enterarse. Carlos, Rosa y yo nos quedamos visitando las instalaciones alrededor del museo que incluyen, además de la tienda y el hotel, un lago en el que han colocado una réplica del monstruo para poder fotografiarlo. Eso es justamente lo que hacemos. Después de recorrer la tienda buscando algún recuerdo y comprar un imán para nosotros y un Nessie de peluche para la peque, salimos a hacernos fotos. Lo mejor de la mañana la exclamación de Rosa al ver el enorme monstruo de cartón piedra en el centro del lago: “¿Puedo subirme?”, haciéndonos reír con ganas a su padre y a mí.

Poco después salen los demás del museo y, después de algunas fotos más, volvemos a las autocaravanas. Parece que no ha estado mal la visita. Corrobora que no hay tal monstruo, pero explica las distintas teorías que justifican las visiones o los sonidos que se han detectado en algún momento de la historia. Nos alegramos por ellos.

Ya en camino, al encontrar un pequeño aparcamiento junto al lago paramos a hacernos unas fotos antes de marcharnos. No porque el lago o el paisaje a su alrededor sea especialmente bonito, sino porque parece “obligado” tener al menos una foto junto al famoso lago Ness.

De nuevo cruzamos Inverness sin detenernos y tomamos la carretera A9. Hoy necesitamos avanzar rápido hacia el sur si queremos llegar mañana a Edimburgo. Comparada con las que hemos recorrido en estos días, nos parece una autopista de lujo. Pero, pese a circular por una gran vía, en cuanto nos alejamos de la ciudad, las vistas vuelven a ser bonitas, sobre todo al cruzar el Cairngorms National Park.

Al llegar a Pitlochry salimos de la carretera con intención de visitar este conocido pueblo vacacional. Lo cruzamos de punta a punta, incluyendo visita a los parkings, pero no encontramos aparcamiento, salvo en la zona de los autobuses. Hacemos amago de ocupar una plaza de Bus entre los dos, situándonos uno tras otro, pero los choferes a nuestro alrededor nos miran con cara de querer matarnos y tenemos que marcharnos, se hubiera agradecido un poco de amabilidad, aunque fuera para indicarnos otro lugar al que ir, pero no, solo malas caras. Es la primera vez que nos pasa esto en el viaje y, la verdad, es un poco frustrante. No cabemos en ninguna parte.

Como estamos muy cerca del mirador llamado Queen’s view y tenemos prevista su visita, nos vamos hacia allí y ya decidiremos más tarde si regresamos o no a Pitlochry. Volviendo un poco sobre nuestros pasos tomamos la carretera B8019 que se adentra entre vegetación abundante hasta el aparcamiento del centro de visitantes (56°43’00.7″N 3°51’26.6″W) en el que, según hemos leído en otros relatos, algunos autocaravanistas han pasado la noche. Para nosotros lo importante ahora es que es un lugar amplio que nos ofrece un buen espacio para aparcar ¡Ya era hora! Es un sitio muy agradable y el centro de visitantes, además de información, tiene cafetería, tienda y aseos. Después de visitarlo nos disponemos a comer. Mientras preparamos la comida vemos a algunas ardillas correteando y rápidamente salen las peques a explorar.

Tras la comida y el café nos dirigimos al mirador dando un paseo. El recorrido es muy cortito y las vistas sobre el Loch Tummel espectaculares. Las saboreamos un rato y nos hacemos las fotos oportunas antes de marchar de nuevo, no sin visitar la tienda. Esta vez para llevarme un peluche de una vaquita escocesa a la que Rosa ha bautizado como “Lola”. Desde hoy viajará junto a nosotros sobre el salpicadero.

Deshaciendo nuestro recorrido volvemos hasta la A924 y nos dirigimos de nuevo a Pitlochry. Hemos decidido darle una nueva oportunidad ya que nos coge de paso. Tras cruzar de nuevo el centro de la localidad, llegamos a un gran aparcamiento junto a la iglesia en el que ya habíamos visto antes unas cuantas plazas grandes para ACs, pero ocupadas. Ahora están libres y, aunque es un poco tarde para el horario escocés y la vida en la calle comienza a disminuir, decidimos dar un vistazo a esta población turística, paseando un poco por la calle principal y visitando alguna de sus tiendas ya que tampoco hemos estado en demasiados sitios “urbanos”. Cuando vamos ya de regreso a las autos, vemos a un señor con un precioso perro San Bernardo y nos paramos un rato a verlo ¡Es precioso!

