República Checa

INTRODUCCIÓN

Este viaje lo hemos realizado con nuestros hijos de 19 y 16 años y dos amigos de sus mismas edades, en agosto del 2014. El medio de transporte: un monovolumen Seat Alhambra equipado con un box en la baca para dar cabida al equipaje de los 6.

El recorrido de 4656 Km.: Alicante – Francia – Alemania – República Checa – Alemania – Francia – Alicante.  A los que hay que añadir los desplazamientos internos en el país para realizar las diferentes visitas.

 

 

PROYECTANDO EL VIAJE

Nuestra visita a Polonia el año pasado nos dejó con ganas de repetir y comenzamos planeando un segundo viaje a Polonia, intentando llegar hasta allí esta vez en coche (el año pasado lo hicimos en avión). Pero, para llegar a Polonia, teníamos que rodear o cruzar República Checa.

Dos cosas nos hicieron finalmente cambiar de planes: La primera que tres días de carretera para llegar a Polonia y tres de vuelta sólo merecían la pena si íbamos a permanecer allí como mínimo 10-15 días más y este verano no disponíamos de tanto tiempo. La segunda es que habría que hacer escala en Praga, y ¿Cómo hacer noche en Praga sin quedarnos a visitarla cuando nuestros hijos no la conocían y nosotros no habíamos vuelto desde el año 90? Además, cuanto más leíamos sobre República Checa, por informarnos como país de paso las opciones de carreteras y/o alojamientos que ofrecía, más interesante nos iba resultando la opción de visitarla.

Poco a poco fuimos descubriendo lugares de interés turístico, monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad, lugares importantes en el escenario de la II Guerra mundial…. En fin, que lo que comenzó siendo un viaje a Polonia terminó siéndolo a República Checa y nos proporcionó la oportunidad de cambiar rotundamente la imagen decadente que guardábamos en la memoria de una Praga “gris,” apenas emergiendo del estricto régimen Comunista, empobrecida y abandonada, todavía inmersa en la Europa del Este, para descubrir una Praga cosmopolita y moderna, cuidada y muy atractiva que ha sido lo mejor de este estupendo viaje, junto a muchos otros pequeños descubrimientos que iréis conociendo en el relato del día a día.

PREPARATIVOS

Los alojamientos los reservamos todos en la página de Booking por su flexibilidad de reserva en cuanto a número de días, ya que planeamos estancias cortas en diferentes puntos del país, para poder visitarlo sin hacer recorridos excesivamente largos. Los criterios predominantes: disponer de cocina y capacidad para seis personas, wifi y el precio más bajo posible dentro de una valoración aceptable por parte de los clientes.

  • Para la primera noche de ruta reservamos un apartahotel de la cadena Apparcity en Chalon sur Saone. Pequeño y funcional. Suficiente para una noche de ruta.
  • Nuestra primera estancia en República Checa fue en una casa alquilada para 5 noches en la ciudad de Tabor. Una casa de dos plantas, muy nueva y amplia, con un gran patio trasero.
  • En Praga alquilamos un apartamento para 3 noches, en la River View Residence, muy bien ubicado, justo enfrente de la Casa Danzante, al lado del río y cercano al centro. Era el piso del ático y nuestra habitación estaba justo en una torre del edificio, rodeada de una balaustrada que nos permitía saludar a los turistas del edificio de enfrente.
  • En Klinovec alquilamos otro apartamento por 3 noches por su cercanía a la ciudad de Karlovy Vary que visitaríamos desde allí.
  • Por último, alquilamos dos apartahoteles en Francia: Uno en los alrededores de Colmar y el otro cercano a Beaune. El motivo de ese pequeño desplazamiento tan sólo de 250km para una noche tenía su razón: Llegamos a Colmar con intención de visitarla junto a algún pueblo más de esta preciosa región: Alsacia, pero solo podíamos pasar allí un día, el siguiente había que llegar a casa. SI dormíamos ambas noches en Colmar, nos quedarían demasiados kilómetros para el día de regreso. Entonces ingeniamos un plan: llegamos a nuestro alojamiento en Colmar para sólo una noche. Al día siguiente visitaríamos todo lo posible, pero al final de la tarde recorreríamos esos 250 km para alojarnos más cerca de casa y que el regreso quedara al alcance de nuestra mano en una sola jornada.

Respecto al Seguro médico solicitamos la Tarjeta Sanitaria Europea en las oficinas del INSS, antes de partir, pero no necesitamos hacer uso de ella en ningún momento. Esta vez no contratamos un seguro privado porque la tarjeta VISA y el seguro de nuestro coche nos ofrecen también seguro de viajes y accidentes.

Respecto a la información turística, además de los diferentes relatos de la página Viajar en autocaravana, la mejor fuente de información ha sido la página de turismo de República Checa en Español que ofrece una información muy completa de cada uno de sus monumentos y lugares de interés.

En papel llevábamos la GUÍA TOTAL ANAYA de República Checa y el mapa Michelin del país.

Sobre el  transporte público en Praga obtuvimos información sobre los tipos de billetes en: http://www.dpp.cz/en/fares-in-prague/  y sobre los lugares de compra en: http://www.dpp.cz/en/ticket-sales/ pero no la utilizamos porque estábamos alojados muy cerca del centro y lo recorrimos caminando.

También leímos sobre la Prague city card sobre la cual podéis obtener más información abriendo la página enlazada. Nosotros no la adquirimos ya que para nuestro plan de visitas no salía rentable.

Para visitar la ciudad de Praga cogimos un “Free tour”: Este sistema que ya hemos usado en otros países consiste en realizar un tour de dos o tres horas (según la ciudad) que no tiene precio establecido. Al terminar se paga voluntariamente lo que se considere adecuado. Aquí parten del reloj astronómico en la Plaza Staromieste de la ciudad vieja todos los días. Hay varias compañías y creo que al final cogimos una distinta de la que habíamos reservado, por eso no os indico la página web. Lo que si os diré es que de las cuatro o cinco veces que hemos hecho uso de estos tours los mejores han sido en Cracovia y en Budapest con una empresa llamada Free Walking tours en la que los guías eran nativos de aquel país y las más flojitas las de Sandemans en Berlín y Amsterdam. Esta compañía lleva como guías a españoles y sus versiones de la historia están muy marcadas por influencias políticas de aquí y no por el sentir de la gente que lo ha vivido allí. Además mucho más incisivos en el cobro, si en la otra empresa te hacían sentir que realmente era la voluntad y te permitían algo de privacidad en el donativo final, estos te recordaban a cada momento que había que pagar y te lo recogían en mano para asegurarse que todos dieran algo. Igual fue mala suerte con los guías, pero esa ha sido nuestra experiencia. Aquí en Praga no era ni una ni otra de estas empresas, sino una tercera. El guía era chileno y digamos que ni tan bien como la primera, ni tan mal como la segunda.

Lo que sí hicimos fue reservar la visita en español a Terezin pero nos equivocamos de día y aunque nos pudieron incluir en un grupo en español para la visita a la prisión (fortaleza pequeña), no nos guiaron en la visita al gueto, que está justo al lado (fortaleza grande). Al parecer ese día no había tour en español. Lo visitamos sin guía, a partir del plano que obtuvimos en el museo.

En cuanto al dinero, como República Checa todavía no dispone de euros, tuvimos que cambiar a coronas checas antes de salir. Normalmente lo más interesante es el pago con tarjeta, pero es necesario disponer de dinero en efectivo para gastos más pequeños y preferimos siempre llevar algo antes de salir.

GASTOS

Para hacer un cálculo de los gastos de viaje, relativos al transporte, más que detallaros los nuestros, puede ser de más ayuda proporcionaros algunos datos con los que elaborar vuestro propio presupuesto, ya que las tarifas varían de un año a otro y también el cambio de divisas. Además, el consumo de gasolina de cada vehículo puede suponer una diferencia considerable.

A día de hoy utilizamos esta página http://es.globalpetrolprices.com/ para hacernos una idea del precio de combustible de cada país y, a partir de ese precio y del consumo de nuestro coche, hacemos un cálculo empleando la página: https://www.viamichelin.es/ para determinar los kilómetros. Esta página, además, da una información muy precisa de los peajes.

En este viaje los peajes a tener en cuenta son los de la autopista de la costa en España y las autopistas francesas. En República Checa es necesaria una pegatina para circular por sus autopistas y autovías, cuyo precio depende del periodo de validez que necesitéis. Se controla bastante así que adquirirla en una gasolinera fue una de las primeras cosas que hicimos al entrar en el país.

En cuanto al combustible, lo que si tenemos siempre presente es el llenar el depósito antes de entrar en un país donde la gasolina es más cara y, por el contrario, evitamos repostar o en su caso poner los litros imprescindibles cuando vamos a entrar en un país donde el gasoil es más económico (la diferencias son considerables).

En Francia hay que intentar llenar el depósito fuera de la autopista y preferiblemente en las gasolineras de centros comerciales. Una página muy buena para encontrarla gasolinera más barata en este país es: http://www.prix-carburants.gouv.fr/ Siempre nos resulta de gran utilidad.

EL VIAJE DÍA A DÍA.

DÍA 1- LUNES 11 AGOSTO:  MONFORTE DEL CID-CHALON SUR SAÔNE 1287 Km.

 Salimos a las 5 de la mañana para recoger a nuestros acompañantes y ponernos en camino. Desayunamos en Tarragona y, a partir de aquí conduzco yo hasta la siguiente parada en Girona. Esta vez damos buena cuenta de las empanadillas que hemos comprado antes de salir. Con Javier de nuevo al volante continuamos hasta Beziers donde paramos a comer en un área muy parecida a la de Narbonne (Nuestra parada habitual). El menú este año es pollo con tomate frito y tortilla de patata gentileza de la abuela. Descansamos a media tarde cerca de Lyon con un ratito de fútbol incluido para estirar las piernas y llegamos a Chalon sur Saône al final de la tarde. Después de descargar las maletas en el pequeño apartamento reservado para hoy, los chicos bajan a jugar un rato al fútbol en el parque mientras preparo la cena. Descubrimos que nos falta una silla y Javier baja a recepción a pedirla, pero al parecer no hay disponibles. Lo solucionamos sentándose él en una mesita baja para cenar. Más tarde descubrimos que tampoco nos han dado las almohadas para las dos camas del comedor, menos mal que llevamos algunas en el coche y podemos solucionarlo. La recepción ya está cerrada.

 

DÍA 2- MARTES 12 AGOSTO: CHALON SUR SAÔNE- TÁBOR 973 Km.

Nos levantamos temprano y nos acercamos a un centro comercial a poner gasolina. Poco después estamos en camino por la autopista. A estas horas tiene poco tráfico y los kilómetros cunden. Llegando a Mulhouse paramos a descansar en un área en la que, como siempre, nuestros jóvenes aprovechan bien la wifi.

En cuanto cruzamos la frontera alemana el tráfico de la autopista aumenta, con tramos de retención que nos hacen avanzar muy lentamente. Al pasar Karlsruhe la circulación mejora y paramos a comer cerca del museo de la aviación. Podemos ver de vez en cuando aviones sin motor pasar sobre nosotros y recordamos en nuestras conversaciones a un amigo, Jesús, que es un gran aficionado al tema. Hace fresco y hemos colocado la mesita al sol. Notamos el cambio de precios en las áreas. Los baños ahora son de pago y el café de bar mucho más caro, así que optamos por hacernos un instantáneo.

