INTRODUCCIÓN
Este viaje lo hemos realizado con nuestros hijos de 17 y 15 años y uno de sus amigos, en agosto del 2012 con nuestro coche, un monovolumen Seat Alhambra.
El recorrido ha sido de 3.700 Km.: Alicante –León – Asturias – Galicia – Madrid – Alicante, incluyendo los desplazamientos allí para realizar las diferentes visitas.
PROYECTANDO EL VIAJE
Este año habíamos comenzado planificando un viaje a Polonia, ya teníamos incluso una casa reservada en la zona sur del país, en Zakopane, pero los días no nos cuadraban. Para pasar una semana allí necesitábamos otra para ir y venir y no nos parecía proporcionado. No es que le tengamos miedo a los kilómetros ¡qué va! Nos encantan las etapas de coche. Ya tenemos a nuestras espaldas tres viajes a Noruega por carretera. Simplemente consideramos que deberíamos disponer de más días para que la semana de viaje se “compensara” con una estancia más larga en el lugar de destino. Como no nos era posible alargar el tiempo este verano, decidimos elegir un destino más cercano en el que los 15 días se aprovecharan al máximo.
Los países cercanos en Europa los habíamos ido visitando en años anteriores y comenzamos a considerar la posibilidad de quedarnos por España. Como le tenemos bastante miedo al calor, sólo podíamos ir al norte del país y sabíamos que no iba a ser fácil encontrar alojamiento en agosto. Aun así, comenzamos a buscar en las páginas habituales y en otras que nunca ante habíamos visitado y, poco a poco, fuimos cuadrando la estancia completa. Serían 4 noches en Entrago, 4 en Ribadeo y 5 en Finisterre, con la ventaja de que, al ser cortas las distancias entre un alojamiento y el siguiente, el día de traslado seguiría siendo un día de turismo. Los lugares los elegimos, en la medida de lo posible (dada la poca disponibilidad), por su ubicación cercana a lugares de interés. En este caso, desde Entrago haríamos la Senda del oso y visitaríamos los lagos de Somiedo, en cuyo valle nos fue imposible encontrar algo; desde Ribadeo el destino principal para nosotros era la Playa de las Catedrales con marea alta y baja, así como las rías altas; y, por último, desde Finisterre, la Costa Da Morte y Santiago de Compostela. No es necesario decir que luego descubriríamos muchos más lugares interesantes que irán apareciendo en el relato del día a día.
Aunque esta reflexión iría quizá mejor en un apartado de conclusión, os adelantaré ya que Galicia, la menos conocida de estas regiones para nosotros, nos resultó una muy grata sorpresa. No nos esperábamos esas enormes playas de aguas azules casi caribeñas en contraste con esos enormes acantilados que parecían más propios de las Islas Británicas o Noruega.
De una elección casi fortuita de destino salió un interesante y variado viaje que nos dejó con ganas de volver.
PREPARATIVOS
Los alojamientos los reservamos en tres páginas diferentes ya que nos resultó bastante complicado encontrar disponibilidad para 5 personas en los lugares elegidos. Fueron tres sitios diferentes para poder abarcar desde cada uno de ellos un tramo de la costa cantábrica.
- 4 noches en Entrago (Asturias): Alquilamos una casa rural que encontramos en la página Turismo de Asturias, donde obtuvimos los datos para contactar directamente con la propietaria. Resultó una agradable casa de piedra de dos plantas muy fresca, espaciosa y confortable, decorada con buen gusto. Estaba situada en el pueblo, justo donde parte la Senda del Oso, y rodeada de naturaleza en un entorno muy agradable.
- 4 noches en Ribadeo: este alojamiento lo alquilamos a través de Booking. Era uno de los apartamentos de alquiler de Casa Fandín, fuera de la localidad, en un prado cercano a la Playa de las Catedrales. Es un establecimiento agradable y cuidado, pero el apartamento que nos correspondió, en la planta alta sin balcón ni terraza no resultó todo lo cómodo que nos hubiera gustado. Además, las ventanas sin mosquitera nos supusieron una constante batalla contra los mosquitos y para rematar entraba un fuerte olor a excrementos de vaca. También faltaron sábanas que tuvimos que reclamar y algún somier estaba deformado. Una pena porque en conjunto es un establecimiento bonito con instalaciones exteriores muy cuidadas.
- 5 noches en Fisterra: Este apartamento, Vista Real, lo encontramos en una agencia local de alquileres turísticos. Tampoco en este tuvimos excesiva suerte porque disponen de varios pisos y el que nos dieron no se correspondía a las fotos. En lugar de ventana con balcón, tenía ventanas tipo buhardilla que dan menos luz. Cuando lo comentamos nos ofrecieron cambiar, pero el que nos mostraron, si bien tenía ventana, estaba más “desangelado” en cuanto a decoración y amueblado, además estábamos ya medio instalados y había que moverlo todo. Decidimos no cambiar. Al fin y al cabo, en la casa solemos pasar poco tiempo.
En todos ellos podíamos aparcar sin problemas en la puerta, lo cual resultaba muy de agradecer.
En cuanto a Seguro médico o de viaje, al permanecer en España, no contratamos nada. Llevamos nuestra Tarjeta Sanitaria y el seguro de nuestro coche nos ofrece también seguro de viajes y accidentes.
Respecto a la información turística comenzamos por descargarnos un PDF de Rutas turísticas por Galicia que nos dio una idea sobre zonas más interesantes a visitar en esta región (ya que de Asturias lo teníamos más claro). Lo consultamos antes de reservar las casas para ayudar a elegir las ubicaciones más acertadas.
Una vez reservados los alojamientos pasamos a visitar con mayor profundidad dos páginas de referencia: Turismo de Asturias y Turismo de Galicia.
Y, en orden de ruta, las informaciones recogidas fueron:
- Colegiata de San Isidoro de León. En la que queríamos especialmente visitar el Panteón Real y necesitábamos conocer horario y precios.
- La Senda del Oso, no sólo información de la ruta sino también de empresas de alquiler de bicicletas cercanas a nuestro alojamiento. Nosotros elegimos TreverAstur, pero hay varias en la misma localidad, que no conocemos: https://www.bicisendadeloso.es/ y http://www.maquilaventura.com/
- Descubrimos entre las ofertas de ocio en esta zona el Parque de la Prehistoria de Treverga, pero no llegamos a visitarlo.