Terminada la visita nos dirigimos a buscar una gasolinera y la odisea para repostar es memorable. Casi perdemos una hora hasta conseguirlo.

Ahora si, nos ponemos en ruta con la consigna de no parar hasta nuestro destino de hoy, en las proximidades del Loch Katrine. Aun sin detenernos, resulta una tarde muy agradable y vamos encontrando preciosos rincones durante el recorrido.

Comenzamos tomando la A9 para desviarnos pronto hacia la A827, a la altura de Logierait. Desde ahí nos dirigimos hacia el LochTai. La llegada a Kenmore, justo en el inicio del lago, resulta espectacular a esta hora de la tarde en la que el sol brilla en el otro extremo del agua. En los alrededores del lago hay gente paseando y el ambiente parece muy cosmopolita, con un castillo que forma parte de un club de golf y zonas verdes junto al lago que nos invitan a parar para explorar un poco, pero hay que seguir. A partir de aquí todo el recorrido es muy verde y bonito, mucho más a estas horas en las que el sol está bajo. Vamos bordeando el lago, en cuyas verdes laderas aparecen vacas y ovejas con frecuencia, hasta llegar a Killin. Cruzando esta animada localidad, sin necesidad de abandonar en ningún momento la carretera, nos encontramos las Falls off Dochart, que más que cascadas son unos enfurecidos rápidos del río. Las podemos ver en todo su esplendor porque la carretera pasa por un puente sobre ese mismo río. Varios turistas deambulan por allí haciendo fotos y es necesario estar pendiente ya que la carretera no es muy amplia. Poco después tomamos la A85 hacia Lochearnhead, donde pasamos a la A 84. Al llegar a la altura del Loch Lubnaig, comenzamos a circular bordeándolo en toda su longitud y la imagen del agua tranquila parece un espejo. Estamos cerca de nuestro destino y, a la altura de Kilmahog, tenemos que estar atentos para tomar la A821 que va hacia el Loch Katrine. En realidad, no llegaremos hasta este conocido lago. Nuestra intención es buscar alguna de las zonas permitidas de pernocta en este Parque Nacional, en cualquiera de los lagos. Al llegar al primero, el Loch Venachar, vemos indicadas las primeras zonas de acampada permitida y nos metemos en una de ellas. Es un sitio espectacular y Javi quiere quedarse, pero es una zona para acampada con tienda y en realidad el aparcamiento tiene cierta pendiente y no resulta cómodo para pernoctar con autocaravana. Es en ese momento cuando nos damos cuenta de que el mapa de acampada en el Parque Nacional que nos dieron el primer día en el camping del Loch Lomond abarca esta zona e indica exactamente los lugares en los que se puede pernoctar, dentro o fuera de camping, indicando si está permitido para tiendas, caravanas o ambas cosas. Vemos en él que al final de este lago hay una zona para caravanas y nos dirigimos allí sin dudarlo. Está anocheciendo.

Efectivamente está en el lugar señalado. Es una parcela asfaltada, llana y con contenedores, pero alejada del lago. Aun así, dado que a esta hora poco turismo se puede hacer ya, y con la tranquilidad de estar en un sitio autorizado, decidimos quedarnos. Más tarde entrarán varias ACs pero ninguna se queda. A nosotros nos da igual, encaramos las ventanas de los comedores y nos disponemos a cenar. Después de la cena hay casino en nuestra autocaravana. Los jóvenes juegan al Pictionary, chicos contra chicas, y ganan ellos causando un gran revuelo. Finalmente ha de venir Carlos a buscar a los suyos para ir a dormir. La única queja de este sitio es que hay una gran cantidad de mosquitos y hay que salir corriendo de una AC a la otra. Forma parte de la diversión.

Nos vamos a dormir encantados con lo que hemos ido viendo esta tarde. Definitivamente necesitamos algún día más por esta zona. Ya tenemos otra excusa para volver.