A media tarde cruzamos la frontera Checa y nos detenemos en la primera área de descanso para adquirir la viñeta que nos permite circular por las autopistas del país. El área es muy nueva y lujosa y los precios del gasoil muy caros. Hasta el WC es de pago como en Alemania, sin embargo los productos a la venta son muy económicos.

Aprovechamos para adquirir pan y agua que nos van a hacer falta esta noche. Nos quedamos un ratito a estirar las piernas y picar algo y rápidamente los jóvenes sacan el balón del coche. Algunos se cubren con lo primero que encuentran, una toalla, porque la temperatura es baja.

 Por suerte para nosotros ya no volveremos a tener calor hasta el último día, ya en España. El clima durante toda nuestra estancia aquí será más bien primaveral, refrescando por las noches y con algunos ratitos de lluvia.

De vuelta al coche iniciamos los últimos 90 km, dejando la autopista y adentrándonos por las carreteritas del país, en las que todavía queda mucho por mejorar. No solo el asfalto y señalización son bastante penosos en algunos tramos, sino también la falta de áreas o espacios de descanso. No hemos visto una sola zona de mesitas en todo el país.

El paisaje que nos acompaña en estos primeros kilómetros por República Checa es el que nos acompañará cada día de nuestra estancia aquí, exceptuando la zona cercana a Karlovy Vary, que visitaremos en los últimos días, que es bastante más montañosa. Es un paisaje de suaves colinas en el que alternan campos agrícolas, con densos bosques y abundan los lagos por todas partes, incluso en los pueblos. Muchas carreteras están bordeadas de árboles, en ocasiones frutales. Nos llaman la atención los radares a la entrada de todos los pueblos que te indican la velocidad a la que marchas, iniciando una cuenta atrás según vas reduciendo.

Comienza así una rutina que los chicos ironizan: prado, cuenta atrás, bosque, lago, frutales …y vuelta a empezar.

Como la carreterita no es muy buena Andrea comienza a marearse y paramos en un pueblo para que se reponga. Está atardeciendo y no hay nadie en la calle. Tanto es así que sacamos el balón para estirar las piernas un rato. Cuando se encuentra mejor, pasa al asiento de delante y continuamos el camino hasta Tábor, donde llegamos al final de la tarde. En la puerta de la casa nos espera Michael, el propietario, muy amable, le hemos avisado de nuestra llegada por SMS.

Nos encontramos con una enorme casa de dos plantas con jardín, muy nueva y espaciosa, aunque algo escasa de muebles. Nos aventuramos a adivinar si será o no su vivienda habitual, quizá la alquile para sacar fondos y terminar de amueblarla. Pero en realidad no lo sabemos.

Nos instalamos cómodamente y los chicos se apresuran a buscar la posibilidad de ver en la enorme tele el partido de supercopa de Europa que juega el Madrid contra el Sevilla. Llevan todo el día calculando si llegarán a tiempo. Pronto están acomodados en el sofá, viendo el encuentro en un canal alemán, mientras yo preparo la cena de hoy.

 

DÍA 3- MIÉRCOLES 13 AGOSTO: TÁBOR – ČESKÝ ŠTERNBERG TÁBOR 150 Km.

Hoy nos concedemos un día tranquilo para instalarnos y recuperarnos de las largas jornadas de coche de estos dos días.

Lo primero que hacemos después del desayuno es salir a buscar un supermercado. Encontramos un Lidl y pasamos un buen rato eligiendo y haciendo la compra para los próximos días. Es divertido descubrir nuevos productos o tratar de adivinar qué son. En ocasiones llegarán a nuestra mesa como una agradable sorpresa, otras no tanto. Entre los productos que más éxito terminan teniendo, la mantequilla de cacahuete, las salchichas y la cerveza “de la cabra” que hoy descubrimos. El que menos, las hamburguesas de merluza que saben a cualquier cosa menos a merluza, pero podemos con todo.

 Después de colocar las compras en casa nos vamos al centro de Tabor, la ciudad en que vivimos, para conocerla un poco y dar un paseo. Sobre esta ciudad hemos leído antecedentes históricos muy interesantes que no conocíamos cuando hicimos la reserva.

Recibe su nombre de la Biblia, según la montaña Thabor cercana a Nazaret. También lo hace el lago, llamado Jordán. Sus fundadores, simpatizantes del movimiento reformista checo de los husitas, la construyeron decididos a crear una nueva comunidad que rechazara las leyes humanas y se rigiera sólo por la Ley divina. En los comienzos de la ciudad, sus habitantes entregaban todos sus bienes para repartirlos según sus necesidades. En el edificio del Ayuntamiento Antiguo, incluido entre los monumentos góticos más importantes de la República Checa, hay un museo sobre el movimiento husita. Desde sus sótanos, parte una red de pasillos subterráneos bajo la plaza principal, construidos en esa época.

Vamos en coche hasta un parking cercano al centro y nos vemos obligados a regresar a por los paraguas ya que está comenzando a llover. Tras conseguir un pequeño plano en la oficina de turismo, junto al ayuntamiento, damos un paseo por el centro de la ciudad partiendo de la plaza en la que todavía se pueden observar los altares en los que celebraban misa los husitas.

Vamos teniendo el primer contacto con los precios que son realmente baratos, especialmente en restauración y ya hemos visto que también en los supermercados. 

Pronto hemos visitado la iglesia y recorrido el casco antiguo y decidimos volver. También el parking nos resulta baratísimo. En casa comemos unos macarrones, descansamos un poco y decidimos comenzar con alguna visita. Optamos por el castillo Český Šternberk.

El primer aprendizaje de la tarde es que aquí las distancias nunca son lo que parecen. Con estas carreteras llegar a cualquier sitio, por cercano que parezca, se convierte en una verdadera excursión. Volvemos a vernos inmersos en esa sucesión que comenzamos a sentir habitual: prado, cuenta atrás, bosque, lago, frutales… y vuelta a empezar. Hoy añadiremos vacas, que hacen las delicias de Ginés. Nos llama la atención que frecuentemente están junto a los campos de fútbol de los pueblos, pensamos que no será agradable hacer deporte con olor a vaca.

También llaman mucho nuestra atención los espesos y altísimos bosques que parecen engullir la carretera. Tanto es así que decidimos parar en uno de ellos. Aparcamos el coche a un lado (por decir algo ya que la carretera no tiene ni arcén) y bajamos a explorar y a hacer unas fotos, aunque no resulta fácil por la escasa luz que puede atravesar la densa capa de árboles. Javier se queda en el coche y de pronto nos sorprende poniendo el tema musical “Selfie” a todo volumen. Parecemos un grupo de macarras en medio del bosque.

Satisfecha nuestra curiosidad, continuamos el camino hacia el castillo con el disco “musicote del güeno”, grabado por los chicos para la ocasión, como fondo. Otra cosa que aprendemos es que las señalizaciones son muy difíciles de seguir ya que nombran pueblecillos inexistentes en mi mapa. Ayudan los números de carretera pero más de una vez en estos días tendremos que dar algún pequeño rodeo.

Como era de esperar, al llegar al castillo están cerrando. Aun así conseguimos entrar al patio de armas y asomarnos para ver desde lo alto el valle a sus pies, así como algunas aves rapaces allí expuestas. No nos importa demasiado no entrar ya que la visita es guiada en checo.

El castillo de Český Šternberk es el emblema del curso medio del río Sázava. Sigue en manos de la familia de su fundador, y el dueño actual, Zdeněk Sternberg, vive aquí. Es una familia aristocrática checa de las más antiguas.  Realmente más que el interior, vinimos atraídos por su imagen exterior. La imponente construcción medieval está situada sobre unas rocas dominando el río y allí nos dirigimos para poder sacar mejores fotos. Vemos una pequeña parte de la muralla en obras pero, aun así, es una imagen que merece la pena.

En el camino de regreso, saliendo de uno de esos espesos bosques que nos encontramos con frecuencia en este país, nos sucede algo muy curioso, vemos a un señor parado en el lado contrario de la carretera, completamente inmóvil sobre la calzada. Nos da por decir que es un zombie, ya que lo parece. Esta idea se ve alimentada cuando unos 200 m después pasamos ante un cementerio con las puertas abiertas. Ya está atardeciendo. A partir de ahí veremos “zombies” todos los días y en todas partes y pasará a ser una de nuestras anécdotas del viaje.

De vuelta a casa, y mientras preparamos la cena, Javier ve caer desde un estante de la nevera, con muy mala suerte, la cerveza “de la cabra”, que se rompe en el suelo de la cocina formando un pequeño desastre que limpiar. No resulta fácil porque en estos países no saben lo que es un mocho. Hay que arrodillarse y fregar con un trapo y un cubo como la cenicienta. Penoso.

 

DÍA 4- JUEVES 14 AGOSTO: TÁBOR – ČESKÝ KRUMLOV – HOLAšOVICE – ČESKÉ BUDěJOVICE-  HLUBOKÁ – TÁBOR 200 Km.

Hoy nos espera una jornada de las más interesantes del viaje por los lugares que visitaremos. Comenzamos el día dirigiéndonos a una ciudad patrimonio de la Unesco: Český Krumlov. Desde que comencé a preparar el viaje este fue uno de mis destinos preferidos y hoy por fin podremos verla.

Aparcamos justamente bajo el castillo, en la parte de atrás de la colina, al lado de un jardín verde y arbolado muy agradable.

Tras un vistazo a la ciudad vieja pasando bajo el puente de cinco pisos que conecta el Castillo Superior con el edificio del teatro palaciego, rodeamos la colina para comenzar con la visita al castillo. Lo primero que vemos es el foso y no tardamos en conocer a su habitante: un enorme oso pardo que yace tumbado rodeado de montones de fruta y verdura.

Tras cruzar por fin la puerta nos encontramos inmersos en un mundo de elegantes edificios y espaciosos patios.

Vamos a la taquilla donde ofrecen tres rutas de visita guiada pero no hay ninguna en español y son demasiado largas para soportarlas en otro idioma. Dudamos especialmente por la posibilidad de visitar al menos el singular teatro barroco que pertenece a los que mejor se han conservado en el mundo, pero finalmente nos conformamos con recorrer todos sus patios y murallas disfrutando a la vez de las bellas vistas sobre la ciudad a sus pies.

Como habíamos leído que ninguna visita del Palacio de Český Krumlov estaría completa sin subir a la Torre del Palacio, decidimos hacerlo. Justamente desde aquí se logra una de las más bonitas vistas a la pintoresca ciudad. La orilla del río Moldava de enfrente, que está unida con el palacio mediante un puentecito, forma la ciudad vieja. Aquí nos espera sobre todo una extraordinaria arquitectura de las casas burguesas y edificios medievales.