- En la zona de Somiedo teníamos interés en conocer rutas de senderismo para visitar sus lagos. Antes de partir encontramos dos que resultaron preciosas: La ruta de los Lagos de Saliencia y la del Valle del Lago. Después allí, en la oficina de turismo nos facilitaron algunas más sencillas.
- Para visitar la Playa de las Catedrales tanto en marea alta como en marea baja ya que este era par nosotros uno de los lugares destacados, nos descargamos el horario de mareas para el día previsto de visita.
- Para la costa norte (Rías altas) y la Costa da Morte toda la información que barajamos estaba en el PDF de rutas que descargamos al principio y en la propia página de turismo de Galicia. Nos descargamos alguna cosa más concreta como planos de la zona de Cariño, de las ciudades más granes como Santiago de Compostela y La Coruña… poco más. Pero nos metimos por cada rincón y carreterita costera.
- Aconsejados por la encargada de nuestro alojamiento, retrocedimos un día de nuevo a Asturias para hacer la conocida como Ruta del Agua en Tramundi, incluyendo la visita a algunos pueblos rurales de la zona que completaron una bonita jornada.
A esta información solo añadimos un Atlas de carreteras de España y Portugal.
EL VIAJE DÍA A DÍA.
DÍA 1- JUEVES 16 AGOSTO: MONFORTE DEL CID-LEÓN-ENTRAGO 863 Km.
Salida muy temprano, después de pasar por la panadería. En la primera parada, poco antes de Madrid, somos la envidia de cuantos están en el área al sacar, sobre una de las mesitas, la enorme bandeja de saladitos y las ensaimadas recién hechas que hemos comprado esta mañana. Después de este abundante desayuno continuamos rumbo a León. Tras una breve parada de descanso y otra para poner gasolina en un polígono cercano a la ciudad, llegamos a León a la hora de comer. Aparcamos en un paseo junto al río y comemos en un Mc Donald, allí mismo, en una zona ajardinada. Curiosamente, tras las altas temperaturas que hemos dejado en Alicante, aquí en la terraza se está fenomenal. A la sombra no hace nada de calor.
Después de comer nos disponemos a visitar León. Comenzamos por la Colegiata de San Isidoro, de la que guardamos muy grato recuerdo. Tenemos suerte y, por ser jueves, la entrada es gratuita. Después de visitar la iglesia románica, la biblioteca y alguna otra dependencia, accedemos por fin al Panteón de los Reyes, cuyas pinturas en el techo están consideradas como “La Capilla Sixtina” de la Edad Media.
Unos grabados de sus frescos adornan nuestra casa desde que vivimos en ella. Son escenas del calendario laboral y las encontramos tan interesantes como la primera vez que las vimos. Terminamos la visita con un recorrido por el claustro.
Desde allí nos dirigimos en un corto paseo hasta la plaza de la catedral y, aunque no entramos porque está en obras, podemos gozar del ambiente peregrino que tantos buenos recuerdos nos trae. Hacemos algunas fotos en los rincones de mayor interés, incluyendo la casa Botines, y vamos regresando al coche para continuar nuestro viaje hacia Asturias.
Pronto debemos abandonar la autopista y el paisaje cambia a pasos agigantados. El acceso al valle asturiano en el que está nuestro alojamiento pasa por subir y bajar un impresionante puerto de montaña. Las vistas van mejorando por momentos. Llegamos a Entrago (Teverga) sin dificultad alguna y pronto estamos instalados en nuestra casa rural, una preciosa casa de piedra que nos resulta encantadora, fresca y cómoda. Aquí pasaremos las próximas cuatro noches.
Hoy establecemos el que se convertirá en rutina para todo el viaje: Yo cocino siempre, pero para fregar hacemos tumo, cada día uno de ellos, ya que no hay lavavajillas en ninguna de las casas. Esta es la teoría, luego llegan las rebajas.
DÍA 2- VIERNES 17 AGOSTO: SENDA DEL OSO
En cuanto nos levantamos y estamos listos nos vamos caminando a la empresa de alquiler de bicis para iniciar desde allí la famosa “Senda del oso”. Esta senda procede del pasado minero de la región. A mediados del XIX se construyó una vía férrea para transportar carbón desde Proaza y Teverga hasta Trubia. Un siglo después quedó abandonada. Actualmente es la vía verde más transitada de Asturias. Se han rehabilitado once puentes que cruzan los ríos Trubia, Picarós, Teverga y Llanuces. Gracias a ellos pasamos de orilla en orilla. También atravesamos numerosos túneles, algunos de más de cien metros de longitud y provistos de iluminación.
Después de adaptarnos cada uno a su bicicleta, cosa que a Andrea le cuesta un poco porque no ha acertado en la elección, el trayecto resulta comodísimo. Todo el recorrido es cuesta abajo y, al llegar al final, nos recogen, bicicletas incluidas, y nos traen al punto de partida “rapidísimo”. Nunca mejor dicho porque “la rápida”, que así se llama la empresa, nos lleva por la estrecha carretera como si de una carrera de F1 se tratase.
A lo largo del recorrido en bici realizamos numerosas paradas para hacernos fotos. El entorno es fantástico y, en ocasiones, hay que parar para cruzar a pie alguna carretera. En cierto modo recuerda al camino de Santiago.
También se suceden las anécdotas, como un pinchazo en la bici de Javi, un accidente por atropello de la bici de Andrea a la de Javi y algunos graciosos encuentros. En una de las partes más estrechas de la senda, un ciclista veterano se coloca detrás de mí, que voy la primera del grupo, yo no me puedo apartar mucho porque hay ortigas en los márgenes, y tampoco estoy muy segura de si, quien va detrás de mí, es alguno de los míos. Comienzo a mirar hacia atrás de soslayo, con la consecuente inestabilidad en mi conducción y al final escucho: “Tranquila señora, no tenga prisa”. Esto arranca unas cuantas risas de mi peña, porque ya antes, Andrea, había dicho en voz alta al mismo señor ante la petición de Javi de que se apartase: ¡Que se espere!
El último tramo, después de comer junto al río, se vuelve más pesado porque comienza a haber menos vegetación y a hacer más calor. Para cuando llegamos a casa sólo pensamos en buscar una piscina, pero nos echa para atrás la obligación de llevar gorro de baño ya que no hemos traído. Además, al llegar, ducharnos y acomodarnos en nuestra fresca vivienda de piedra, ya no parece tan necesario.
Después de la compra y el descanso, ya entrada la tarde y con bastante menos calor, salimos con el coche a continuar explorando alguna ramificación de la senda que no habíamos recorrido en bici. Regresamos primero a Villanueva, donde habíamos terminado la ruta, esta vez para visitarla y después subimos al Embalse de Valdemurío que está precioso con la luz del atardecer.
