Cabo Norte-Lofoten 2022

INTRODUCCIÓN

Este viaje lo hemos realizado dos adultos con nuestro hijo de 24 años en julio de 2022.

El medio de transporte ha sido una autocaravana Sunlight LC69T alquilada en Helsinki, después de volar hasta allí desde Alicante.

El recorrido ha sido de unos 5000 km por Finlandia, Noruega y Suecia, en su mayoría por encima del Círculo Polar Ártico.

AGRADECIMIENTOS

Gracias a mis compañeros de viaje por ponérmelo tan fácil. Y en especial gracias a Javi por este precioso vídeo y todas las fotos realizadas con el dron que sin duda enriquecen la galería de imágenes de este viaje.

PROYECTANDO EL VIAJE

Uno de los mejores viajes de nuestra vida o al menos aquel que dejó más huella, no sólo en nosotros, sino en nuestros hijos que por entonces eran muy pequeños, fue el viaje hasta Cabo Norte en el verano de 2005.

Y, precisamente ese gran recuerdo hacía que muchas veces pensáramos en repetirlo ahora que son adultos. Pero no acabábamos de encontrar la manera de poder hacerlo en autocaravana porque nuestra familia de cuatro, con sus parejas, se había convertido en una familia de 6 adultos muy difíciles de acomodar en tan reducido espacio.

Así que cada verano, después de barajarlo, acabábamos por elegir algún otro lugar.

Este verano los astros se alinearon y por circunstancias personales solo podíamos viajar cuatro de nosotros (que al final fueron tres). Eso, unido al interés de Javi por hacer un vídeo con imágenes grabadas desde un dron en este lugar que le apasiona, nos fue animando a organizarlo.

 Comenzamos a mirar a principios de año. El primer problema a solventar fue el número de días disponibles por el trabajo. En 2005 Javi era un niño con vacaciones escolares y fue muy fácil dedicar largas jornadas a llegar desde aquí hasta Noruega. Teníamos sobrado tiempo. Ahora el tiempo disponible era limitado y había que cambiar el modo de llegar, barajando opciones de vuelo hasta el lugar de alquiler, preferiblemente en otro país que no fuera Noruega por los elevados precios. Pero además este lugar de alquiler debía combinarse con un vuelo de precio y horario adecuado.

Barajamos Dinamarca, Suecia, Alemania…y finalmente la mejor opción nos la dio Finlandia.

En principio la idea era volar hasta Rovaniemi y alquilar allí para minimizar los días, ya que la ruta turística esta vez transcurriría siempre por encima del Círculo Polar Ártico. Pero no encontramos vuelos directos a Rovaniemi y, al hacer escala en Helsinki, las combinaciones de horario eran muy malas.

En una de esas búsquedas descubrimos un vuelo directo desde Alicante hasta Helsinki, con Ryanair, a un precio fantástico y, aunque tendríamos un día más de subida y otro de bajada desde esta ciudad al norte del país, el ahorro de precio del vuelo sumado a que la autocaravana también era más económica aquí, merecía la pena. Realmente vivir en la AC nos resulta tan divertido que no importan un par de días de carretera.

Nos quedaba un pequeño problema que resolver: los horarios de vuelo no coincidían con los de apertura de la empresa de alquiler y había que pasar una noche previa. Esto podía ser un problema porque los hoteles en Escandinavia tienen fama de ser muy caros y el presupuesto iba subiendo cada día. Sin embargo, un hotel en el mismo aeropuerto permitía habitaciones triples que, aun con desayuno, tenían precio razonable.  Eso fue el si definitivo para poner en marcha las reservas.

PREPARATIVOS

El vuelo de ida y vuelta Alicante-Helsinki lo reservamos el 1 de marzo en la página de Ryanair después de una búsqueda previa en Skyscanner para tantear los más económicos barajando, como ya he comentado antes, diferentes opciones en los países cercanos y la posibilidad de volar a Rovaniemi con escala.

Reservamos los asientos para garantizarnos el estar juntos y facturamos una maleta de 20 kg para cada uno.