Pernocta:

 Área de camping permitida en el Loch Lomond & The Trossachs National Park, concretamente la llamada Little Druim Wood (56°13’36.3″N 4°20’29.0″W)

 

DÍA 8- LUNES 21 AGOSTOLOCH VENACHAR- STIRLING- EDIMBURGO (120Km)

Escocia en autocaravana

 

Amanecemos en la tranquilidad de este lugar en el que no hemos escuchado ni un solo coche en toda la noche. Hoy hemos vuelto a madrugar los mayores y, después de desayunar, nos ponemos en marcha, no hacia Stirling, nuestro siguiente destino, sino que decidimos adentrarnos un poco más en el parque en dirección la Loch Katrine. Queremos ver un poquito más de este Parque Nacional antes de irnos. Será únicamente un pequeño recorrido panorámico alrededor el pequeño Loch Achray pero nos ofrece unas vistas espectaculares de las aguas tranquilas que como un espejo reflejan en ellas el paisaje circundante. Hacemos varias fotos por la ventanilla y casi a regañadientes hacemos un cambio de sentido en la entrada de una casa y ponemos rumbo a Stirling por la A84.

No avanzamos demasiado por esta carretera antes de detenernos de nuevo. El motivo es una vaca escocesa. Llevamos todo el viaje viéndolas de lejos o en lugares en los que es imposible parar y ahora nos encontramos con vacas en un corral junto a un lugar en el que hay aparcados hasta autobuses. Después de preguntar por teléfono a nuestros compañeros de viaje, estamos todos de acuerdo en parar. Era lo que nos faltaba ver. Aparcamos justo frente al cercado y nos damos cuenta de que es una especie de área para turistas con restaurante, tienda de recuerdos, aseos y…, como no, vacas. Se llama Trossachs Woollen Mill (56°14’47.1″N 4°14’26.3″W). Los autobuses, en el rato que estamos aquí, vienen y van con cierta frecuencia. Algunos grupos desayunan aquí. Nosotros también lo hacemos, pero en las autocaravanas. Hemos despertado a los peques para que puedan ver las vacas. Hacemos fotos, bromas y visitamos la tienda, en la que adquirimos algunos imanes.

Ahora si nos ponemos en parcha a Stirling, concretamente al monumento de William Wallace. Hemos decidido dejar la visita al castillo porque hemos leído que el aparcamiento se llena pronto y hay que emplear un P+R en las afueras de la ciudad. Nos llevaría demasiado tiempo y el interior de los castillos no es una prioridad para nosotros con la peque y con la mitad de pasajeros que no sabemos inglés.

Los aparcamientos para visitar este monumento son amplios (56°08’26.7″N 3°55’09.6″W) y no tenemos ninguna dificultad en encontrar dos plazas grandes. A partir de aquí hay que acceder caminando por un sendero hasta el pie de este monumento con forma de torreón. La subida es llevadera y en un momento estamos en la entrada. No queremos visitar la exposición, pero preguntamos si podemos entrar a la tienda donde hay diversos objetos de carácter histórico. Carlos jr. está muy interesado en la historia de este héroe escocés. Cotilleamos, compramos algún recuerdo y salimos para hacernos unas fotos, aquí y en el mirador sobre la ciudad de Stirling, cuyo castillo se aprecia tras el meandro del río. Al regresar a las taquillas, junto a la puerta de la tienda de recuerdos, hay un photocall inspirado en la lucha librada aquí. Nos entretenemos un buen rato haciendo fotos a los más pequeños intercambiando los papeles de héroe y villano. Finalmente nos damos por satisfechos y decidimos poner rumbo a Edimburgo. Parece que vamos a poder comer ya en el camping.

Pronto estamos en la autopista ¡Qué raro se nos hace! Nos entra la añoranza de las tierras altas y la paz de aquellas carreteras solitarias. Pero también descubrimos que conducimos por ellas con una naturalidad que no teníamos el primer día al circunvalar Glasgow.

Al pasar a la altura de Falkirk, desde la misma autopista, podemos ver a nuestra derecha el famoso monumento The Kelpies, formado por dos enormes cabezas de caballo hechas en metal.

Pronto estamos circunvalando Edimburgo para dirigirnos a nuestro Camping que está justo en el extremo opuesto de la ciudad. Poco antes de llegar nos detenemos en un enorme Tesco que encontramos cerca de Musselburgh (55°56’24.9″N 3°03’21.5″W). Necesitamos pan para los bocatas que llevaremos al Festival esta noche. Pero es una breve parada y pronto estamos instalados y comiendo.