DÍA 3- SÁBADO 18 AGOSTO: POLA DE SOMIEDO Y LAGOS DE SALIENCIA. 60 Km
Hoy nos dirigimos a Pola de Somiedo para realizar alguna ruta en el parque Nacional. El trayecto hasta esta ciudad nos lleva a subir el Puerto de San Lorenzo (1.394 m.), en el que realizamos una parada para disfrutar del paisaje, así como de las vacas y caballos que andan sueltos por allí.
Al llegar a La Riera tomamos la carretera en dirección sur y pronto nos adentramos en una bellísima garganta de altas paredes rocosas formada por las aguas del río Somiedo. Poco después se abre el valle y llegamos a nuestro destino.
En Pola lo primero que hacemos es visitar la oficina de turismo que nos sorprende con la calidad de información que nos ofrece. Cada ruta se nos proporciona con un mapa, descripción e incluso consejos añadidos a tener en cuenta debido al clima caluroso que está haciendo.
A pesar de tan valiosa información, no acertamos mucho al elegir nuestra primera ruta de hoy. Cogemos la que recorre la misma garganta por la que hemos llegado en coche porque nos dicen que es la más sombreada, pero no contamos con que transcurre a tanta altura que la garganta en sí no se aprecia y las vistas ofrecen poco aliciente. Lo mejor un pequeño nacimiento de agua que Javi se dedica a mejorar cual obra de ingeniería de alto nivel, teniéndonos entretenidos un buen rato.
El calor tampoco ayuda y, en cuanto comemos, regresamos a Pola con la intención de buscar una piscina. La encontramos, pero de nuevo la obligación de llevar gorro nos quita las ganas. Terminamos por tomar un café y unos helados en una terraza sombreada pero llena de avispas que no dejan tranquila a Andrea y que mantiene entretenidos al resto intentando cazarlas con un envase de Calipo.
Cuando nos sentimos recuperados, nos animamos con otra ruta. Esta vez acertamos de lleno. En primer lugar, el calor es menos intenso que por la mañana y sigue descendiendo a medida que avanza la tarde. En segundo lugar, la ruta, aunque cansada, es preciosa.
Primero subimos en coche desde Saliencia al Alto de la Farrapona, donde aparcamos. Desde allí emprendemos la Ruta de los Lagos (PR AS-15). En unos cinco kilómetros de recorrido visitamos los lagos de la Cueva, Cerveiz y Calabazosa, dejándonos el lado del Valle para la excursión de mañana.
El tramo más duro, que no difícil, es la subida desde el primer al segundo lago. El desnivel es muy fuerte y la tierra rojiza se mete por todas partes tiñendo de ese color nuestras zapatillas, calcetines y hasta pantalones.
Al regresar de nuevo al Lago de la Cueva, Javi se anima a bañarse, a pesar de que el sol ha comenzado a esconderse. Los demás nos conformamos con meter un poco los pies en el agua y los pececillos vienen enseguida a realizarnos un masaje gratuito.
Terminada la ruta nos queda un largo tramo en coche hasta nuestro alojamiento sin nada memorable a destacar excepto la presencia de un zorro junto a la carretera en la bajada del Puerto de San Lorenzo. Un hecho que, curiosamente, se repetirá mañana.
DÍA 4- DOMINGO 19 AGOSTO: POLA DE SOMIEDO Y LAGO DEL VALLE 60Km
Hoy debemos repetir el camino de ayer para llegar de nuevo a Pola de Somiedo y realizar las rutas pendientes.
Como siempre que tenemos largos trayectos en coche nos dedicamos a escuchar música, entre la que destacan hoy los temas del pasado. Rescatamos viejos éxitos de Víctor Manuel y otros de la misma época que vamos cantando a pleno pulmón entre risas.
Al llegar a Pola hacemos una parada de descanso y café y tenemos ocasión de agradecer a la chica de la oficina de turismo, que está en la misma cafetería, su buen hacer y ayuda del día anterior. Después de esto ponemos rumbo a Valle del Lago para emprender la ruta que nos llevará al Lago del Valle, situado a unos 6 km del pueblo. Elegimos la senda más larga porque es la más sombreada pero, aun así, el calor la hace difícil ya que es toda de subida. Pasamos por una braña tradicional de la zona.
Una vez en el lago no es fácil caminar a su alrededor por la pendiente. Encontramos un pequeño espacio junto al agua en el que poder instalarnos y darnos un baño. El agua está helada, pero hace tanto calor que verla cristalina y transparente es una fuerte tentación. Finalmente nos bañamos los mayores y Javi que es quien más se recrea en la experiencia. Una vez más los pececillos acuden a dar su masaje. A mi más bien me resulta molesto. Tras del baño subimos por la ladera a una zona más sombreada, bajo un enorme árbol, para comer, dejando secar las toallas en sus ramas.
Después de comer realizamos unas cuantas fotos y nos disponemos a regresar. La ruta, a pesar de ser cuesta abajo, no es más llevadera que la subida porque es mediodía y el calor es muy intenso. En estos días de ruta nuestra fuente de energía son las almendras que nos acompañan en cada descanso.
Al llegar a un pequeño riachuelo nos mojamos el pelo para ayudarnos a soportar el calor. La parada resulta interesante porque tenemos ocasión de ver una salamandra y un escarabajo de agua, animales poco frecuentes. Poco antes de llegar a nuestro coche Andrea se lleva un buen susto a causa de unas vacas que están detrás de una curva y que no ve hasta que las tiene encima. Más risas y fotos y pronto estamos en Pola de Somiedo tomando unos helados y reponiendo fuerzas.
En principio teníamos planeada una segunda ruta para hoy pero comenzamos a tener «andar peregrino» ya que a la ruta de hoy se suma a la de ayer y… al final nos acercamos en coche a Santa María del Puerto. Aquí podemos ver alguna construcción típica de las brañas de este valle, antes de regresar a casa donde hoy nos toca recoger equipaje.
Nuestro amigo zorro nos espera en el mismo sitio que ayer y le hacemos unas fotos.