Para los traslados desde y hasta el aeropuerto desde la empresa de alquiler de la AC reservamos con antelación un transfer solicitado en la página GetTransfer. Esta página funciona de la siguiente manera: Haces una solicitud de recogida indicando origen, destino, viajeros, hora de vuelo, etc… y, una vez enviada te van llegando al correo ofertas de taxistas cercanos a la zona, permitiéndote esto elegir el que más te convenga. El sistema funciona, pero hay que comparar con Uber y otras empresas similares porque en ocasiones tienen mejor precio.

En este caso lo hicimos así porque la oferta era buena y nos permitió reservar con mucha antelación y quedarnos tranquilos. Ya antes habíamos visto la posibilidad de recogida de la misma empresa de alquiler de la AC y era bastante más cara.

Aun así, tuvimos un pequeño incidente que terminó bien gracias a la intervención de la propia agencia. Resulta que uno de los conductores (el que hacía el viaje de regreso) nos envió un mensaje privado diciendo que el precio que nos había dado era incorrecto y faltaba un dinero que debíamos pagarle allí en efectivo. Como ya habíamos usado esta agencia en otras ocasiones y sabemos que los pagos se hacen en la web por adelantado, contactamos con ellos y rápidamente nos cambiaron el conductor y a este le sancionaron. Todo funcionó correctamente y de modo puntual.

El hotel en el aeropuerto de Helsinki lo encontramos en la página Booking y la elección fue un gran acierto ya que no nos supuso ningún traslado extra. Se trata del Hilton Helsinki Airport y se llega a él caminando un pequeñísimo trayecto desde la terminal. Además, tenía dos grandes ventajas para nosotros: la primera el disponer de habitaciones triples y la segunda tener el desayuno incluido. Aunque parezca insignificante nos vino muy bien porque rápidamente estábamos desayunados y preparados para esperar al coche que nos llevaría a por la autocaravana.

El alquiler de la autocaravana lo realizamos una vez más a través de la empresa McRent, en este caso la de Finlandia, concretamente en Hyvinkää, en las proximidades de Helsinki. La reservamos con mucha antelación a principios de marzo y, una vez elegido el modelo, nos aseguramos mediante correo electrónico que nos iban a dar exactamente el modelo elegido, ya que para nosotros era importante.

Estas empresas normalmente funcionan por categorías o tipos mas que por modelos concretos y ya en una ocasión, en Escocia, el cambio de modelo nos fastidió un poco nuestros planes e ilusiones ya que no respondía a lo que esperábamos. Desde entonces ponemos mucho empeño en asegurarnos, mediante fotos, cual es la AC que nos van a dar exactamente.

Como extras solo reservamos la ropa de cama, toallas y utensilios de cocina.

Además, como el horario de recogida era de 14:00 a 16:30 y nuestro vuelo llegaba más tarde, quedamos con ellos en pagar ese día y que nos permitieran recogerla al día siguiente a primera hora (en horario de devoluciones que es de 9:00 a 11:00). Todo fue perfecto de esta manera.

Durante el viaje tuvimos un incidente mecánico ya que en la etapa Cabo Norte-Alta se nos estropeo la bomba del agua y los grifos dejaron de funcionar. Les llamamos, nos indicaron talleres cercanos y después nos pagaron la factura de reparación sin problema.

El modelo elegido, Sunlight LC69T, fue un gran acierto y ahora mismo puedo decir que es la mejor AC que hemos disfrutado. Amplia, con una gran cama matrimonial en la parte de atrás y un baño con espacio separado para ducha. La cama extra para Javi estaba en el comedor, pero en lugar de tener que montarla cada noche como en otras ocasiones, bajaba desde el techo y se volvía a subir por las mañanas. Fue comodísima.

Además, gracias a la reparación de la bomba de agua nos dimos cuenta que desde un lateral de la cama se accedía al depósito, pudiendo llenarlo desde dentro con garrafas. Descubrimos que con dos garrafas podíamos ducharnos los tres y siempre llevábamos algunas llenas en el maletero. Tampoco había problemas de electricidad porque en Noruega las etapas de coche son diarias y se cargan las baterías constantemente. Todo esto, unido a la facilidad de pernocta en estos países, nos dio autonomía total y no necesitamos entrar a ningún otro camping. Solo localizar puntos de vaciado y se encuentran con facilidad.