Después de comer nos informamos en la recepción de las tarifas de familia numerosa para llevar el importe justo ya que hemos leído previamente que no te cambian ni te devuelven en el autobús. Aprovechamos para verificar que la información sobre la línea que debemos tomar (el 26) y el lugar de la parada.

Con todo preparado para pasar la tarde en la ciudad y asistir al Military Tattoo Festival (incluyendo cena e impermeables porque al Festival no se pueden entrar paraguas)llamamos a Eli para avisarle que nos ponemos en camino y concertar con él un encuentro en el centro de la ciudad.

El autobús no tarda en pasar, pero el trayecto hasta la Princes Street es largo. A la peque le da tiempo a jugar y hacernos reír a todos con sus originales comentarios. Aun así, vamos muy pendientes del Google Maps, que sigue nuestro recorrido, para saber cuándo estamos llegando. Todavía no conocemos nuestro destino y debemos estar atentos a la parada.

Al llegar debemos esperar un poco a Eli, pero no tarda demasiado en aparecer con su hermana, corriendo como locos porque llegan tarde ¡Qué alegría encontrarnos con él después de tantos meses fuera! A su hermana la vimos la semana pasada antes de partir.

Felices por el reencuentro, y después de los besos y abrazos, nos hacemos la foto oficial para enviar a casa, a sus padres y a la abuela. Somos un buen grupo, casi la mitad de la familia. Terminado el alborozo inicial nos ponemos en camino tras nuestro guía local Eli que se dispone a llevarnos al castillo, empleando callejuelas menos concurridas ya que la ciudad está a tope en estos días de festival.

Al llegar a la entrada ya está comenzando a hacerse cola para el acceso, pero tenemos asientos numerados y es un poco pronto. Como ellos no van a entrar con nosotros, no queremos separarnos tan pronto y damos una vuelta por la animada calle disfrutando de la compañía antes de decidirnos por fin a ponernos en la cola pasando el control de bolsos.

Lo primero que hacemos al entrar, antes de ocupar nuestros asientos, es ir al baño. Hay muchos y la verdad es que todos tienen algo de cola, pero es llevadera. Alrededor de las gradas hay un gran ambiente festivo, algún puesto de comida para llevar, gente haciendo fotos, escoceses, gaiteros y otros artistas que van a participar en el espectáculo ofreciéndose para salir en ellas, personal del evento vendiendo el libro oficial con la información de las actuaciones, otros repartiendo cojines elevadores para los niños o guiándote hasta tu grada… poco a poco invitando a todos a dirigirse a sus asientos. Nosotros nos acomodamos en la grada 3, casi en el centro de la pista, justo sobre una de las puertas de entrada de artistas. Parece que estamos en un buen sitio (luego descubriremos que se ve todo de lado, pero eso sucede en casi todas las gradas, a excepción de las pocas plazas frente al castillo y esas parecen estar reservadas para invitados preferentes, pero no importa, todo el tiempo se mueven y desfilan). A nuestra derecha el castillo iluminado está precioso y vamos haciendo algunas fotos. Como todavía falta un rato para el comienzo (hay que llegar con media hora de adelanto) decidimos ir comiendo nuestros bocadillos.

Antes de la hora oficial de inicio nos entretienen con la entrada desde el castillo de dos de los clanes históricos de Escocia. Sus miembros entran vestidos con la ropa tradicional escocesa o simplemente portando algún accesorio confeccionado con la tela de cuadros que distingue a su clan. Entran al son de las gaitas hasta formar unas filas en el centro de la pista. El presentador-animador del acto, que irá haciéndose oír por la megafonía durante todo el espectáculo, les presenta y anima a tomar asiento, después va presentando a una serie de personalidades invitadas en el día de hoy, de vez en cuando entra algún coche oficial y desciende otro invitado. Algunos acompañados de un elegante señor con sombrero al más puro estilo inglés. Hoy, entre los invitados, estará el embajador de Japón.

Finalmente da comienzo el espectáculo en el que intervienen bandas militares de diversos países, espectáculos más vistosos como un baile de la india, representaciones históricas como la lucha contra los vikingos o la de los escoceses contra los ingleses, alternando con desfile de gaiteros y tambores, que a nosotros fue lo que más nos gustó, junto a los bailes tradicionales escoceses. Todo el tiempo el castillo al fondo está iluminado y sobre él se van haciendo proyecciones que van cambiando con cada actuación.