DÍA 5- LUNES 20 AGOSTO: ENTRAGO-CUDILLERO-RIBADEO 161 Km
Hoy toca traslado, pero aprovechamos para hacer algunas paradas turísticas. La primera en Proaza para visitar, junto a la senda del oso que recorrimos el otro día, los cercados en los que están las osas Paca y Tola y su nuevo compañero Furaco. Se acerca la hora de la comida y queremos verlos en acción, ya que cuando pasamos en bici era mediodía y estaban durmiendo. El macho es el más impresionante, pero más nos sorprende ver como entra el cuidador tranquilamente en la jaula y le aparta con la mano como si fuese un oso de peluche, mientras le echa la comida.
Después de un tentempié en la zona de merendero, nos ponemos en camino hacia la costa. No tardamos mucho en dejar atrás las montañas y los verdes valles que tanto nos gustan y que ya estamos echando de menos.
Cudillero está casi como la recordábamos, pero mucho más llena de turistas, sobre todo los restaurantes. Nosotros aparcamos en el puerto y comemos allí mismo en unas escaleras que, a modo de grada, nos permiten fabulosas vistas de los barcos. Las gaviotas nos entretienen viniendo a pedir comida, después le llega el turno a los cangrejos que están entre las rocas que acaba de cubrir la marea. En esas estamos cuando vemos a un niño con su madre que se dispone a lanzar la caña, muy cerca de donde estamos nosotros. No tarda mucho en picar un enorme pez. El niño está que no se lo cree, pero su alegría dura muy poco porque no consigue sacarlo, y la caña se le rompe. Sin pez y sin caña se van por donde han venido, pobret.
Nosotros nos dirigimos ahora al centro para recorrer las callejuelas más turísticas y tomar un café. Lo hacemos en el mismo bar en el que hace muchos años perdimos el paraguas. El mismo en el que Antonio pidió 4 cafés para asombro del camarero, ya que, como descubrió él al volverse, había entrado solito, mientras los demás esperábamos fuera bajo la lluvia. Esta vez no nos dejamos nada. Al salir, damos una vuelta por las tiendas e iniciamos el regreso al coche. Todavía debemos llegar a nuestra nueva casa en Ribadeo e instalarnos.
Poco a poco, al son de Macaco y La Oreja de Van Gogh, cuyos nuevos discos llevamos escuchando en el día de hoy, llegamos al enorme puente que cruza la ría de Ribadeo y que nos conduce de Asturias a Galicia, nuestro nuevo destino. Nos pasamos la entrada a la casa pero rectificamos enseguida. La primera impresión del entorno y exteriores es muy buena. En el interior aparecen algunas pegas, como la ausencia de sábanas en el sofá-cama del salón. El resto de inconvenientes irán surgiendo poco a poco a largo de la noche. Eso sí, la chica nos atiende siempre con mucha amabilidad y nos proporciona la información turística de la zona. Después de instalarnos, dejamos a los chicos jugando en el jardín y vamos a comprar a un Mercadona cercano.
DÍA 6- MARTES 21 AGOSTO: PLAYA DE LAS CATEDRALES.
Nuestra prioridad para hoy es la Playa de las Catedrales. Conocida por este nombre debido a la apariencia de sus acantilados, que en muchos casos simulan los arbotantes y contrafuertes de las maravillosas catedrales góticas. Los arcos de piedra y las cuevas en la roca son lo más característico de esta playa, ya que parecen emerger de la nada en medio de la fina y blanca arena. Los arcos pueden medir hasta 30 metros de altura y tener un grosor bastante imponente al ponerse al lado.
Ya llevamos estudiado de casa el horario de mareas, para acceder en marea baja, pero la chica de la recepción nos informa que desde dos horas antes ya se puede bajar y nos vamos directamente allí. La noche no ha sido muy buena porque la hemos pasado peleando con los mosquitos y no nos hemos levantado muy temprano.
Aparcamos en una zona cercana que nos recuerda mucho a Normandía y caminamos hasta las escaleras de acceso a la playa. Hace bastante calor y nos aligeramos de ropa. En principio estos gigantescos acantilados no parecen tan artísticos como se describen en los folletos turísticos, pero según nos vamos adentrando por la arena cada vez comienzan a aparecer más rincones interesantes. Podemos admirar hermosas formaciones rocosas, cuevas de varios metros, pasillos de arena blanca entre piedras negras, pozas de aguas turquesas, etc… A alguno de ellos debemos acceder pisando el agua que la marea ha dejado.
Al final de la playa encontramos el paisaje más espectacular, la típica imagen de los arcos en fila, unos detrás de otros. Pero uno de los sitios que más me impresiona es una especie de plaza circular con un pequeño lago en ella, en la que un gaitero nos deleita con sus melodías que resuenan entre las paredes de piedra.
Cuando la marea está en su punto más bajo acude mucha gente a bañarse. El agua tiene un color precioso y el día es espectacular, casi lamentamos no llevar puesto el bañador. Nos llama la atención que la zona de baño este muy limitada y con socorristas vigilando que nadie se salga. Suponemos que hay rocas escondidas bajo el agua.
Cuando nos damos por satisfechos con el paseo y las fotos, regresamos a nuestra casa que está aquí mismo para comer, no sin antes pasar por un supermercado a comprar repelente de insectos.
Después de comer nos acercamos hasta Ribadeo y, siguiendo los consejos de nuestra casera, visitamos el puerto, el faro y poco a poco, por una estrecha carretera regresamos hasta la Playa de las Catedrales en la que la marea está ahora en el punto más alto. El contraste es increíble y no dudamos en recorrer la senda que bordea los acantilados para intentar reconocer lugares que hemos visto esta mañana, sumergidos ahora bajo el agua. El espectáculo es impresionante, sobre todo cuando las olas cobran fuerza y rompen contra las rocas creando una nube de espuma.
Disfrutamos un poco más de la costa en esta hora cercana al atardecer antes de regresar a casa para cenar y descansar.
DÍA 7- MIÉRCOLES 22 AGOSTO: RÍAS ALTAS 302 Km.
Hoy recorreremos toda la costa norte de Galicia. La carretera costera cruza la ciudad de Viveiro bordeando la ría y continúa su recorrido hacia el oeste. Nuestra primera parada es en Porto do Barqueiro, pequeña población junto a una preciosa ría que nos ofrece espectaculares vistas cambiantes con la marea. La parada es muy breve porque pronto comienza a lloviznar y regresamos al coche para adentrarnos por una estrecha carreterita hasta la punta de Estaca de Bares.
Antes de llegar nos detenemos en el puerto de Bares porque al verlo desde la carretera nos atrae su pequeña playa en forma de concha de blanca arena. El lugar es verdaderamente idílico.