Pero, al bajar de la torre, decidimos posponer una poco más la visita al centro y dirigirnos al parque junto al coche para comer. Una vez repuestos, convencidos de que la mejor forma de conocer la belleza del centro histórico de Český Krumlov es paseando por sus pintorescas callejuelas, observando las fachadas de varios colores de las casas burguesas o perdiéndose en los comercios tradicionales, decidimos adentrarnos en ella.

Esta ciudad fue residencia del linaje de los Rožmberk, uno de los más ricos del reino que poco a poco llegaron a dominar una importante parte de Bohemia del Sur donde fundaban ciudades y sedes representativas de influencia renacentista, contribuyendo de esta forma al desarrollo de toda la región.

En el paseo, una de las primeras cosas que hacemos es degustar unos dulces típicos llamados Trdelnik, que llevamos todo el día viendo comer a la gente con la que nos cruzamos. Es una especie de bollo hueco con canela que elaboran en puestos callejeros y está buenísimo.

Terminada la visita nos dirigimos al segundo destino de hoy, también declarado patrimonio de la Unesco, y que nos cuesta un poco encontrar: Holašovice. Esta aldea ha conservado el mismo número de fincas a lo largo de su existencia de 800 años. Hoy en día se pueden ver aquí 17 caseríos con granjas y establos,  también una herrería, dos cervecerías y una pequeña capilla de San Juan Nepomuceno. El pueblo, sin embargo, no es ningún museo etnográfico al aire libre. La mayoría de las casas vernáculas están habitadas. Ganó su aspecto actual en el s. XIX cuando el estado rústico se libró de la servidumbre y los campesinos pudieron empezar a reformar sus casas en el ostentoso estilo de «Barroco rústico». En la plaza, originalmente bastante pobre, se comenzaron a construir fachadas con adornos detalladamente trabajadas de varios colores, que hoy en día vienen a ver visitantes de todo el mundo.

Desde aquí nos dirigimos a České Budějovice fundada como ciudad de reyes a mediados del siglo XIII. Gracias a su localización ventajosa, en la antigua ruta de la sal que unía Praga y Linz y en la que más tarde se construyó el primer ferrocarril tirado por caballos de Europa, se fue enriqueciendo y desarrollando hasta convertirse en una importante ciudad. A pesar de las frecuentes guerras e incendios durante la Edad Media, aquí se conservan una gran cantidad de monumentos históricos.

Aparcamos en una calle supuestamente cercana al centro de la ciudad, pero no terminamos de ubicarnos. Javier decide preguntar a una chica sobre la que han estado tonteando un rato Ginés y Javi, que no se atreven a acercarse a ella. La chica le da unas indicaciones que resultan ser totalmente erróneas. Lo que ha comenzado siendo una burla a los jóvenes que se han visto vencidos por Javier al conseguir hablar antes con ella, se convierte en lo contrario. Ahora nos burlamos de él porque la chica le ha tomado el pelo.

Para llegar al centro tenemos que coger de nuevo el coche y volvemos a tener una incidencia al aparcar, está vez con un señor maleducado que nos quiere quitar la plaza negándose a reconocer que hemos llegado antes, haciendo amago de atropellarnos a Andrea y a mí que nos enfrentamos a él y nos negamos a marcharnos del sitio. Él amenaza con llamar a la policía, nosotras le invitamos a que lo haga porque estamos convencidas que nos dará la razón. Al final lo dejamos aparcar gruñendo porque le reprochamos que no hable inglés y él se defiende diciendo que estamos en República Checa no en Inglaterra. Aparcamos casi al lado y nos dirigimos al centro ya bromeando sobre lo ocurrido. Mejor tomarlo con humor.

El centro de České Budějovice está formado por el orgullo de la ciudad: la plaza cuadrada de Přemysl Otakar II. La superficie de esta plaza, una de las más grandes de Europa, alcanza exactamente una hectárea. Está rodeada de preciosas casas barrocas con arcadas, con el suntuoso edificio del ayuntamiento al frente, que se incluye entre los más hermosos de la República Checa. Justo en la puerta un escenario parece estar esperando un concierto para esta noche. En el centro de la plaza se encuentra la Fuente de Sansón, de preciosa decoración escultórica, y desde uno de los extremos llama nuestra atención una curiosa escultura porque no conseguimos saber que pinta allí. Es un pez de colores que de vez en cuando lanza al aire agua pulverizada como para evitar el calor.

Habíamos leído que se podían obtener bellas vistas subiendo a la Torre Negra, pero a estas tempranas horas de la tarde no estamos por la labor, a pesar de que no hace excesivo calor. A este símbolo de la ciudad, que debía demostrar su riqueza, se asocian numerosas leyendas. Una de ellas cuenta que en la campana de la torre Bumerin solía sentarse la Muerte, que hacía sonar las campanas en lugar del guardián de la torre cuando éste no tenía ganas de subir arriba cada vez que era necesario repicar.

Sin duda, la cervecería Budějovický Budvar, donde desde hace siete siglos se fabrica una cerveza según una receta original, es parte inseparable del colorido de České Budějovice. La marca Budvar es conocida en todo el mundo, pero su nombre sigue causando problemas hasta hoy día. El motivo es que el nombre alemán, Budweis, es la denominación de una cerveza norteamericana que no tiene nada en común con la de České Budějovice. Nosotros tendremos ocasión de degustarla más tarde, comprándola en el súper.     

Para terminar la jornada nos dirigimos ahora a uno de los palacios más conocidos del país, un pedacito de la Inglaterra de los Windsor en medio de Bohemia del Sur, así se describe brevemente Hluboká, un palacio de cuentos de hadas que logró su aspecto en el siglo XIX, tras la reconstrucción neogótica. Fueron los soberanos checos los que fundaron Hluboká a mediados del siglo XIII como castillo de guardia. Los Schwarzenberg crearon el vasto parque inglés a mediados del siglo XIX.

Una vez más, nos limitamos a disfrutar de la belleza exterior del edificio, de sus jardines y patios, sin entrar en las salas. En el patio interior nos llama la atención al cantidad de cuernos de ciervo que adornan sus paredes, cada cual con su nombre. Cuando nos damos por satisfechos regresamos al coche para descubrir que me he dejado colgada en un banco del parque la funda de la cámara de fotos. El problema es que el castillo está al final de una empinada cuesta que hay que volver a subir y yo he descubierto que llevo todo el día caminando con las zapatillas sin plantillas. Como los voluntarios no nos llueven, Javier opta por subir en coche, saltándose la prohibición, hasta la puerta de un hotel que está arriba, junto al castillo. Asegura que somos clientes.

Recogida la funda volvemos a casa donde comentamos a la hora de la cena las pocas veces que hemos visto sonreír a los checos.

 

 DÍA 5- VIERNES 15 AGOSTO: TÁBOR – KONOPIšTě – KUTNÁ HORA – TÁBOR 200 Km.

Anoche, un repaso al mapa de Chequia, teniendo en cuenta lo poco que cunden aquí los kilómetros, nos hizo desechar completamente la posibilidad de visitar el este del país, que pensamos dejar para otra ocasión. Decidimos pues que nuestro destino de hoy será Kutná Hora. Pero antes, aprovechando que nos viene de camino, nos dirigimos al Castillo de Konopiště.

Este castillo fue fundado como una fortaleza gótica, inspirado en las fortalezas francesas con torres simétricamente ordenadas, una multitud de escaleras y puentes levadizos. Gracias a varias reformas, se fue transformando en un palacio romántico con interiores lujosamente amueblados y adaptados para la vida cotidiana. Fue residencia del heredero del trono, Francisco Fernando de Austria cuyo asesinato en Sarajevo dio motivos a la Primera Guerra Mundial. También la II guerra mundial dejó sus huellas en Konopiště, ya que fue residencia de las unidades de combate SS en aquella época.

Sin visitar el interior, dedicamos nuestro interés al extenso jardín palaciego con pavos reales que se mueven libremente por allí y algunos ciervos en cercados. Hay una zona dedicada a las aves de presa en la que podemos observar diversas especies, llamando nuestra atención especialmente un águila, no solo por su tamaño o belleza, sino porque mientras la contemplamos lanza un enorme chorro de heces hacia unas turistas a las que casi alcanza. Comprendemos ahora porque tiene estampadas todas las paredes del recinto.

En el interior del foso vemos a unos chavales practicando el tiro al arco, pero no nos animamos. En el jardín de las rosas nos hacemos fotos de todo tipo, espontaneas, montadas, tontas, graciosas y hasta algunas bonitas. Ginés atrapa una ranita que al saltar al suelo se cubre de piedrecitas blancas que quedan adheridas a su húmeda piel.

Poco a poco, vamos regresando al coche entretenidos, haciendo avanzar un palo entre todos a base de pataditas. Es el “tiki-taka” español.

Ya en el parking, mientras damos un vistazo a los puestos de recuerdos, Javier conversa con unos turistas canarios que curiosamente no han visto nunca un coche como el nuestro en su ciudad.

Llegar a Kutná Hora por carreteras secundarias no es tarea fácil, pero varias rectificaciones más tarde hemos llegado. A esta ciudad, la ciudad de plata, se la denomina con derecho «la caja de tesoro». Ello se debe a que su riqueza ayudaba al desarrollo del Reino Checo. A lo largo del reinado de Venceslao II, estuvo aquí la única una casa de moneda del país.

El núcleo de la ciudad fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1995, gracias a su importancia histórica y joyas arquitectónicas. De todas las calles, casas e iglesias se desprende una larga historia llena de importantes acontecimientos.

El símbolo de Kutná Hora es la singular iglesia de Santa Bárbara, patrona de los mineros, de la época gótica tardía. Se levantó sobre una explanada panorámica desde donde se domina el valle del río Vrchlice. Su llamativo emplazamiento, así como la riqueza de su obra, testimonian el deseo de ensalzamiento de la corporación de mineros que se encargó de su construcción que se alargó más de 500 años. Es uno de los ejemplos más notables de las iglesias góticas de Europa.

La primera imagen de esta iglesia que tenemos al llegar a la ciudad es impresionante, cubierta por un tejado con tres puntas altísimas. Pero antes de saciar nuestra curiosidad debemos aparcar y saciar nuestra hambre. Se nos ha hecho mediodía. Así lo hacemos y nos comemos nuestros bocatas en un banco de los jardines que rodean esta iglesia, deleitando a los presentes con nuestras risas y los intentos de Ginés y Javi de lanzar la botella de agua al aire haciendo que caiga plantada. Andrea no tarda en huir a un banco soleado. Como siempre, tiene frío a la sombra.

Sta Bárbara es nuestra primera visita aquí, aunque adquirimos un ticket combinado que incluirá las otras dos iglesias de la ciudad y el osario. En cada uno de los lugares nos dan una hoja explicativa escrita en español. Ginés nos hace reír a todos, allí sentados en la iglesia, al exclamar en voz alta: esto serviría para hacer un “trabajico” de clase, copia y pega.

Al salir de la iglesia nos dirigimos al centro de la ciudad recorriendo la calle Barboská, junto al antiguo colegio Jesuita, decorada con 13 estatuas barrocas que recuerdan las que adornan el puente Carlos de Praga. Al otro lado los viñedos cubren la colina y nos hacen sentir como en casa.