En el tema de pernoctas y vaciados debo decir que nos fue de gran utilidad la aplicación Park4night de la que nos habían hablado en el grupo de Facebook Viajar en Autocaravana. Esta aplicación, que llevábamos descargada en el móvil, localiza alrededor de tu ubicación o en la ubicación que le indiques todos los aparcamientos diurnos, lugares de pernocta y servicios para la AC. Están registrados por los propios usuarios con detalles sobre el tamaño, condiciones, precio (en el caso de no ser gratuitos).

Realmente nos ahorro mucho trabajo porque en viajes anteriores elaboraba una enorme lista de lugares recomendados para cada cosa, extraídos de los relatos que iba leyendo. Hacer eso suponía un gasto de tiempo considerable que en este viaje me he ahorrado gracias a esta App.

Para el pago de peajes, tanto de las autopistas suecas como a la entrada a algunas ciudades noruegas, antes de partir nos registramos en la página EPASS24 y, por si necesitábamos coger algún ferry, también en la página FerryPay

Seguro de viaje: Además de la Tarjeta Sanitaria Europea que siempre llevamos, nos hicimos un seguro de viaje anual. Cada viaje contratamos como mínimo un seguro de cancelación y muy probablemente, dependiendo del destino y/o duración también un seguro médico y de asistencia en viaje. Como esto sucede repetidas veces en el año nos animamos a contratar uno anual y olvidarnos de este tema en cada viaje. Lo hemos contratado en Occident y estamos encantados.

En cuanto a la información turística, al ser un destino conocido, no fue necesaria excesiva búsqueda. Aun así, como siempre, estuve leyendo relatos de visitas más recientes, enfocada sobre todo a recopilar información sobre las mejores rutas de senderismo en las islas Lofoten. Era un tema que nos atraía mucho por explorar lugares menos frecuentados por los turistas.  También buscaba recorridos y lugares de interés en la isla de Senja con intención de desviarnos para conocerla por incluir algo nuevo en el viaje.

Con la información recogida elaboré una lista de Google Maps. Además, descargué horarios de los ferrys de la zona, planteando la posibilidad de bajar desde Senja a Andenes con ferry.

Como la AC tiene la gran ventaja de permitir un viaje abierto en el que modificar la ruta siempre es posible, la lluvia constante el día en que pensábamos recorrer Senja nos hizo desistir y cambiar el recorrido en las islas, comenzando por las Lofoten y dejando para el final las Vesteralen. También nos obligó a suspender la excursión al glaciar Steindal, cerca de Tromso.

La realidad es que no llegamos a hacer rutas de senderismo porque finalmente el dron hacía el trabajo de subir a los miradores mientras nosotros permanecíamos en las paradisiacas playas o pueblecitos.

Con todos estos cambios no dejó de ser un maravilloso viaje y no nos importa dejar una puerta abierta para regresar.

Las páginas que utilicé para documentar y preparar las rutas y lugares de interés fueron:

Además de esto únicamente busqué información de horarios y precios de ferrys y atracciones turísticas, especialmente del safari de ballenas, aunque no lo reservamos hasta el día antes por miedo a los cambios de clima.

Páginas de interés para esta información son:

Museo Vikingo de Lofotr Estando allí vimos que realizan cenas de ambientación vikinga algunos días de la semana. Nosotros lo vimos tarde y no quedaban plazas, pero puede ser divertido si lo miráis con tiempo.

Nordkapp. Aquí además de pagar el aparcamiento y entrada al centro de visitantes pagamos de modo opcional un desayuno bufet que nos ofrecieron al llegar y fue una experiencia estupenda.

Funicular de Tromso

Safari de avistamiento de ballenas desde Andenes. Como podréis leer en el relato del día a día este safari nos decepcionó mucho por diferentes factores. Por una parte, lo hicimos en nuestro viaje de 2005 y fue una experiencia fantástica cuyo recuerdo hemos atesorado durante estos años y esto no se parecía en nada a aquel recuerdo. Por otra, el barco era pequeño, estaba llenísimo de gente y costaba poder ver. La experiencia casi mítica que recordábamos se había convertido en un circo turístico. Y lo peor de todo es que nos desviamos desde nuestra ruta hasta Andenes para muy poco. Menos mal que esa noche vimos un espectacular sol de medianoche que compensó la distancia recorrida.