Después de un paseo junto al mar, ponemos rumbo a este conocido cabo del Cantábrico, extremo norte de la Península Ibérica. Dejando atrás el faro, caminamos por la senda que recorre la parte alta de los peñascos que se adentran en el mar, hasta donde es prudente llegar. El viento dificulta un poco el avance. Cuando nos damos por satisfechos con las vistas y las fotos, regresamos al coche y deshacemos el camino hasta Porto do Barqueiro, donde tomamos de nuevo la carretera costera.
La siguiente parada será junto a la ría de Ortigueira, para comer en un pequeño merendero con mesitas. Estamos muy cerca de la siguiente desviación que tenemos pensado coger, la que nos llevará a Cariño. Curioso nombre que da lugar a bromas y frases confusas. Llegábamos con intención de hacer alguna de las rutas costeras que parten del pueblo, pero no lo vemos claro y continuamos en coche, casi sin darnos cuenta, hasta el cabo de Ortegal. Una placa junto al faro indica este lugar como punto de separación entre las aguas del Atlántico y del Cantábrico, pero otras fuentes adjudican esa función a la punta de Estaca de Bares que hemos visitado esta misma mañana y que podemos ver claramente desde este fabuloso mirador sobre el mar.
Al llegar de nuevo a Cariño y sin detenernos, tomamos la carretera que asciende a la Serra da Capelada para alcanzar nuestro siguiente destino: San Andrés de Teixido. Se encuentra situado a 140 m sobre el mar, en un marco de incomparable belleza. Se localiza en el único punto en donde las laderas de las montañas son más suaves y permitieron su ubicación. Alrededor, son todo agrestes acantilados gigantescos, tan grandes que se dice que son los más altos de Europa central y del Sur, con excepción únicamente de algún fiordo noruego.
El recorrido, que en parte hacemos con una densa niebla, nos permite parar en diferentes miradores cuyas vistas de estos acantilados impresionantes, destacando sobre un mar atlántico embravecido, son impresionantes. Entre ellos la Garita da Herbeira, a unos 600 m, sobre el mar.
Ya en San Andrés, recorremos las calles de este pintoresco pueblecillo, famoso lugar de peregrinaje, curioseando en los numerosos puestecillos en los que compramos unos dulces típicos y nos regalan el esqueje de una planta que, según la vendedora, da buena suerte. Andrea disfruta con los gatos que deambulan a sus anchas por el pueblo.
Al regresar a la carretera principal, a la altura de Cedeira, aunque las vistas de la enorme playa al fondo son espectaculares, decidimos ir regresando a casa porque se nos ha hecho media tarde y nos queda un buen tramo de coche. Así damos por terminada la jornada.
DÍA 8- JUEVES 23 AGOSTO: “RUTA DEL AGUA” EN TARAMUNDI 80 Km.
Siguiendo los consejos de nuestra casera, nos adentramos de nuevo en tierras asturianas para visitar el concejo de Taramundi. Esta localidad ha sabido potenciar el turismo aprovechando sus recursos artesanales, naturales, históricos y etnográficos. Después de informarnos en la oficina de turismo, comenzamos visitando el castro, poblado fundado durante la Edad de Bronce, siendo ocupado durante la Edad de Hierro (siglo V a.C.) hasta la llegada de los Romanos (siglos I y II d.C.). Después tomamos el coche para ir hasta una fábrica de quesos en las afueras de la localidad en la que, además de degustar, tenemos ocasión de comprar alguno.
Como el museo de cuchillería no nos interesa, decidimos iniciar la «Ruta del agua» comenzando por recorrer la senda del arroyo de la Salgueira hasta la cascada, que, en estas fechas, es un “escurrimbre” por la pared de roca. De todas formas, el paseo es muy agradable atravesando un tupido bosque de especies autóctonas.
De regreso al coche, decidimos comer en un pequeño ensanche junto a la carreterita, sacando nuestra mesa y acomodándonos para dar buena cuenta de los bocatas y aperitivos. El postre nos lo tomamos en el pueblo, donde además tenemos ocasión de comprar unas magdalenas caseras que están buenísimas.
La siguiente parada es en el conjunto etnográfico Os Teixois, caserío que además de mostrar su arquitectura tradicional plasmada en sus casas y construcciones auxiliares, posee un importante conjunto de ingenios hidráulicos: mazo, rueda de afilar, una pequeña central eléctrica, molino hidráulico y un batán, todas ellas en funcionamiento. Recorremos sus rincones haciendo fotos, pero no adquirimos la entrada para la visita guiada, ya que hay que esperar y a ninguno nos apetece.
De nuevo en coche, nos detenemos en un hermoso mirador sobre el valle antes de dirigimos al último punto de nuestra ruta: As Veigas.
Es un pequeño pueblo formado por casas de piedra, que se sitúa en un entorno de gran belleza, encajado en el fondo del valle y rodeado de extensas masas boscosas. Supone en su conjunto un ejemplo de arquitectura tradicional bien conservada.
Para acceder hay que cruzar un puentecillo de madera poco más ancho que un coche y que tiene pintas de soportar poco peso. Esto nos hace dudar, pero el dueño de la sidrería que está allí mismo sale a decirnos que podemos pasar sin miedo. La verdad es que parece increíble que aguante.
Nos quedamos con las ganas de probar una sidra de las que tienen enfriando en el río, pero sólo los adultos la tomamos y no podemos con un litro. Al final lo dejamos para otra ocasión y regresamos a casa, dando por terminada la jornada.
El camino de regreso nos lleva a bordear la ría de Ribadeo ofreciendo interesantes vistas. Lo tomamos como despedida, ya que mañana nos trasladamos a Finisterre dejando esta casa. Lo que no echaremos de menos es el olor a vaca que hemos «disfrutado» aquí.
DÍA 9- VIERNES 24 AGOSTO: RIBADEO-FINISTERRE 340 Km.
Hoy toca traslado a Finisterre. No nos cuesta tanto dejar esta casa como nos costó la de Asturias porque aquí hemos tenido algunos inconvenientes que no nos han permitido estar tan a gusto. Iniciamos la tradición de dejar un cucurucho helado en el congelador. Esto se repetirá, muy a nuestro pesar, en cada una de las casas en las que estemos. Sin proponérnoslo.
Antes de marcharnos bajamos a la playa más cercana a casa que cada día hemos visto al pasar. Después, tras dudar si dirigirnos por autopista directamente al lugar en el que dejamos la ruta costera anteayer, optamos finalmente por olvidarnos de ésta y tomar de nuevo la carretera costera, para completar algunos lugares en los que no nos detuvimos y para gozar de mejores vistas. No resulta del todo acertado porque se circula muy lento. La única parada la hacemos en el faro de Viveiro y también supone una gran pérdida de tiempo porque el acceso está muy mal señalizado.