Paramos a tomar un café y unos refrescos de frambuesa en una terraza y nos sorprende el precio del menú del día, 5€. Lástima no haberlo visto antes, aunque hemos comido muy bien.

En la iglesia de SvJakub, ya en el centro, Ginés y Javi parecen despertar unas risas a las dos chicas encargadas de entregar las hojas informativas. No tenemos muy claro si han ligado o se están riendo de ellos, pero elegimos pensar lo primero.

Al salir decidimos trasladarnos en coche hasta la siguiente visita incluida en la entrada que está a unos km de aquí y regresar después a pasear más tranquilamente por el centro.

Ya en Sedlec, vamos a la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, junto al monasterio cisterciense, denominada templo de la luz quizá porque las macizas ventanas no tenían en aquel entonces comparación en Chequia. Construida sobre las ruinas de la iglesia gótica que se quemó en el s. XV, esta joya arquitectónica combina el énfasis cisterciense al espacio y sobriedad, con la majestuosidad gótica de la catedral. Como parte de la visita subimos al tejado y es muy curioso ver cómo está construida.

A la salida está lloviendo un poco, pero decidimos prescindir de los paraguas y mojarnos. Nuestro siguiente destino, el osario Kostnice, está muy cerca. Se trata del osario de la iglesia del Cementerio de Todos los Santos en Sedlec, situado en una capilla subterránea que, originalmente, formaba parte de la abadía cisterciense. Allí podemos contemplar una extraña decoración realizada con huesos humanos.

Cuenta la leyenda que uno de los abades del monasterio cisterciense de Sedlec viajó a Jerusalén. Después de regresar esparció en el cementerio local un puñado de tierra de la Tierra Santa. De esta manera, el cementerio se convirtió en un campo santo, el más antiguo de Europa Central, lo cual despertó un enorme interés de los cristianos que deseaban ser sepultados precisamente en este lugar. Después de una gran epidemia de peste y de las guerras husitas del siglo XV, fueron enterrados aquí unos cuarenta mil muertos. Más tarde, la iglesia quedó consumida por las llamas y fue abandonada. Al restaurarse años después, František Rint, maestro mayor de obras de la casa de los Schwarzenberg, elaboró la extraordinaria decoración de la capilla inferior, formada por calaveras y huesos humanos, había que despejar la zona. Todos los huesos fueron desinfectados, blanqueados con cal clorada y montados minuciosamente para crear formas y figuras que no tienen paralelo en Europa.

El lugar es cuanto menos curioso, pero no muy agradable. Es un sitio pequeño, oscuro y húmedo y saber que los huesos son auténticos no ayuda, al menos a mí. Sin embargo, los chicos llevan todo el día deseando llegar aquí.

Al salir decidimos probar suerte en una cervecería con terraza en la que un enorme cartel con un cucurucho de helado de cookies en la puerta nos invita a querer probarlo. La experiencia no puede ser más decepcionante. Después de un rato de conversación y de la presencia de una segunda camarera, terminan por servirnos un mini-cucuruchito de stracciatella a cada uno. La señora de la mesa de al lado que está consumiendo una buena jarra de cerveza se ríe bien a gusto escuchándonos reír a nosotros, comparando el helado del cartel con el que en realidad nos han servido. Nos comprende perfectamente aunque no hablemos checo. Menos mal que nos cobran muy barato y al menos nos han hecho pasar un buen rato de risas compartidas, porque tomar helado…no se puede decir que hayamos tomado mucho, la verdad.

Aunque el tiempo amenaza más lluvia, nos resistimos a marcharnos y, tal como teníamos planeado, regresamos a dar un paseo por el centro. Nos encontramos con una exposición de coches antiguos en la plaza pero parecen estar recogiendo. Comienza a llover y no permanecemos mucho tiempo por allí. El camino hasta nuestra casa aun es largo

 

DÍA 6- SÁBADO 16 AGOSTO: TÁBOR – ŽD’ÁR NAD SÁZAVOU – TřEBÍč – TELč – TÁBOR 286 Km.

Como siempre, después del desayuno y la preparación de bocadillos, a los que ahora hemos añadido sandwiches de Nocilla y\o mantequilla de cacahuete, nos ponemos en camino. Hoy seguiremos la ruta donde lo dejamos ayer.

La autopista en dirección a Brno está llena de baches y en muy mal estado y casi agradecemos tomar la carretera hacia nuestro primer destino: el cementerio de San Juan Nepomuceno en Žďár Nad Sázavou situado en la montaña verde Zelená hora, muy cerca del monasterio cisterciense. 5 puertas, 5 capillas, 5 estrellas. La Iglesia de San Juan Nepomuceno en Zelená Hora es una de las construcciones más originales de Europa que aún sigue asombrando a visitantes de todo el mundo. El monumento de la Unesco relacionado con la poderosa historia de San Juan Nepomuceno, un santo checo que fue asesinado porque no quería revelar el secreto de confesión de la reina. San Juan, después de ser torturado mucho tiempo, fue arrojado ya muerto desde el  Puente de Carlos en Praga al río Moldava. Según la leyenda, en ese momento aparecieron sobre su cabeza cinco estrellas. Desde aquel entonces fue la estrella y el número cinco considerados los símbolos del santo.

El arquitecto Santini aprovechó de una manera genial esta leyenda al diseñar la iglesia con base de estrella de cinco puntas. El símbolo de la estrella y del número cinco aparece aquí muchas más veces. En el alrededor se encuentran cinco puertas y cinco capillas, en la iglesia hay cinco altares y en el altar mayor hay cinco estrellas centrales. Todo el recinto está lleno de símbolos místicos y misterios. Los expertos aún investigan la entrada al pasadizo secreto que según dicen tenía que ir desde la iglesia hasta el monasterio en el Palacio de Žďár. Lo cierto es que, al estar situado sobre una colina, es difícil apreciar debidamente la forma de estrella del recinto.

Para acceder a la capilla debemos pasar por taquilla donde nos cobran precio reducido por no disponer de guía en español y nos entregan la conocida hoja explicativa. De lo que no nos avisan es de que van a cerrar la puerta para una visita guiada en checo y quedamos “atrapados”. Menos mal que no dura mucho y nos entretenemos escribiendo una dedicatoria en el libro de visitantes.

Desde aquí nos dirigimos a Třebíč. Esta ciudad tiene gran importancia cultural e histórica, el conjunto de casas del antiguo gueto, junto a la iglesia judía y la Basílica de San Procopio, fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco como primer monumento judío autónomo fuera de Israel. Cientos de años vivían juntas en Třebíč las generaciones de judíos y cristianos y juntas creaban este singular lugar.

Llegamos casi a la hora de comer y eso es lo primero que hacemos, dando buena cuenta de los bocadillos en la plaza Plaza Karlovo náměstí, la Plaza de Carlos, en la que destaca un edificio renacentista -la Casa Pintada- decorada con esgrafiados. Esta plaza es el centro de la parte cristiana de la ciudad y dispone de bancos y zonas ajardinadas.

Comiendo estamos cuando vemos aparecer un grupo de saltimbanquis anunciando un espectáculo para esa noche, que nos entretienen amenizando la comida.

Después nos dirigimos al barrio judío, al otro lado del río, pero es difícil apreciarlo sin guía ni plano por lo que decidimos visitar primero la Basílica de San Procopio para ver si en la taquilla obtenemos información. Efectivamente nos pueden dar algunos folletos y un plano. Nos indican que la basílica solo se puede ver en visita guiada de 45 min en diferentes idiomas pero ninguno es español, así que decidimos no entrar a pesar de que su aspecto románico nos atrae bastante. Por suerte, la puerta está abierta y podemos tener una visión general de la nave central de la iglesia con el altar mayor al fondo. Es realmente muy bonita.

Esta basílica se encuentra dentro del recinto del Palacio de Třebíč y posee un precioso recibidor de columnas que está protegido con un portal semicircular denominado Rajskábrána, Puerta del Paraíso y en él nos refugiamos cuando, decididos a continuar, nos vemos sorprendidos por una copiosa lluvia. Casi nos arrepentimos de no haber cogido la visita guiada que ahora ya ha comenzado, para al menos esperar así a que pare de llover. Nos entretenemos con tonterías y bromas y, más tarde, viendo como realizan un reportaje de boda bajo la lluvia.           

Desde allí nos dirigimos al gueto de Třebíč que se empezó a fundar ya en el s. XII. A los judíos de Třebíč no les estaba permitido vivir en los barrios cristianos de la ciudad. Entonces se empezaron a asentar en la ribera izquierda del río Jihlava donde se originó el barrio judío llamado Zámostí. Los judíos llevaban un largo período separados de sus vecinos cristianos cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, se los llevaron a todos a los campos de concentración. La comunidad de Třebíč se extinguió después de la guerra.

Hoy en día hay en Třebíč uno de los barrios judíos mejor conservados de Europa con más de cien construcciones, dos sinagogas, el ayuntamiento judío, la Casa del Rabí o casa de caridad, colegio u hospital. Son muy típicos los pasos públicos, las callejuelas estrechas, las terrazas y también uno de los cementerios judíos más grandes de Europa.

Nosotros, además de recorrer sus calles, visitamos la sinagoga, cuyos frescos en las paredes despiertan nuestro interés, y el cementerio con más de dos mil lápidas cubiertas de musgo. El barrio nos sorprende con una boda gitana, parece que sus calles han cambiado una cultura por otra. Desde allí subimos al cementerio y damos por terminada la visita.

 

Nuestro siguiente destino será la ciudad de Telč, cuya plaza forma parte del patrimonio de la Unesco. Se dice de ella que es difícil imaginarse una ciudad más maravillosa. Que la plaza es como si estuviera sacada de las historias de Hans Christian Andersen, con un palacio romántico y los transparentes estanques que rodean la ciudad. Telč es la mejor muestra del Renacimiento italiano desde el norte de los Alpes y a la vez una ciudad que tiene una de las más bonitas plazas de Europa.

Como la mayoría de visitantes, empezamos nuestro recorrido por la plaza con altas fachadas de casas de varios colores, arcadas con tiendecitas y cafés. La ciudad que se originó como una fortaleza de agua debe su actual aspecto a la competitividad de sus habitantes quienes con la grandeza y altura de sus fachadas querían hacer notar su riqueza y condición social. Gracias a ello, todos los edificios son preciosos.

Cuando llegamos están recogiendo los puestos de una especie de mercadillo medieval ¡Y son las 5 de la tarde! Aquí si no madrugas te lo pierdes todo. Como hay que ver el lado positivo de las cosas nos quedamos con que la plaza es más bonita bajo la luz del atardecer y sin puestos sacaremos mejores fotos.

En un extremo de la plaza se encuentra el palacio renacentista, justo en el otro nos sentamos en una pastelería a tomar unos helados mientras esperamos que cese la lluvia que ha comenzado a caer. Es un local algo pequeño pero muy agradable con unos pasteles en la vitrina de aspecto muy apetecible, así que, mientras los jóvenes piden un helado yo decido degustar uno de esos pasteles. Con los helados hay un poco de confusión por parte del camarero ya que Javier intenta pedir dos bolas de helado en la tarrina diciendo “one more” y del mismo modo pedir otra tarrina por lo que el chaval continúa añadiendo bolas a la misma tarrina, generando la risa de todos.