Para finalizar, una emotiva interpretación del tema “Hallelujah” de Leonard Cohen, seguido del himno de Gran Bretaña que tenemos que escuchar puestos en pie y la Canción de despedida: “Llegado ya el momento de la separación” que todo el público canta cogido de la mano y moviéndose hacia los lados. En el castillo el broche final lo ponen unos pequeños fuegos artificiales.

Nosotros tenemos detrás unas parejas de jubilados locales que deben veranear en nuestro país porque se dirigen a nosotros en torpe español, que nos cogen la mano para cantar con entusiasmo. Estos mismos se disculpan con nosotros cuando el presentador del acto va nombrando una a una las distintas nacionalidades para agradecer su presencia y no nombra a los españoles. Son muy agradables con nosotros.

La verdad es que resulta una noche estupenda en la que la noción del tiempo se pierde y hasta la peque lo pasa fenomenal y sigue atenta el espectáculo bailando como el que más. Hacemos alguna foto y vídeo, pero no mucho porque no queremos distraer nuestra atención.

Finalizado el evento vamos saliendo en un río de gente, comentando y compartiendo recuerdos de lo que hemos vivido. Poco a poco regresamos a Princes Street donde hemos de tomar el autobús para volver al camping.

Aquí tenemos otro de esos momentos anecdóticos, ya que no encontramos por ninguna parte la parada de nuestro bus, recorremos toda la avenida mirando cada parada en busca del 26, pero nada. Finalmente recurrimos al Google Maps descubriendo que la parada esá en una pequeña calle perpendicular a esta vía principal.

El camino lo pasamos entretenida con la peque. Es algo más corto porque hace menos paradas ya que a estas horas va casi vacío.

El trayecto caminando desde la parada del bus hasta la puerta del camping está absolutamente oscuro, ni una farola, y caminamos en grupos iluminados con la linterna del móvil.

Poco después estamos todos en la cama. Hemos llegado cansados pero muy contentos y todavía nos queda mañana para descubrir esta histórica ciudad.

Pernocta:

 Drummow Caravan Park en Musselburgh (Edimburgo)                     55°56’57.9″N 3°00’28.4″W                  39Libras con electricidad

 

DÍA 9: MARTES 22 AGOSTO: EDIMBURGO

Comienza nuestro último día en Escocia. Salimos del camping para tomar de nuevo el bus que nos llevará hasta el centro de Edimburgo. Allí, junto el monumento a Scott, nos esperan Eli y Mariví preparados para emprender esta jornada en la que nos van a mostrar la ciudad, uno haciendo uso de los conocimientos que ha adquirido por el tiempo que lleva viviendo aquí, la otra porque en días anteriores ha realizado un tour guiado.

Comenzamos la mañana visitando la llamada ciudad nueva, New Town, construida en el siglo XVIII para descongestionar el barrio de la ciudad vieja, que forma un complejo urbanístico muy homogéneo al norte de Princes Street. Lo hacemos recorriendo de extremo a extremo la calle peatonal Rose Street en la que apenas está comenzando la vida en los muchos establecimientos y locales que la llenan. Cruzando la plaza Charlotte Square, nos dirigimos al Dream Village, un barrio con ambiente de pueblo encantado de otro tiempo rodeado de vegetación y agua, con bellos edificios del siglo XIX y unas cuantas casas que parecen sacadas de Alsacia.

Como tenemos pensado hacer un Free Tour por la ciudad y parte a las 14h de la Royal Mile, decidimos comer algo rápido más pronto de lo habitual e intentar llegar a tiempo, a pesar de que estamos muy lejos del lugar de encuentro. Con esa idea en mente vamos al Mc Donald de Princes Street que nos coge de camino, pero está bastante lleno y somos 11 personas que acomodar, eso nos resta agilidad. Conseguimos dos mesas separadas y pronto estamos dando buena cuenta de nuestra comida. Eli nos hace reír a todos trayendo un vaso entero de ketchup. No ha encontrado otro recipiente y aquí el ketchup no va en bolsitas, sino que se sirve a granel de un dispensador. ¡Para ser cocinero no ha calculado muy bien la medida! Cuando terminamos de comer vemos que el tiempo está muy justo para llegar al tour, pero aun así decidimos intentarlo. Vamos recorriendo la avenida junto a los Princes Street Gardens que están preciosos con el castillo sobre la colina al fondo. Da pena no parar a saborearlos o hacer fotos, pero tendrá que ser más tarde.