Para rematar, cuando estamos llegando a nuestro destino comienza a llover con ganas y nos desviamos por una carretera que nos lleva directamente a Ferrol, dejando atrás un tramo de costa que estábamos interesados en visitar hoy. También es complicada la entrada a Ferrol y más todavía encontrar un lugar en el que comer. Menos mal que finalmente la suerte nos sonríe y llegamos a la fabulosa playa de Doñinos, provista de una espaciosa área recreativa en la que comer y descansar de coche, incluyendo partido de fútbol. El único inconveniente es el fuerte viento, pero nos resguardamos con el propio coche.
Después de comer subimos a un pintoresco restaurante muy marinero para tomar nuestro café y helado de todos los días. De regreso a la playa nos damos cuenta tarde de que hay gente practicando surf y no conseguimos verlos. Por megafonía piden a todo el mundo abandonar la playa. En este viaje hemos descubierto que en las costas gallegas se toman muy en serio la seguridad y hay mucho control en el baño, en las subidas de marea, tormentas…
Después de esta parada nuestro destino es Finisterre, no queremos llegar demasiado tarde a nuestra nueva casa para poder instalarnos. En el recorrido es de destacar el paso por Pontedeume y por Santiago de Compostela, tenemos gratos recuerdos de ambas. Divisamos las torres de la catedral a lo lejos, pero nos limitamos a cruzarla porque todavía nos queda un buen tramo hasta nuestra casa. Volveremos mañana.
La llegada a Finisterre es espectacular por las fabulosas vistas de la playa de Langosteira. En la gasolinera esperamos al señor que nos acompañará al apartamento. Después nos toca llamar a la empresa para concretar alguna cosa porque nuestra vivienda no se corresponde con las fotos de la web. Nos acompañan a ver otras, pero al final decidimos no movernos. No tiene vistas, pero es amplia y agradable. Muy bien amueblada. Y cada mañana, desde el tejado de enfrente, nos despierta el sonido de las gaviotas.
DÍA 10- SÁBADO 25 AGOSTO: FINISTERRE-SANTIAGO DE COMPOSTELA 180 Km.
Lo primero que hacemos hoy, antes de marcharnos a comprar al supermercado, es salir a buscar una panadería. Después será la tarea de Javier cada mañana. Las panaderas son iguales en todas partes porque esta también le da conversación y el parte meteorológico a diario. Los vecinos por aquí son muy comunicativos. Ayer nos tuvo de cháchara un señor hasta las tantas, explicándonos las quejas que tenía de la comunidad de vecinos del bloque en el que estamos porque no le dejan poner un tendedero. Pobre hombre. Al parecer es un hombre del pueblo, de toda la vida y los vecinos son propietarios de la ciudad que vienen a veranear y quieren cierto nivel de “glamour” que su tendedero estropea.
A media mañana regresamos con nuestras provisiones, recogemos a los jóvenes, que no nos han acompañado a la compra, y nos marchamos al centro para conocer un poco esta localidad. Hay un ambiente increíble de peregrinos que van y vienen. En el puerto las terrazas de los restaurantes están llenas. Nosotros damos un paseo, visitamos alguna tienda de recuerdos y nos dirigimos en coche hasta el faro. En el camino nos cruzamos con algunos peregrinos y la verdad es que dan lástima por el calor que hace a estas horas del mediodía.
Ya en el faro podemos encontrar algún puesto de souvenirs y el trasiego constante de numerosos visitantes, turistas o peregrinos, que se acercan hasta este emblemático lugar, conocido en la Edad Media como el fin de la tierra. Para muchos peregrinos, aún hoy en día, el Camino termina aquí. Es un lugar con mucha carga emocional y encierra muchas leyendas y tradiciones, incluidas las de los celtas. En mi opinión el enorme edificio del faro resta encanto y magia al lugar.
Lo rodeamos para llegar hasta las rocas y disfrutar de las espectaculares vistas del mar azul, hoy en calma. Por todas partes se aprecian los restos de las múltiples hogueras que van haciendo los peregrinos, e incluso prendas que no se han quemado del todo.
Nos hubiese gustado regresar en otro momento para ver atardecer desde aquí, pero no nos será posible llegar a tiempo en los próximos días.
Comemos en el apartamento, nos arreglamos un poco más que de costumbre y nos marchamos a Santiago de Compostela a pasar la tarde. La verdad es que estábamos deseando ir y no hemos querido esperar otro día. La entrada a la ciudad, por la misma puerta que lo hacen los peregrinos del camino francés, me trae innumerables recuerdos de nuestra experiencia peregrina de hace un par de años. Especialmente la entrada en la plaza del Obradoiro. Mientras lo voy narrando a Javi, no puedo evitar emocionarme con los recuerdos ¡Cómo me gustaría que pudiésemos hacer el camino todos juntos!
Visitamos la catedral por dentro a pesar de que se está celebrando una misa, bajamos al lugar donde supuestamente reposan los restos del Apóstol Santiago y, de nuevo en la plaza, nos dirigimos a las calles más pintorescas de la ciudad que están muy animadas en esta tarde veraniega de sábado. En los soportales nos ofrecen todo tipo de degustaciones y es inevitable que nos detengamos en el interior de las tiendas. Hoy queremos aprovechar para comprar algún regalo y recuerdo de esta famosa ciudad.
Cuando oscurece damos por terminada la visita y ponemos rumbo a nuestra casa en Finisterre. Todavía nos espera una larga hora de coche.
DÍA 11- DOMINGO 26 AGOSTO: FINISTERRE-NOIA 180Km.
Hoy salimos bordeando la costa en dirección a Noia. Vamos con tranquilidad disfrutando de las vistas y parando en los diferentes lugares de interés, playas y pueblos para saborear y fotografiar lo que vemos.
La primera parada la hacemos en un mirador sobre la playa de Langosteira que me permite ver Finisterre en su totalidad. Poco después nos detenemos en el puerto de Corcubión donde bajamos a dar una vuelta, visitando una exposición de artesanía local.