Al terminar, la lluvia ha cesado y damos un paseo por la plaza visitando algunas tiendas Andrea y yo damos un último vistazo a la plaza y pasamos al otro lado de la ciudad para ver el segundo lago que nos ofrece una preciosa visión del perfil de la ciudad reflejado en el agua. 

Al llegar a casa toca recoger y hacer el equipaje ya que mañana saldremos con todo para trasladarnos a nuestra nueva casa en Praga. Nos llevamos muy buen recuerdo de esta vivienda que tiene de todo. Ya hemos usado en las últimas noches la lavadora y secadora para llevarlo todo a punto. También hemos tenido ocasión de disfrutar del jardín con algún partidillo nocturno.

 

DÍA 7- DOMIGO 17 AGOSTO:  TÁBOR – CASTILLO DE KARLSTEJN – PRAGA 150 Km.

Cargado el coche, hacemos las últimas fotos de esta casa, escondemos la llave en la maceta, como nos indicó Michael, y nos ponemos en camino hacia el Castillo de Karlstejn.

Una vez dejamos la autopista y nos vamos acercando el paisaje se vuelve más bonito, la carretera bordea el río y al otro lado hay montañas llenas de árboles. Es una zona muy verde y rocosa.

Aparcamos en un enorme parking, bastante lleno, siguiendo las indicaciones de unas chicas encargadas de esta labor que nos conducen directamente dentro de un charco de barro. Javier se resiste a dejarlo ahí y termina por darle la vuelta, al menos no lo tendremos justo delante al abrir la puerta.

La subida desde ahí hasta el castillo está repleta de tiendecillas y puestos de dulces, bebidas… de todo tipo. Hay un ambientazo estilo romería de San Pascual. Las tiendas son económicas y compiten entre ellas por ofrecer al turista el mejor precio y conseguir la venta. También vamos viendo que hay restaurantes con menús muy baratos que empezamos a considerar una opción para hoy. Todo el recorrido nos permite una preciosa vista del castillo al fondo que nos tienta a hacer fotos sin parar.

El Castillo de Karlstejn ocupa un excepcional lugar entre los demás castillos checos. Fue construido por el rey checo y emperador del sacro imperio romano Carlos IV como dependencia para depositar los tesoros reales y recopilaciones de las santas reliquias y las joyas de coronación. Fue terminado en 1365, y aparte de una preciosa decoración, destaca también por la ordenación de cada parte de la construcción por su importancia. En la parte más baja, al pie del castillo, se encuentran las dependencias del burgrave y una fuente original. Más arriba, sobre la fuente, se alza el Palacio Imperial de dos plantas con los dormitorios del rey, su corte y los aristócratas. En la segunda planta del palacio, luce la torre llamada Mariánskávěž con casas de oración y arriba del todo la dominante torre llamada Vysokávěž, en la cual debería estar depositado el tesoro real checo. La Capilla de la Santa Cruz ubicada en la torre Vysokávěž tenía tanta solemnidad que incluso el Rey Carlos IV, quien entraba en ella descalzo, la aseguró con tres puertas de hierro y nueve cerraduras. Su decoración está inspirada en el Jerusalén Divino tal y como lo describen en la Biblia. La capilla servía de cámara de tesoro de las joyas de coronación y guardaba la Colección de Carlos de las reliquias de los santos.

Poco a poco vamos llegando arriba casi sin enterarnos de la cuesta, entretenidos con los puestos. Ya en la plaza de armas decidimos no visitar el interior. A ninguno de nosotros nos atrae la idea de hacerlo en inglés o checo. Lo que si hacemos es recorrer las murallas y bajar a la torre del agua para asomarnos al pozo de 80 m de profundidad, donde la gente movía una rueda que permitía extraer el agua. Actualmente situado dentro de una tienda de cerámica.  

Durante la bajada, aprovechamos para ir comprando los recuerdos que queremos llevar a casa. Como no conseguimos decidirnos por ningún menú, nos comemos los bocatas acompañados de bebidas compradas allí mismo. Además del té de frambuesa, decidimos degustar la Coca-cola cherry. Javi y Ginés esperan nuestra llegada con las provisiones, comprándose un perrito caliente.    

 

De camino a Praga, justo cuando vamos a incorporarnos a la autopista, nos para la policía. Es un control rutinario, pensamos que para comprobar si llevamos la viñeta de las autopistas, y nos dejan ir sin mayor problema. Poco después paramos en un área para tomar un café e ir al baño antes de entrar en la ciudad. Ayudados por el plano y a pesar de lo difícil que resulta circular en estas ciudades con tranvía, conseguimos llegar a la dirección de recogida de las llaves y desde allí al apartamento que nos sorprende muy gratamente. No nos podemos entretener mucho ahora. Descargamos lo antes posible ya que está prohibido aparcar en esta zona, y nos marchamos Javier y yo a dejar el coche al otro lado del río, donde permanecerá los dos días que estaremos en esta ciudad. Al regresar caminando, cruzamos el río disfrutando de las vistas y dándonos cuenta de lo bien situado que está nuestro apartamento. Nos proponemos bajar después con los chicos.

En el piso no dejamos de hacer fotos para enviar a casa. Estamos sorprendidos de vivir en un sitio así, parece un palacete con torre incluida. ¡¡Y en ella está mi habitación!!

En cuanto nos instalamos bajamos a dar el paseo prometido y nos dirigimos bordeando el río hacia el centro. Está atardeciendo y es muy agradable. Además, nos sirve para ubicarnos y darnos cuenta que mañana podemos llegar caminando al centro.

Esa misma noche descubrimos algo que nos hace mucha ilusión: ¡¡Nuestra casa aparece en las fotos de la guía Anaya!! Estamos justo al lado de La Casa Danzante, una de las obras arquitectónicas famosas en Praga, también conocida como “Ginger y Fred” porque evoca el abrazo de dos bailarines. La otra cosa que descubrimos es que en la terraza del edificio, lleno de turistas, hay prismáticos y cada vez que salimos a la terraza de nuestro torreón, nos saludan entusiasmados. ¡¡No debemos olvidar cerrar las contraventanas cuando vayamos a cambiarnos!!

 

DÍA 8- LUNES 18 AGOSTO:  PRAGA

Caminamos bordeando el río hasta el puente Carlos para dirigirnos desde allí al centro de la ciudad, concretamente a la Plaza Staromieste, plaza de la ciudad vieja, de donde parten las visitas guiadas. Esta plaza, junto al puente está entre las pocas cosas que recuerdo de nuestra primera visita a Praga en el año 1990.

La Plaza de la Ciudad Vieja, corazón de esta parte de la ciudad, fue a lo largo de sus mil años de existencia un testigo silencioso de acontecimientos importantes de la historia checa. La elegante torre del Ayuntamiento con el mundialmente famoso reloj astronómico, la orgullosa silueta de la fabulosa iglesia de Týn, la monumental iglesia de San Nicolás y las numerosas casas de colores de varios estilos arquitectónicos proporcionan a este lugar un encanto especial que emocionará a todos los que quieran dejarse seducir por ella.

Cada vez que el reloj marca una hora en punto, centenares de turistas de todos los rincones del planeta se congregan frente a la pared sur del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja de Praga, con sus cámaras fotográficas para grabar el espectáculo de una máquina que en la Edad Media se contaba entre las maravillas del mundo. Nosotros hoy también estamos entre ellos. La empresa de guías turísticos no comienza su recorrido hasta que el reloj termina de marcar las 11.

El reloj astronómico de Praga, que desde hace 600 años figura entre los tesoros más valiosos de la ciudad, posee un genial mecanismo que, a lo largo de los siglos, sin fallar, muestra no solo la hora y fecha, sino también la posición del Sol, fases de la Luna, ciclos astronómicos y fiestas del calendario cristiano. Cada hora en punto revive el fascinante teatro de los apóstoles paseando, se ve a la Muerte repicando una campana, al Turco negando con la cabeza, al Tacaño sujetando un bolso de dinero y un Vanidoso mirándose en un espejo. Todo el espectáculo concluye con el cantar de un gallo de oro y el repique de una robusta campana, en lo alto de la torre. La construcción del reloj astronómico de Praga fue todo un acontecimiento en su época. Muchas ciudades europeas deseaban tener una joya similar. La leyenda cuenta que los concejales prefirieron dejar ciego al constructor para que no pudiera repetir su obra en otro lugar.

Tras el pequeño espectáculo comenzamos la visita guiados por Andrés, un joven chileno que consigue entretenernos con sus anécdotas haciendo muy ameno el recorrido. Tras contarnos la historia del reloj, nos explica la técnica de grabado de la fachada de alguna de las casas de la plaza. Nos habla también de la historia de la ciudad, desde sus orígenes. Así descubrimos que la estatua en el centro de esta plaza representa a Jan Hus, líder del movimiento husita del que ya sabemos por la historia de Tabor.

Desde la plaza continuamos el recorrido hacia el río pasando por la casa natal de Franz Kafka. Nos detenemos en el Rudolfinum, una excelente muestra de arquitectura de estilo neorrenacentista de finales del siglo XIX que dispone de salas de concierto de magnífica acústica en las que suenan grandes conciertos. Y ahí comienza la narración de la época nazi de Praga. El guía emplea la expresión: «y entonces llegó…» mientras hace el símbolo nazi con la mano para referirse a Hitler. Todos nosotros seguimos la dirección de su mano y miramos hacia atrás a ver a quien señala. El guía partido de risa y nosotros también al darnos cuenta.

La ruta continúa por el barrio judío de Praga, Josefov, que paradójicamente debe su buen estado de conservación a Adolf Hitler. Fue el líder nazi el que decidió construir en Praga el «Museo de la raza desaparecida». Gracias a esta idea, se han recolectado aquí objetos valiosos de los países ocupados, llegándose a formar la más grande colección de objetos judíos de Europa. Hoy Josefov es otra vez un lugar animado con una comunidad judía numerosa.

Pasamos primero frente a la Sinagoga Pinkas, que rinde homenaje a las víctimas del holocausto, ya que en sus paredes está escrito el epitafio más largo del mundo con los nombres de los que murieron en los campos de concentración. También por la Sinagoga Viejo-Nueva, la más antigua de toda Europa, todavía consagrada al culto, desde cuyo lateral podemos ver el reloj del ayuntamiento que por ser hebreo mueve sus agujas en sentido contrario, así como una parte de las lápidas del antiguo cementerio, uno de los más grandes del mundo. Debido al poco espacio dentro del gueto y a la antigua costumbre judía que no permitía eliminar tumbas viejas, el cementerio fue cubierto varias veces con suelo, en el que se hacían nuevas tumbas. En la actualidad, hay aquí algunos lugares en los que se encuentran hasta 12 niveles, uno encima de otro.

Continuamos con la visita llegando a la Sinagoga Española construida en estilo árabe-andaluz por los judíos sefarditas que llegaron tras la expulsión de tierras españolas. Ciertamente parece una mezquita más que una sinagoga. Como la visita guiada no incluye interiores decidimos que vendremos más tarde por nuestra cuenta a verla.