GASTOS

Una vez pagados los vuelos, el alojamiento, los traslados y la autocaravana de alquiler, los gastos allí fueron principalmente los supermercados, la gasolina y las atracciones turísticas: el museo vikingo Lofotr, el funicular de Tromso, la entrada al recinto de Nordkapp (incluido desayuno) y el safari para ver ballenas.

No llegamos a coger ningún ferry, el túnel de Fátima (acceso a la isla de Mageroya) es ya gratuito y los peajes de carretera en el trayecto que hicimos fueron insignificantes.

EL VIAJE DÍA A DÍA.

 

DÍA 1- MIÉRCOLES 20 JULIO: MONFORTE DEL CID-HELSINKI.

A las 12 estamos en el aeropuerto de Alicante. Nos han traído Carlos y Andrea que esta vez no nos acompañan. Da un poco de morriña marcharnos solo la mitad de la familia, pero pronto habrá nuevos viajes juntos.

Facturar no supone ninguna dificultad, aunque hay algo de cola. El peso de nuestras maletas es exacto y pronto estamos en el control policial que, sin maletas, es tarea fácil.

Una vez dentro nos abastecemos de agua para el vuelo, buscamos un buen lugar para sentarnos a comer los bocatas que traemos y terminamos con un café.

La espera no es muy larga porque el avión sale con puntualidad. Accedemos a él con mascarilla como dicta la norma, pero pronto nos damos cuenta de que casi nadie la lleva puesta y eso incluye a algunas azafatas y azafatos. Me sitúo en la ventana seguida de mis dos acompañantes, pero a Javier le toca adaptar el espacio y llevar la mochila entre las piernas porque la pasajera de delante ha puesto su bolsa debajo de su asiento (y no del delantero) con lo cual está ocupando el hueco que nos corresponde.  Llegando a Helsinki una azafata se da cuenta y le pide que lo quite porque es necesario que Javier deje ahí su mochila para el aterrizaje.

Un dato curioso durante el vuelo es que, en un momento dado, mirando por la ventanilla el perfil de la costa e islas, intento adivinar donde estamos. Al comparar lo que veo en directo con la imagen del lugar aproximado en el que creo estar en Google Maps, de pronto me sitúa con el punto azul. Estamos entrando en Suecia por el sur, hacia Estocolmo. Nos resulta muy curioso que haya captado la ubicación llevando el móvil en modo avión y estando en pleno trayecto. Lo gracioso es que no andaba muy desencaminada.

Llegamos a Helsinki a la hora prevista y atrasamos nuestros relojes para ajustarnos a la hora local en Finlandia (Una menos que en España). Tras recoger el equipaje debemos recorrer el aeropuerto de punta a punta para llegar a la salida. Por las ventanas vamos intentando adivinar cual es nuestro hotel, el Hilton Aeroport. Supuestamente está justo al lado y se accede caminando.

Recogemos las maletas, salimos al exterior y, efectivamente, en un corto paseo llegamos al hotel donde tenemos reservada una habitación triple que resulta muy confortable a pesar de la reducción de espacio que supone una tercera cama.

Nos refrescamos y, antes de cenar, decidimos dar un paseo y pasarnos por el aeropuerto donde hemos visto un supermercado en el que podemos abastecernos de algunos complementos para la cena. Así lo hacemos y resulta una grata sorpresa porque los precios son muy razonables y hay gran variedad de productos. Resulta raro tratándose de un aeropuerto.

Javier viene al viaje convaleciente de una diverticulitis y ha traído su propio menú que incluye una compota de manzana, pero no hemos traído cuchara. En este super adquirimos una cuchara tenedor de material biodegradable que decide conservar todo el viaje e incluso llevar después a casa. Le encanta.

Como el cansancio va haciendo mella y para nosotros es una hora más tarde de lo que indica el reloj, volvemos al hotel, cenamos y prontito estamos en la cama. Mañana toca madrugar e iniciar la aventura en AC ¡Lo estamos deseando!