La siguiente parada en Ezaro para conocer su cascada. Nos dirigimos por los senderos de tarima hasta los pies de esta caída de agua que casi vierte en el mar. Al parecer hay una presa que regula el caudal, pero hemos tenido suerte y permanece abierta. En principio planeábamos subir también hasta la ermita y disfrutar de las vistas desde arriba, pero el ascenso es por una complicada y estrecha carreterita y hoy domingo hay gran trasiego de vehículos. Así pues, decidimos quedarnos. La preciosa playa, como todas las que vemos por aquí, está dotada de aseos públicos y mesitas a la sombra. Unas instalaciones que permiten disfrutar a todos, incluso sin bañarse.
De nuevo en el coche pasamos de largo por Carnota, que visitaremos en el regreso, y continuamos hasta la cercana playa de Lariño, delimitada al norte por punta Insua. Una vez nos encontramos con un merendero con mesitas, bajo una gran pinada cuya sombra al principio se agradece por el buen día que hace hoy, pero que cuando estamos sentados a merced de la brisa marina, comienza a estorbar.
Comemos allí y al terminar vamos a recorrer la playa y disfrutar del sol. Es una playa preciosa de aguas turquesas y arena blanca. Más que arena es una especie de polvo del granito tan propio de esta zona. Quizá por eso el agua se ve tan limpia. La belleza de las playas gallegas ha sido una de las sorpresas de este viaje.
Después del paseo y de meter los pies en aguas del Atlántico, regresamos al coche para continuar unos kilómetros más hasta Muros, donde paramos a tomar el café y los helados del día. Lo hacemos en un bonito lugar junto al puerto.
La siguiente parada de la tarde será en el puente Nafonso, sobre el río Tambres, en el concello de Outes y, desde allí, a Noia. Esta población, de buen tamaño tuvo en la época medieval una gran importancia comercial, lo que la llevó a ser conocida como «el Puerto de Compostela».
Al llegar nos encontramos con que están de fiesta. Hay una especie de mercado y muchas calles cortadas por lo que resulta un poco difícil aparcar. Lo conseguimos no muy alejados del centro y vamos caminando a recorrer esta ciudad que muchos comparan con Santiago. Quizá precisamente por estos comentarios esperábamos más de ella y nos decepciona un poco. También es verdad que es la hora de la siesta y no hay mucha animación en las calles lo que quita un poco de encanto a la vista.
Iniciamos desde aquí el regreso a Finisterre sin olvidarnos de parar en Lira y Carnota a visitar sus hórreos gigantes de 38’5 y 25 m respectivamente. Fueron utilizados desde hace siglos para preservar las cosechas, sobre todo de maíz y patatas. Su separación del suelo hacía posible su conservación sin humedad y su buena aireación y oscuridad hacía que los alimentos duraran mucho más tiempo. Además, mantenían las cosechas fuera del alcance de los roedores. Solían estar cerca de alguna iglesia o casas rectorales, pues pertenecían a estas, debido a que el clero se quedaba con el 10 % de las cosechas (diezmo).
De vuelta al coche emprendemos un maratoniano regreso a casa pues queremos ver atardecer desde las playas de Finisterre y cada vez nos parece más difícil dado el tráfico al cruzar los pueblos costeros en esta tarde de domingo.
Llegamos a la playa del Mar de Fora cuando el sol casi toca el horizonte y conseguimos verlo desaparecer en el mar desde las tarimas de acceso a la arena. Cuando el sol se pone del todo llegamos hasta la playa para descubrir que, contrariamente a lo que parecía desde fuera, está abarrotada de gente. Muchos de ellos parecen estar practicando diversos rituales de despedida del sol.
DÍA 12- LUNES 27 AGOSTO: A CORUÑA 208Km.
Hoy nos dirigimos a la Coruña. Dejamos el coche en un parking en la Avenida da Mariña junto a un parque, y vamos a una oficina de turismo a buscar un plano de la ciudad. Una vez informados, comenzamos la visita del casco antiguo.
En primer lugar, la plaza de María Pita, en la que se encuentra el ayuntamiento. Dos mojones señalan el paso de un meridiano; sus coordenadas son 8° y 23′ oeste. Continuamos con las dos iglesias románicas: Santa María del Campo, antigua colegiata del siglo XII, y la Iglesia de Santiago, segundo monumento más antiguo de la ciudad después de la Torre de Hércules. A esta iglesia llegaban los peregrinos siguiendo el camino inglés de Santiago desde el siglo XIV a XVII. En su antiguo atrio, presidido por una imagen ecuestre del Apóstol Santiago ataviado de caballero, tenían lugar las reuniones del Concejo de la Ciudad.
Después vamos callejeando hasta llegar al Castillo de San Antón, situado en un pequeño islote de la bahía, hoy en día unido a tierra firme. Fue erigido en el siglo XVI para acoger a los enfermos contagiosos, aunque más tarde funcionó como fortaleza y prisión. Después de unas fotos, continuamos por el paseo marítimo hasta llegar de nuevo a la avenida da Mariña que nos ofrece la singular imagen de sus edificios acristalados tan propios de esta ciudad. Estos edificios se construyeron al derribar las murallas. Son antiguas viviendas de pescadores, las galerías formaban una cámara térmica que protegía la fachada de la lluvia, captaba el calor en invierno y refrescaba las habitaciones en verano. Estas galerías acristaladas parecen un espejo y recogen los reflejos de la luz desde el amanecer hasta la caída de la tarde, lo que le ha otorgado a A Coruña el nombre de Ciudad de Cristal.
Ya en el coche, cogemos los bocatas y nos sentamos a comer en un banco del parque, mientras nos entretenemos con las castañas que caen de los árboles. El café lo tomamos en un centro comercial cercano y después nos dirigimos en coche hacia la Torre de Hércules, símbolo de la ciudad. Construida en el siglo II durante el gobierno del emperador Trajano, es el faro romano en funcionamiento más antiguo del mundo. Después de aparcar allí mismo y comprar unos helados, visitamos el centro de información antes de acercarnos caminando hasta el faro.
El lugar tiene unas vistas espectaculares del océano Atlántico que hoy está bastante tranquilo. En una plazoleta cercana al acantilado hay un enorme mosaico con una rosa de los vientos. A lo lejos se ve el parque de las esculturas, en una verde explanada sobre el mar. Entre fotos y paseos pasamos la tarde y regresamos después al coche para emprender el regreso.
Antes de dejar la ciudad recorremos la avenida junto a las playas de Orzán y de Riazor con increíbles vistas de esta enorme ensenada.
DÍA 13- MARTES 28 AGOSTO: COSTA DA MORTE 160Km.