La visita se traslada ahora hacia el exterior de las antiguas murallas, hacia la ciudad nueva. Nos detenemos ante la torre de la pólvora, una de las puertas que se conserva. A su lado vemos el edificio de la Casa Municipal que domina la Plaza de la República, por donde antiguamente pasaba una de las rutas comerciales más importantes a Kutná Hora, la ciudad de la plata. Debido a  su importancia estratégica, se hallaba aquí la sede original de los soberanos checos, empezando por Venceslao IV, y tradicionalmente empezaba aquí la procesión de la coronación. Hoy recuerda el famoso pasado solamente la torre gótica pegada al precioso edificio de la Casa Municipal. Esta casa estuvo presente en los acontecimientos más importantes de la historia checa contemporánea. Fue aquí donde se proclamó la independencia de Chequia del Imperio austro-húngaro, o sea, la fundación de la primera e independiente República Checoslovaca en el año 1918. Y  precisamente  aquí  fue  donde unos años después, en el año 1989, se reunió el futuro presidente de la democrática Chequia con los dirigentes del régimen comunista que pronto iba a desaparecer. Actualmente es una sala de conciertos.     

Terminamos la visita en la Plaza Wenceslao en la que el guía nos explica la parte de la historia en la que Praga estuvo “ocupada” por los soviéticos. Esta histórica plaza fue invadida por los tanques de las tropas de los países del pacto de Varsovia para terminar con la llamada Primavera de Praga y hoy se recuerda en una exposición fotográfica. También aquí se produjo en 1989 la revolución de terciopelo que terminaría con el régimen comunista. Terminada la visita regresamos a comer a nuestro piso, pasando antes por un Billa para comprar algunas provisiones que comienzan a faltar.

Después de la sobremesa vamos de nuevo paseando hacia el centro de la ciudad. En el trayecto vemos a una chica de pie en una barca en el rio como bailando y nos quedamos muy sorprendidos, pensamos que busca llamar la atención. Al acercarnos descubrimos que se trata de una sesión de fotos que le están haciendo desde otro barco. Nos tememos que termine en el agua con tanto movimiento.

 Al llegar al puente Carlos decidimos adentrarnos en él y aprovechar para hacer fotos. Esta mañana hemos pasado corriendo para no llegar tarde a la visita guiada. Es uno de los lugares más pintorescos, bohemios y concurridos de la ciudad. Permite además muy bellas vistas de las torres y perfil de Praga a ambos lados ya que une la ciudad vieja con el barrio de Malá Strana a los pies del castillo. Nosotros entramos por la Torre de la Cuidad Vieja que con su decoración de piedra figura entre las torres más hermosas del mundo. Inmediatamente después de pasar por la torre comienza una galería barroca al aire libre. Entre las 30 estatuas del Puente de Carlos destaca principalmente la de San Juan Nepomuceno, Esta estatua no se encuentra aquí de casualidad, sino que fue precisamente en el Puente de Carlos desde donde fue arrojado al río Moldava el cuerpo de este santo. Dicen que tocar el relieve de bronce a sus pies da buena suerte y así lo hacemos todos nosotros.  En la otra punta concluyen el puente las dos torres góticas de Malá Strana. Caminar por él es complicado y hacer fotos sin gente que se cruce por delante, mucho más. Está lleno de pintores, puestecillos de artesanía y músicos callejeros que dan un ambiente muy peculiar a este lugar.

Desde aquí vamos de nuevo a la plaza de la ciudad vieja recorriendo las concurridas calles con terrazas, turistas y tiendas. La verdad es que hay un ambientazo increíble. Al llegar a la plaza además hay círculos de espectadores contemplando diversos espectáculos improvisados. Cada uno muestra lo que sabe hacer. Nos quedamos un rato viendo a alguno de ellos que luego Javi imitará en casa.

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Hacemos fotos de los edificios que más llaman nuestra atención y también de la característica iglesia de Tyn, uno de los edificios góticos más significativos de Praga. Su perfil domina la plaza con sus torres de 80 m. de altura adornadas con pináculos. Su nombre completo es Panna María pred Týnem (Virgen maría delante de patio cerrado), debido a su ubicación en el patio interior de los edificios de la plaza.  Esta misma foto ya la hicimos también en nuestro primer viaje aqui, en el 90. Pero entonces sólo estaba bonita y cuidada la plaza. Si te adentrabas por cualquiera de las calles aparecían edificios andamiados y paredes desconchadas. Nada que ver con la bonita y elegante ciudad que hoy vemos. ¡Si hasta los comercios estaban casi vacíos, con las cosas colocados de cualquier manera! Resulta difícil asociar la Praga actual a aquella otra que recordamos en blanco y negro.

Prácticamente hemos repetido el recorrido de esta mañana, pero sin guía y sin prisa y, también desde la plaza Wenceslao, iniciamos el regreso.

 

DÍA 9- MARTES 19 AGOSTO:  PRAGA

Cuando Javier ha bajado como cada mañana a comprar el pan, nos ha contado que se escuchan un montón de sirenas y están pasando coches de policía, bomberos y ambulancias sin parar. Camino al centro descubrimos el porqué. Hay un patinete de los de alquiler en el río encallado en una de las pequeñas cascadas que tiene este en su recorrido por la ciudad. La verdad es que no nos parece tan grave como para ese despliegue de emergencia.

Hoy vamos directos al barrio judío para visitar el interior de la Sinagoga Española cuyo interior nos asombra con su espectacular decoración dorada. Después nos dirigimos al río y lo cruzamos por el puente Manesuv que nos ofrece una perspectiva distinta de la ciudad, con el puente Carlos frente a nosotros. Justo al salir del puente, a la izquierda, hay un pequeño parque en el que varias parejas de novios se están haciendo fotos. También nosotros nos hacemos algunas después de descansar un ratito en los bancos.

Desde aquí nos dirigimos al Castillo de Praga, el más grande del mundo. En sus patios, palacios y jardines puedes perderte durante todo un día y admirar la belleza impresionante de la historia milenaria de la sede de los reyes, emperadores y presidentes checos. Todo el conjunto está dominado por la monumental catedral gótica de San Vito, que pertenece a las más bellas de Europa.

 Dicen que un paseo por el Castillo de Praga es como un repaso de los manuales de arquitectura. Durante el recorrido puedes visitar la basílica románica de San Jorge, el gótico Palacio Real, extensos patios barrocos, el palacete renacentista de la reina Anna y el super-moderno invernadero en los jardines reales.

Nosotros accedemos por “la puerta de atrás”, junto a la torre negra, por eso lo primero que visitamos es el Callejón del Oro. Esta calle minúscula contigua a  la muralla, es muy pintoresca. Las casitas miniaturas de colores según las leyendas fueron habitadas por los alquimistas que trabajaban para el emperador Rodolfo II, quien anhelaba descubrir la mítica pócima de la juventud y la Piedra de los Sabios. En la casita nº 22 se dedicaba a crear el conocido escritor praguense Franz Kafka. Algunas de ellas se han amueblado intentando recrear su aspecto original, pero acceder a su interior resulta complicado por su reducido tamaño y la cantidad de gente que hay.

La siguiente visita será a la basílica románica de San Jorge que, oculta tras una fachada barroca, nos sorprende en su sobriedad y elegancia.

Cuando salimos decidimos comer allí mismo, en un banco de la plaza. Después nos dirigimos a la Catedral de San Vito, el punto más importante del Castillo de Praga, cruzando la plaza del palacio presidencial. 

Pasamos junto a la Puerta Dorada, cuyo mosaico del juicio final es impresionante. El aspecto actual de la catedral es el resultado de un proceso de construcción que se prolongó durante más de mil años. Ya en el siglo X, se hallaba en este lugar una rotonda románica. Sin embargo, fue Carlos IV quien erigió los cimientos de la catedral gótica actual, en 1344, inspirándose en las iglesias monumentales de Francia. Su construcción no se acabó hasta el año 1929, exactamente mil años después de la muerte del santo patrono más importante de los checos, San Venceslao. La capilla en la que se guardan sus restos es para nosotros la más bonita de la catedral.     

Terminamos la visita al castillo entrando a algunas salas del palacio real en las que no nos detenemos demasiado. Salimos después del recinto cruzando el patio de honor a la plaza Hradcanske desde donde se obtiene una preciosa panorámica de toda la ciudad desde lo alto. Iniciamos desde ahí el descenso al barrio Malá Stana por transitadas calles llenas de turistas y tiendas de recuerdos.

Pasamos ante la impresionante iglesia barroca de San Nicolás, junto al convento del que forma parte y nos dirigimos hacia el Mc Donald para reponer fuerzas con unos cafés y helados. Desde allí nos desviamos un poco del camino principal para acercarnos a la iglesia Panna María Vituzná en la que se encuentra la estatua española del Niño Jesús de Praga, pero está cerrada. Continuamos pues hasta el conocido Muro de John Lennon.

En esta pared, a principio de los 80, comenzaron los jóvenes de Praga a pintar grafitis y escritos de protesta inspirados en la música de este autor, prohibido por el régimen Comunista. La policía secreta no fue capaz de parar a los que pintaban valientemente por las noches, el muro se blanqueaba por el día. Actualmente se ha convertido en una especie de santuario pop y de la rebeldía, siendo un lugar muy visitado.

Regresamos hacia el puente Carlos dando una pequeña vuelta junto a un canal en el que nos hacemos fotos. La verja está completamente llena de candados.

Nuestros días en Praga están llegando a su fin y para regresar a casa decidimos dar un rodeo de despedida por las concurridas calles del centro terminando una vez más en la Plaza Venceslao.

Nos marchamos con un recuerdo fabuloso de esta ciudad.

 

DÍA 10- MIÉRCOLES 20 AGOSTO: PRAGA – TEREZÍN –  KLINOVEC  171 Km.

Aunque tenemos que salir muy temprano para llegar a Terezín antes de las 10 y poder realizar así la visita guiada en español que tenemos reservada, todavía nos queda tiempo para que Javier nos haga unas fotos en la torre de nuestra casa mientras se encamina a traer el coche.

Llegamos a Terezín justo a tiempo, aunque la guía, Rosa, nos indica que nos hemos confundido y que la reserva está hecha para el día siguiente. Menos mal que hoy hay otro grupo y no tiene inconveniente en incorporarnos a ellos.  

Terezín es una fortaleza construida como sitio de defensa por el ilustrado soberano José II y lleva el nombre de su madre, la emperatriz María Teresa. Lamentablemente, se dio a conocer como prisión y luego, en la época de la Segunda Guerra Mundial, como gueto judío y campo de concentración.

Comprende un complejo de edificios que se halla en las dos orillas del río Ohře. Sus partes principales son: la Fortaleza Pequeña y Grande, construidas según el conocido proyecto de la escuela francesa en la ciudad de Mezières.

La visita guiada es únicamente por la Pequeña fortaleza y a nuestra guía, por su origen filipino, se la entiende bastante mal y hay que estar muy atento. Este recinto fue prisión de guerra muy similar a Auschwitz I, pero mucho más pequeña. Aunque las condiciones de vida y el trato a los prisioneros fue muy malo, causando numerosas muertes, aquí no hubo nunca campo de exterminio.