Pese a todo, la carrera será infructuosa. Llegamos al lugar cuando un grupo está saliendo y no nos dejan incorporarnos (esto nos resulta rarísimo, ya que en otras compañías no importa el número y cuantos más mejor para el guía que ganará más propinas). Nos envían al coordinador que, a su vez, o no nos entiende, o no nos quiere entender y nos intenta meter en otro tour, pero de pago establecido, con muy poca amabilidad. Total, que tras un rato esperando decidimos marcharnos y que Eli y Mariví sean nuestros guías una vez más. Nos lo tomamos con humor, pero de nuevo nos quedamos con muy mala opinión de Sandermans, la compañía que hace aquí los tours y, como ya he comentado otras veces, la que menos nos gusta de las que se dedican a esto.

Estamos en el inicio de la Royal Mile, la arteria principal de la ciudad vieja, justo donde nos quedamos ayer tarde, cerca del castillo. Este primer tramo está abarrotado de gente y hay actuaciones callejeras, por todas partes y de todo tipo, por el Fringe Festival. Decidimos recorrerla a partir de aquí en dirección al Palacio Holyroodhouse. Pasamos por la Catedral de St. Giles sin detenernos. A medida que nos vamos alejando del castillo la aglomeración de gente disminuye y se puede caminar con más tranquilidad, también van disminuyendo el número de tiendas para los turistas. Todo el recorrido está lleno de edificios históricos y casas burguesas de varias épocas. De vez en cuando Eli nos hace parar y, situados a su alrededor nos cuenta alguna historia relativa a los edificios que estamos viendo o a los pasadizos que cruzan la ciudad por debajo, incluyendo sus leyendas que ha escuchado en uno de los tours nocturnos.

Casi llegando al Palacio, encontramos a nuestra derecha el curioso edificio vanguardista del Parlamento Escocés, diseñado por el arquitecto catalán Enric Miralles. Un edificio que suscitó mucha polémica por la audacia postmoderna de su diseño. Su fachada lateral comparte plaza con la que da entrada al Palacio. Nos acercamos a la entrada y hacemos alguna foto del palacio desde la puerta de reja que da acceso al complejo, pero no lo visitamos. El entorno en el que está situado es muy bonito, a los pies de una de las colinas de la ciudad, una zona verde llamada Holyrood Park, que puede apreciarse desde diferentes lugares y constituye una zona de esparcimiento para los lugareños.

 

Desde este punto nos dirigimos ahora a otra de las colinas de la ciudad, punto panorámico privilegiado: Carlton Hill.  Para llegar hasta la colina seguimos a Eli por un atajo que atraviesa el cementerio New Carlton, algo habitual al parecer en este país donde los cementerios son lugares a los que se puede ir a pasear.

La subida a la colina resulta uno de los momentos más divertidos del día, entre bromas, payasadas y mil tonterías que nos hacen estar entretenidos un buen rato. Las divertidas fotos dan testimonio de este momento. Tiempo más tarde, tras el descanso y numerosas fotos, iniciamos el descenso hasta el centro de la ciudad.

Ahora nos dirigimos al cementerio Greyfriars, donde Mariví toma el relevo a su hermano para hacer de guía. Visitamos el cementerio y vemos el monumento homenaje al perrito Bobby que permaneció junto a la tumba de su amo durante 14 años. Nos cuenta también la historia de la escritora de Harry Potter que se inspiraba en este entorno para escribir su obra y visitamos la cafetería en la que solía sentarse a escribir.

Nuestro siguiente destino es la plaza Grassmarket, a los pies del castillo, lugar en el que se ejecutaban las sentencias capitales en tiempos pasados. Llegamos a ella descendiendo por la colorida y conocida Victoria Street. Allí tenemos ocasión de escuchar nuevas historias, algo tétricas, gracias nuevamente a los tours de fantasmas por los subterráneos de la ciudad en los que ha participado Eli.