Dedicamos nuestro último día a recorrer la famosa Costa da Morte. Pero antes de partir dedicamos unos momentos a recrearnos en algunas de las mejores vistas de la bahía de Langosteira que tenemos justo al lado de casa.
Nuestro primer destino será Muxia, en la ría de Camariñas, concretamente el Santuario de la Virxe da Barca. Según la leyenda, la Virgen vino en un barco de piedra para dar ánimos al apóstol Santiago en su labor de predicación. Las piedras que se dispersan por el lugar son los restos de la embarcación. Se dice que debajo de una de estas rocas se encontró la imagen de la Virgen y fue llevada hasta la iglesia de la villa. La imagen desapareció del templo y fue hallada de nuevo en las rocas. Por eso se construyó en este lugar, a pie de mar, el templo donde la Virgen quiso quedarse. Hoy, esta Virgen es la patrona de los marineros y abogada de quienes tienen que hacer un viaje marítimo.
Otra de las causas de la devoción por este lugar son sus famosas piedras. La más conocida es la llamada Piedra de «Abalar», una piedra delgada y larga. Según la leyenda, quién se sitúe encima de ella, si es limpio de corazón, se balanceará levemente. También se dice que si se balancea es que premoniza alguna desgracia. En los 70 la piedra se rompió a causa de un rayo y fue movida por un gran temporal, pero ha vuelto a ser colocada en su situación original. Otra de las piedras más conocidas, es la de «Os Cadrís» con forma de riñón que se ubica muy cerca del templo. Es la «vela» de la barca de la Virgen y se cuenta que alivia y cura enfermedades a quién pase nueve veces por debajo. Nosotros nos conformamos con pasar una vez y hacernos una foto. Después subimos al mirador sobre el pueblo y damos por terminada la visita.
Continuamos en coche por la carretera que bordea esta ría hasta llegar a Camariñas. Encontramos esta ciudad, famosa por sus encajes, algo falta de vida. Las supuestas tiendas no están por ninguna parte y, como se acerca la hora de comer, subimos hasta un mirador con mesitas donde podemos sacar nuestros bocatas. Además, tenemos ocasión de conocer al perro de los vecinos.
Después de comer continuamos hacia el cabo Vilán donde tomamos una carreterita (más bien camino) que nos llevará bordeando la agreste costa. Nos detenemos un momento para contemplar las preciosas vistas de la Ensenada do trece, llamada así por las trece playitas que la forman. Otro punto de interés es el Cementerio de los ingleses en el que están enterradas las víctimas del Serpent. Este acorazado chocó en noviembre de 1890 en la Punta do Boi, uno de los lugares más fatídicos de la Costa da Morte. Los cuerpos fueron llegando a la costa en los días siguientes y los vecinos les sepultaron aquí. El almirantazgo inglés agasajó al pueblo de Camariñas en agradecimiento por su comportamiento y en los primeros años, un barco de la armada inglesa se acercaba hasta el lugar para arrojar una corona de flores y cada barco de guerra inglés que pasaba cerca lanzaba unas salvas de ordenanza en honor de los compañeros enterrados aquí. A la derecha del cementerio se aprecia el paisaje incomparable del Monte Branco, la mayor duna rampante de Galicia.
Nuestra siguiente parada será en Camelle. Pequeño pueblo costero en el que, además de tomar café, nos informan de que el Museo de Man (conocido como el alemán), está abandonado y destrozado a pesar de que a su muerte dejó dinero para su mantenimiento. Así pues decidimos continuar hasta Laxe. Aparcamos junto al puerto y nos dedicamos a disfrutar de esta preciosa localidad con una hermosa playa que hoy está llena de gente. Nos acercamos a la iglesia que domina el puerto y de nuevo tomamos el coche para continuar hasta el faro.
El faro está situado en el cabo Insua de Laxe, un lugar de increíble belleza. Nos impresiona, por su significado, la escultura titulada «La espera», dedicada a los desaparecidos en el mar y a sus familias. Nos muestra una madre con su hijo en brazos que se acerca a la costa para buscar el barco que nunca volverá. “Resiste el paso del tiempo de la misma manera que las familias superan con fuerza la ausencia de los marineros desaparecidos”. Un merendero en forma de castro, perfectamente integrado en el entorno completa este bonito lugar.
Para terminar la jornada, breves paradas en los miradores de la playa de Soesto y la ría de Laxe, antes de dejar la costa para visitar el castro de Cidá y el dolmen de Dombate. Hoy en día protegido en un complejo edificio, cuya entrada es gratuita. Llegamos cuando están a punto de cerrar, pero nos dejan pasar. La información es muy interesante, pero la leemos sin detenernos mucho.
Con esto damos por terminado el día y ponemos rumbo a Finisterre. Hoy tenemos que hacer las maletas. Desde la carretera vemos el castillo de Vimianzo que ya nos llamó la atención ayer, pero es demasiado tarde para visitas.
DÍA 14- MIÉRCOLES 29 AGOSTO: REGRESO A CASA 1082Km.
Hoy toca regresar. Nos levantamos temprano, terminamos de recoger y nos ponemos en marcha.
El tramo de carretera hasta Santiago está cubierto de una densa niebla que nos ofrece curiosos cambios en el paisaje. A partir de ahí tomamos la autopista y la conducción se va volviendo más monótona.
Hacemos una parada para desayunar y otra cerca de Madrid para comernos unos bocatas. Casualmente en la misma área en que lo hicimos cuando volvíamos del Camino de Santiago. Nos los tomamos en una sombreada terraza a pesar de que las moscas están un poco molestas.
Llegamos a Madrid a primera hora de la tarde y decidimos entrar hacia la castellana para que nuestro acompañante, que no la conoce, pueda ver algo. Hacemos una parada en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid donde están construidos ahora los edificios más altos de la ciudad. Casualmente en uno de estos está alojado el Barcelona FC que hoy jugará aquí contra el Real Madrid. Nos damos cuenta porque hay aficionados esperando su salida en la puerta del hotel. Nosotros, después de unas fotos, seguimos hasta el Santiago Bernabeu. Javi quiere comprarse una camiseta de baloncesto del Madrid pero parece que no ha elegido buen día. Los aficionados están llegando ya para el clásico y está todo abarrotado, incluida la tienda. Damos una vuelta al edificio saboreando el ambiente y conseguimos la camiseta, pero sin dorsal porque se les han terminado algunas letras.
Continuamos en coche el tour turístico por la ciudad antes de partir para Monforte. Ya sólo nos queda una parada a medio camino y al final de la tarde estamos de nuevo en casa.