La visita a estas instalaciones termina con el visionado de la película original que se rodó en Terezín como estrategia de los nazis que querían hacer ver al mundo exterior que este gueto era un regalo al pueblo judío que vivía feliz en él. Los judíos que participaron como actores en esta película fueron deportados a Auschwitz al día siguiente.

Terminada la visita nos encaminamos a la Gran fortaleza, la ciudad amurallada Terezín.  Esta ciudad destinada a gueto judío durante la segunda guerra mundial fue testigo del sufrimiento diario y las condiciones de vida infrahumanas para las decenas de miles de judíos que fueron deportados a este lugar. El recuerdo de esta época está presente a cada paso. Tanto que nos cuesta entender que hoy pueda haber gente viviendo aquí. Nos dirigimos primero la taquilla del museo para conseguir la mayor información posible y algún plano que nos oriente en nuestro recorrido por la ciudad. No hay demasiado. Visitamos los antiguos sitios de alojamiento, el Columbario con su sala de ceremonias, el jardín de los niños, alguna casita con una pequeña sinagoga clandestina… y el Museo del gueto lleno de dibujos de los niños que vivieron aquí. En el museo tenemos también ocasión de ver una película explicativa en español.

A pesar de que muchos en la comunidad judía intuían que el gueto de Terezín con su crueldad era sólo un principio, no perdían las esperanzas y se enfrentaban a su horrorosa situación, por ejemplo, a través del arte. Se han conservado muchas obras literarias, plásticas y musicales de los presos, las cuales se pueden ver durante el recorrido. A Terezín fueron deportadas también las cuatro hermanas de Sigmund Freud, la profesora de romanística Elise Richte, o el artista de cabaret Walter Lindenbaum. Las placas conmemorativas y los cementerios en los alrededores de Terezín recuerdan las tristes historias de los que estuvieron encerrados en este lugar.

Aunque tremendamente triste, no tiene nada que ver con Brikenau y, ciertamente, no es difícil imaginar aquí una cierta “normalidad” en su vida diaria. Casi como si sus habitantes no quisieran reconocer que estaban condenados, llevando a cabo en la medida de lo posible una rutina. Con escuela, hospital… pero ciertamente ahí termina toda normalidad. Las vías de tren que todavía pueden verse partiendo de la ciudad y que llevaban directamente a Auschwitz son prueba de ello.

Comemos en un banco de la plaza junto a una tienda en la que compramos más tarde unos helados. Un señor bastante borracho desde la puerta nos saluda todo el tiempo muy simpático.

Nuestra última visita es al cementerio y crematorio del gueto, situados fuera de la muralla. Aquí también encontramos una diferencia, la mayoría de los incinerados morían y sus cenizas se guardaban identificadas y separadas, nada que ver con la destrucción masiva de Brikenau. Al lado del crematorio hay una rudimentaria sala de disecciones que me pone los “pelos de punta” porque me recuerda al escenario que se describe en el libro «Fui asistente del doctor Menguele» que compramos el año pasado en Auschwitz y leí a nuestro regreso.

Pero como todo en la vida tiene dos caras, de pronto nos encontramos entablando conversación con el encargado del recinto, un checo bastante mayor que con su cháchara en un español-francés bastante malo nos hace reír con ganas, permitiéndonos olvidar por un momento la tragedia que encierra estas paredes.

Se afanaba por contarnos cosas que entendíamos a medias y de las que él mismo se reía antes de acabar. Pensamos que se aburría de estar allí solo todo el tiempo y aprovechó la ocasión, ya que hablaba de cualquier cosa para que no nos marcháramos. Comenzó por intentar justificar porque no había libros en español allí, y nos hablo de Andalucía, de Colón y los Reyes Católicos, del Camino de Santiago, de la selección española… Cada vez que olvidaba algo o aprendía algo nuevo se tocaba la frente como procesando información mientras repetía Micosoft, Microsoft… Cuando ya nos marchábamos le preguntamos su nombre y todavía se explayó un rato más diciéndonos que era muy interesante. Al parecer era ateo y su nombre checo, Bohumil, significa Amo a Dios. Riéndonos hasta las lágrimas nos marchamos de allí casi avergonzados por haber olvidado el significado de aquel lugar. Aunque, dicho sea de paso, el encargado no tenía muchos reparos al respecto, a pesar de que de vez en cuando entraban visitantes.

Nos vamos hacia la nueva casa haciendo fotos por la ventanilla de las enormes murallas que rodean este pueblo, sorprendidos nuevamente de que actualmente quede gente viviendo en él.

Cuando dejamos la autopista, comenzamos a ascender por primera vez en este viaje. Nuestra casa está en una estación de esquí muy cerquita de Alemania. Hace fresco y el paisaje ha cambiado, más alpino. No está abierta la oficina a la que nos han enviado a recoger las llaves, ni contestan al teléfono. Tenemos que llamar a Booking en España y con algo de retraso nos instalamos. La casa está muy bien pero la propietaria, que habla español, nos resulta un poco estirada y “pesetera”. De momento nos saca 10 € por llegar después de las 5 y eso que nos entrega el piso con las camas sin hacer. No hay wifi pero nos da la contraseña del suyo, dos puertas más allá. Lo malo es que hay que salir al pasillo para conectar. Lo bueno que a falta de wifi, las veladas incluyen partidas de póker.

 

DÍA 11- JUEVES 21 AGOSTO: KLINOVEC –  KARLOVY VARYKLINOVEC   62 Km.

 Hoy teníamos planeada una ruta de senderismo en las montañas del norte del país, en la llamada Suiza Checa, pero ayer llegamos tan cansados que decidimos suspender esa excursión y concedernos un día de descanso, disfrutando el entorno y de nuestra nueva casa. Así pues hemos prescindido del despertador y tranquilamente, al despertarnos, nos hemos ido al pueblo más cercano a hacer la compra. La carreterita va todo el tiempo bordeando la frontera alemana y en la gasolinera y tiendas del pueblo se permite el pago tanto en coronas como en euros. Hacemos la compra en el Billa, donde una vez más nos recreamos mirando y mirando hasta decidir lo que nos llevamos. También hemos comprado cervezas para llevar a casa. A la salida vemos que el pueblo está lleno de puestos tipo mercadillo que después descubriremos están regentados por chinos. Los jóvenes están interesados en cotillear un rato pero antes volvemos de nuevo a casa para dejar las compras. Saciada la curiosidad y sin comprar nada, vamos a comer a la que es hoy nuestra casa aquí, un piso muy agradable y luminoso de dos plantas. 

Por la tarde, después del pequeño descanso de sobremesa decidimos salir a conocer algo más del país y nos vamos a Karlovy Vary.

 

Cuenta la leyenda que la localidad de Karlovy Vary fue fundada por el rey checo y emperador Carlos IV ya en el siglo XIV. Se dice que el gobernador descubrió las prodigiosas aguas minerales al cazar un ciervo. En el transcurso de los siglos nació en el lugar una ciudad balneario, cuya fama atravesaría pronto las fronteras de Bohemia y se convertiría en símbolo del encanto y la posición social. Se turnaban aquí grandes personalidades como Goethe, Beethoven, Paganini, Casanova, Mozart, pero también decenas de máximos representantes de Estado de todo el mundo y últimamente también numerosas estrellas de cine, ya que Karlovy Vary es escenario de uno de los festivales cinematográficos más importantes de Europa.

La mayor riqueza de Karlovy Vary consiste en 13 fuentes termales minerales, que sirven para el tratamiento de afecciones del aparato digestivo, trastornos del metabolismo, enfermedades oncológicas y del aparato locomotor. Paseando por el casco histórico que bordea el río Teplá se puede ver a todo el mundo con su jarrita con las aguas de alguno de los manantiales curativos locales. La mayoría de las fuentes están bajo elegantes arcadas. El manantial más caliente de Karlovy Vary, el Vřídlo, alcanza unos increíbles 72oC. Los edificios de todo el casco histórico son elegantes en estilo que recuerda la Belle Époque.

Nosotros no nos animamos a comprar una jarrita porque nos parecen bastante cursis con una decoración y estilos muy barrocos, así que tomamos el agua directamente en las botellitas de plástico que llevamos. Eso sí, en ocasiones, si el agua está muy caliente, se hace complicado porque el plástico se ablanda. Vamos probando las distintas fuentes, aunque alguno de nosotros nos echamos atrás después de las dos primeras.

El agua caliente y con sabor a metal nos resulta asquerosa, pero entre risas, bromas y caras de asco pasamos la tarde. Menos mal que para terminar entramos en una casa de fabricación de obleas tradicionales y compramos de distintos sabores para degustar y poder elegir cuales llevar a casa como recuerdo. Las que más éxito tienen son las de canela. 

Las Obleas de Karlovy Vary representan un plato dulce tradicional y muy popular. Se prepararon por primera vez antes del año 1800, por aquel entonces las obleas diferían de las actuales ya que simplemente se espolvoreaban con azúcar y su destino eran los pacientes del balneario. Más tarde los cocineros del balneario fueron aumentando las capas de oblea, añadieron especias que junto con las aguas termales y la sal de Karlovy Vary forman el sabor específico de las obleas que hoy conocemos.

Esa noche después del póker, ya acostados, Ginés cree escuchar pasos que suben la escalera. Javi le dice que es un asesino que se ha escondido en la sauna y ya tendremos tema para nuestras bromas del día siguiente.

 

DÍA 12- VIERNES 22 AGOSTO: KLINOVEC – PILSEN – MARIÁNSKÉ LÁZNě – KLINOVEC  273 Km.

Ya dábamos por imposible en este viaje ir a la ciudad de Pilsen, famosa por la marca de cerveza a la que da nombre, hoy nos hemos encontrado con una mañana disponible y allí nos dirigimos nada más levantarnos.

Lo primero que visitamos es la Gran Sinagoga, la segunda más grande de Europa y la tercera más grande del mundo. Fue construida por la poderosa comunidad judía de esta ciudad en estilo morisco románico, con lo cual podemos admirar hasta hoy día una preciosa decoración ornamental con motivos vegetales. Mirando la portada de la sinagoga, llaman la atención sus dos torres robustas. Según los planes originales, debían alcanzar el doble de su altura, pero a los concejales de entonces no les gustaba que la nueva sinagoga compitiera con la cercana catedral.

Como todavía es lugar de culto, para poder visitarla los hombres deben cubrir su cabeza. Los que no llevan capucha en su chaqueta, deben comprar unos gorritos que llevan impreso el dibujo de la sinagoga y sirven como recuerdo de la visita.

Desde aquí nos dirigimos a la plaza mayor en cuyo centro encontramos la catedral de San Bartolomeo con la torre de iglesia más alta del país. Aunque visitamos la iglesia, el calor nos hace desistir de subir a la torre y nos encaminamos hacia la fábrica de la famosa cerveza Pilsner Urquell, pasando junto al estadio de fútbol del Viktoria Plzen. Las instalaciones muy bien cuidadas y la entrada original de la fábrica son dignas de visitarse. Sin embargo nos quedamos con las ganas de visitar su interior por el tema del idioma. Además la entrada incluye una degustación de cerveza de barril pero solo para mayores de 18 años.