Y así damos por terminada la visita a la ciudad, cansados pero contentos y decidimos dedicar el tiempo restante, primero a tomar algo y descansar y finalmente a la búsqueda de algún recuerdo para llevar a casa. Nuestro tiempo aquí termina hoy.

A la hora de elegir qué tomar nos dividimos en dos grupos. Uno que va de cervezas y otro de merienda dulce. Yo me uno al segundo, pero nos alejamos del resto, que se quedan en un pub allí mismo en la ciudad vieja, y hacemos el esfuerzo de caminar un poco más y llegar hasta Princes Street. En realidad, el helado es una excusa para poder ver y fotografiar el castillo desde los jardines antes de que anochezca. Esta mañana no ha sido posible por la prisa que llevábamos.

Cuando regresamos junto al resto del grupo descubrimos que ha aumentado porque han encontrado a unos amigos y están compartiendo sus respectivos viajes.

Termina la tarde con un recorrido por las tiendas y una gorra escocesa para Javi, que está buscándola desde la isla de Skye.

Pronto llegan las despedidas y estamos en el bus de vuelta al camping para recoger y hacer las maletas. La ciudad nos despide con una ligera lluvia para no perder la costumbre.

Pernocta:

 Drummow Caravan Park en Musselburgh (Edimburgo)                     55°56’57.9″N 3°00’28.4″W                                          39€ con electricidad

 

DÍA 10: MIÉRCOLES 23 AGOSTO: EDIMBURGO-ROCKIN VANS (140 Km)

Escocia en autocaravana

Nuestro objetivo esta mañana es recorrer los 140 km que nos separan de la empresa de alquiler llegando antes de las 11 (Hora tope de devolución). En principio parece fácil, ayer miramos el tiempo previsto en Google Maps y con salir a las 9 o 9’30 llegaríamos sobradamente, pero, para empezar, salimos algo más tarde de lo previsto al tener que hacer cola para vaciar y dejar limpios todos los depósitos de la autocaravana, y después vendrá lo peor: al mirar ahora el tiempo necesario para llegar, el Google Maps nos indica una retención en la circunvalación de Edimburgo y prevé la llegada a Kilmarnock para las 11’15. Nos entra una especie de ataque de pánico porque no sabemos si la empresa cierra a mediodía y de ser así, de tener que esperar a que vuelvan a abrir de nuevo,  si llegaremos tarde al vuelo. Decidimos no detenernos a llamar por teléfono e intentar ganar tiempo siguiendo todos los consejos de atajos del Google Maps y ciñéndonos al máximo al límite de velocidad de la autopista ahora que ya la dominamos.

Con un estado de ansiedad notable llegamos a las 11 a la gasolinera que está al lado de la empresa de alquiler y, mientras llenamos el depósito, les hacemos una llamada. Respiramos cuando nos dicen que no hay problema.

Mientras revisan las AC por dentro y por fuera, vamos sacando el equipaje y despidiéndonos de esta casa móvil de la que hemos podido disfrutar enormemente en estos días. Pronto estamos en un coche de la empresa rumbo al aeropuerto, acompañados por un dicharachero conductor que nos cuenta sus planes de veranear en España este año.

El aeropuerto, tan pequeño y sencillo como lo recordábamos, nos recibe solitario. Menos mal que ya lo sabíamos y venimos preparados con la comida a base de bocatas que hemos hecho esta mañana. Disfrutamos de un momento de tranquilidad después de la agitada mañana que llevamos y nos permitimos bromear con un imán que toca la gaita, que hemos comprado aquí mismo en el aeropuerto, haciendo uso de nuestras últimas libras.

Ya sólo nos queda el embarque sin contratiempos y un viaje en el que repasaremos las fotos del viaje, saboreando los recuerdos.

En el aeropuerto de Alicante vivimos la última anécdota porque el cochecito de bebé de Rosa no sale en la cinta y todos los pasajeros van abandonando la zona excepto nosotros y algunos otros padres con bebés. Finalmente descubrimos, gracias a la ayuda de una empleada del aeropuerto, que los cochecitos están en la cinta, pero algo ha hecho saltar la alarma y  se ha detenido por seguridad. En cuando la activan, salen enseguida y, tras recogerlo, nos ponemos en marcha a los respectivos coches.

Pronto toca despedirnos de nuestros compañeros de viaje llevando con nosotros mil recuerdos compartidos.

Translate »