Regresamos a un parque cercano en el que grandes peces conviven con los patos en un estanque y planeamos comer allí, pero la lluvia finalmente nos obliga a trasladarnos a otro parque cerca del coche cuyos frondosos árboles no dejan pasar el agua.

Por la tarde ponemos rumbo hacia nuestra casa para desviarnos a visitar otra de las ciudades balneario de la zona, Mariánské Lázně. Es difícil imaginarse que hace dos siglos la región era todavía un simple valle con bosques impenetrables y ciénagas con aguas borboteando. Sin embargo, cuando Johann Josef Nehr, médico del cercano monasterio de Teplá, descubrió los beneficios únicos que tenían los manantiales locales para la salud humana, un desarrollo turbulento del balneario no se hizo esperar mucho. Alrededor de 160 manantiales emergen en las cercanías del balneario, en la ciudad misma de Mariánské Lázně más de cincuenta manantiales minerales fríos que curan con éxito enfermedades del riñón y de las vías urinarias, afecciones nerviosas, digestivas y respiratorias, así como afecciones de la piel y del aparato locomotor. Mariánské Lázně se caracteriza, sobre todo por hermosos parques, gracias a los cuales figura entre las ciudades jardín más bellas de Europa.

 Al llegar vamos directos hacia la Fuente Cantante porque está a punto de comenzar el espectáculo que se realiza en cada hora impar consistente en una coreografía realizada por los chorros de agua de la fuente al ritmo de alguna famosa composición de la música mundial.

Desde allí nos dirigimos a dar una vuelta por las elegantes arcadas neoclasicistas de hierro fundido, procedentes del año 1899, que se cuentan entre las más bellas de Bohemia.

Al fondo, un pabellón muy elegante acoge varias fuentes y algo que nos resulta muy chocante: una taquilla para que los clientes guarden sus jarritas. Nosotros vamos con nuestra botellita a ver qué probamos hoy, al parecer estás aguas no están tan calientes. Y mira tú que vemos uno de los grifos sin gente esperando. Allá vamos, llenamos la botella y todos bebiendo: ¡esta sí que está buena! Y entonces vemos el cartel: agua potable. Jajajajaja… ¡lo que se deben haber reído de nosotros los del balneario! ¡Y lo que nos estamos riendo nosotros al descubrirlo!

Después de la anécdota nos separamos porque los chicos van a buscar una camiseta para regalar, sin éxito. Nosotros les esperamos dando un paseo por los jardines.

De regreso a casa atravesamos una zona muy verde y bonita con un riachuelo y tenemos la suerte de ver a un grupo de ciervos junto al agua. Hemos destapado el paquete de galletas “rebuenas” que compramos ayer en el Billa pero a Ginés y Javi, que son los primeros en probarlas, no les gustan mucho. Dicen que están como saladas. Yo no tengo muchas ganas pero tomo una para dar mi opinión. Doy un mordisco y se la devuelvo. Ambos me preguntan ¿qué? ¿No te gusta? Y yo les digo: Es que primeramente no quería, intentando explicar que no tenía hambre. A lo que Ginés, tan ocurrente como siempre, responde: Y segundamente están malísimas ¿no? Ya tuvimos risas para un buen rato.

Como cada noche los jóvenes planean una sesión de gym para la mañana siguiente pero nunca llega, aún así constantemente bromeamos sobre lo fuertes que están por el gym.

 

 DÍA 13- SÁBADO 23 AGOSTO:  KLINOVEC – COLMAR 630 Km.

A las 10, después de la visita de la señora propietaria que se queja de darle mucho trabajo por no haber sacado las toallas del baño y haber dejado el lavavajillas en marcha, con el coche cargado y las cervezas bien embaladas, nos marchamos hacia Alemania.

En general el país nos ha parecido bastante menos animado que Polonia, el carácter de las gentes nos recuerda más la cultura alemana o austriaca, más austera y silenciosa. Excepto en Praga, casi no hay gente en las calles y las sonrisas son escasas.

No se percibe tampoco esa religiosidad del pueblo polaco que tanto nos impresionó. Es un país mayormente de religión protestante pero que no parece haber agradecido tanto o tan abiertamente la libertad religiosa que les concedió el fin del régimen comunista. O quizá solo son menos expresivos y más reservados. Dicen por aquí que no se consideran parte de la Europa del Este sino de Centro-Europa y ciertamente así lo parece.

Casualmente comemos en la misma área que lo hicimos al venir, junto al museo de la aviación. Montamos la mesa bajo un frondoso árbol porque está lloviznando. El área está llena de camioneros polacos que están cocinando con música de fondo. Parecen pasarlo bien.

Al final de la tarde llegamos a nuestro destino de hoy: Colmar. Más concretamente a un campo de golf en las afueras de la ciudad. En el último tramo del trayecto nos salimos de la autopista, cruzamos el caudaloso Rhin para pasar a Francia y, ya por autovía, llegamos a Alsacia. Nos impresiona muy agradablemente la visión de los campos de vid y las montañas al fondo bañadas por la luz del atardecer. A la entrada de Colmar nos sorprende en una rotonda una enorme reproducción de la Estatua de la Libertad. Luego descubrimos que esta es la ciudad natal de su constructor Frédéric Bartholdi.

El apartamento es pequeño pero muy agradable con una terraza sobre el campo de golf. Todo muy verde y tranquilo. Estamos en el pasillo de la piscina y se nota por el ligero olor a cloro, que nos trae buenos recuerdos de la del rancho de Disney.

Los jóvenes se pasan el rato en la recepción para tener wifi. Nosotros vamos a pasear por los alrededores antes de cenar.

 

 DÍA 14- DOMINGO 24 AGOSTO:  COLMAR – EGUISHEIM – COLMAR – BEAUNE 278 Km.

Hoy tenemos un precioso día de descanso por delante. Comenzamos por un relajante baño en la piscina ya que nos permiten ocupar la habitación hasta las 12. Después un tentempié y partimos a visitar un poquito de Alsacia.

Comenzamos por Eguisheim, un encantador pueblecito medieval, muy florido, de casas con entramado de madera. En sus calles hay un ambientazo, muchas tiendecitas y turistas. En la plaza nos encontramos a unos españoles que nos hacen una foto a todo el grupo. Un señor japonés caminando hacia atrás se tropieza con la cadena decorativa de la plaza y cae a mis pies. Su mujer ni se inmuta y es un señor francés quien le ayuda a levantarse. Antes de marcharnos compramos un trozo de queso que nos recuerda al de Gruyeres, para llevar a casa. Está buenísimo pero su precio es algo elevado.

Nos dirigimos ahora a Colmar donde comemos en el Mc Donald que localizamos anoche por internet. Después de comer visitamos el animadísimo centro de la ciudad, que a pesar de ser mucho más grande que Eguisheim, tiene mucho encanto, aumentado por un canal que la recorre de extremo a extremo. Siguen las flores y las casas de entramado de madera con preciosos carteles de forja en las tiendas recordando antiguos oficios.

Antes de marcharnos, nos acercamos a la rotonda en la que ayer vimos la Estatua de la Libertad para hacernos una foto. Hemos estado en la puerta de la casa natal de su constructor, en el centro de la ciudad. Cuando estamos haciendo fotos subidos en una isleta de la rotonda, aparece un coche a toda velocidad y se sube también en ella, aparcando de golpe a nuestro lado. Son rumanos y no se cortan ni un pelo, según bajan del coche se nos plantifican al lado para hacerse fotos, estropeando así las nuestras.

Desde allí, quedando con ganas de recorrer un poco más esta bonita región de Francia, nos trasladamos a otro campo de golf, esta vez junto a la ciudad de Beaune, que no tendremos tiempo de visitar. Únicamente cenaremos y descansaremos para iniciar al día siguiente el regreso a casa.

 

DÍA 15- LUNES 25 AGOSTO:  BEAUNE- MONFORTE DEL CID 1.300 Km.

Salimos temprano rumbo a España. Hay mucho tráfico y no avanzamos tan rápido como nos gustaría, pero hoy no tenemos prisa. Tenemos que hacer alguna parada extra porque los coches nos pitan al pasar. Al parecer se ha roto uno de los enganches del box y se levanta. Finalmente, en una gasolinera compramos una cinta con la que sujetarlo y nos ponemos de nuevo en marcha.

Comemos pues a la altura de Montpelier, ya que llegar a Narbona sería comer demasiado tarde. El área está muy bien pero en la zona de mesitas en la que nos instalamos hay demasiadas moscas. En la sobremesa los jóvenes se dedican a atrapar moscas con el vaso de plástico y marearlas moviéndolo. Unas cuantas risas surgen de esta extraña diversión.

Al parar de nuevo, en Barcelona, nos encontramos con una enorme subida de las temperaturas. Mientras todos nos quejamos del agobiante calor, echando ya de menos el clima checo, Andrea está encantada ¡Por fin dejara de tener frío!

Ahora conduciré yo hasta el siguiente descanso, en Oropesa. El clima es bastante mejor a esta hora cercana al atardecer y aprovechamos esta última parada para tomar una merienda-cena. Ya no pararemos hasta Monforte. Ginés se queda hoy a dormir porque hemos llegado muy tarde.

CONSIDERACIONES FINALES.

 República Checa nos ha sorprendido muy gratamente en cuanto a sus pueblos y ciudades, así como a su patrimonio cultural, por lo bien cuidado y conservado que está actualmente. Respecto a nuestro viaje anterior parece que todo se haya sometido a una cuidadosa reconstrucción muy bien hecha. Únicamente en la zona de nuestro último alojamiento, en los pueblos fronterizos alrededor de Klinovek (noroeste del país), encontramos calles en las que edificios muy deteriorados, casi abandonados, conviven pared con pared con otros muy, muy nuevos y cuidados.

Las visitas guiadas a todos sus castillos y edificios de interés (exceptuando Terezín y Praga) son casi siempre en checo y en inglés, sin contar todavía con las facilidades que podemos encontrar en otros países en los que, mediante audioguías o algún otro medio, facilitan otros muchos idiomas.

Las carreteras, en cuanto te sales de la autopista principal que comunica Alemania con Praga, son muy malas y, generalmente se cruzan todos los pueblos por los que pasas. Se circula muy lento y los kilómetros no cunden. A nosotros esto nos ha supuesto dejar de lado la parte este del país que en principio pensábamos visitar, además de Olomouc y la zona montañosa más al sur, hemos lamentado no poder visitar el castillo de Bouzov en el que teníamos puestas grandes expectativas.

Praga, hoy en día, es una ciudad que merece la pena visitar. Ella sola ya justifica un viaje a República Checa. Pero en cuanto a pequeñas ciudades, para nosotros, la mejor ha sido sin duda: Český Krumlov.

Los precios en este país, exceptuando quizá Praga, son todavía bastante económicos, tanto en compras como en restaurantes y alojamientos.

Las gentes, en general, como ya he ido comentando en el relato, más bien austeras, de un carácter muy similar a alemanes y austriacos, nada que ver con los polacos o húngaros que nos resultan bastante más expresivos.

 

 

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