DÍA 2- JUEVES 21 JULIO: HELSINKIJUNTTIKYLÄ (468Km)

El despertador suena a las 6’30 y tras el aseo matutino, no perdemos el tiempo en bajar a desayunar. Las bromas de la mañana son todas a costa de Javier y su imposibilidad de probar los manjares que ofrece el buffet (Por la diverticulitis). Mientras Javi y yo nos “ponemos las botas” él debe limitarse a tomar una infusión, un zumo de manzana y una tostada de pan blanco con jamón york.

Después del desayuno recogemos el equipaje y nos encaminamos a la puerta donde nos vendrá a recoger nuestro chofer Vladimir, contratado a través de Get Transfer. Resulta ser un chaval ruso, jovencito, que habla español porque vivió un tiempo en Colombia. Es muy amable ¡Lástima que no vaya a realizar él el trayecto de vuelta el último día porque estamos teniendo problemas con un conductor que nos está enviando mensajes intentando cobrarnos más de lo previsto!

Media hora después estamos ante la empresa de alquiler. La AC es nuestra desde ayer, pero el vuelo llegaba demasiado tarde para poder recogerla, por eso podemos ir tan pronto a por ella, aunque la hora normal de recogida sea por la tarde. Esto es una ventaja porque no hay nadie. La chica que nos atiende sale a explicarnos amablemente todos los detalles en un inglés muy fluido que a veces cuesta seguir ¡Menos mal que está Javi!

Salimos con la prudencia normal al conducir un vehículo tan grande, pero nuestro conductor está acostumbrado y muy pronto la lleva como si fuera suya de toda la vida. Nos dirigimos a un Lidl, cuya ubicación traíamos localizada, para abastecernos antes de ponernos en camino. La compra nos lleva casi dos horas porque muchas veces tenemos que usar el traductor para saber lo que estamos comprando y porque las novedades de productos nos entretienen eligiendo. Resulta divertido.

Salimos, colocamos la compra y andamos unos kilómetros más con intención de parar en breve a instalarnos y vaciar las maletas. Una vez instalados estaremos más cómodos, listos para la aventura que comienza.

El área de servicio elegida es Neste K Tuuliharja, cerca de Mustajärvi. La temperatura hoy es muy alta para Finlandia y las zonas sombreadas no son una prioridad en los aparcamientos de este país, así que pasamos bastante calor preparando la comida y colocando el equipaje. Estamos un poquito preocupados porque no hemos traído ropa fresca, esperamos que esto no dure mucho (después podremos comprobar con alegría que estas temperaturas no se repetirán en ningún momento).

Poco antes de las 5 (teníamos claro que hoy era jornada de avituallamiento y toma de contacto con la AC) nos ponemos en marcha rumbo al norte. Toda la tarde será de conducción por autopista, aunque haremos una parada de descanso en una pequeña zona de aparcamiento junto a un lago, a la altura de Neste Lintulahti. Pasamos un rato intentando desenroscar la tapa de la cámara que ha quedado enganchada por el filtro y, solucionado le problema, Javi volará por primera vez el dron. Reconozco que me da un poco de miedo cuando el dron se aleja por encima del lago y deja de verse. Cada vez que lo vuele a partir de hoy, terminaré por alejarme o distraerme haciendo mis propias fotos. Mejor no mirarlo mucho.

La siguiente parada es para cenar, en el aparcamiento de ABC liikenneasema en Viitasaari, un lugar encantador junto al agua, sobre todo a esta hora en la que comienza a haber luz de atardecer.

Tras la cena continuamos camino un poco más. La conducción resulta muy agradable, circulando entre bosques que dejan entrever el largo atardecer entre sus ramas. Paramos finalmente a dormir en un área muy espaciosa ABC Pyhäjärvi y pronto se une una AC sueca,  aparcando a nuestro lado.

DÍA 3- VIERNES 22 JULIO: JUNTTIKYLÄSAARISELKÄ (637 Km)

A las 7:30 suena el despertador. Durante la noche ha llovido y la mañana está fresca ¡Mucho mejor! Lo primero que hacemos es acercarnos al área para hacer uso de los servicios antes de deleitarnos con un desayuno espectacular preparado por nosotros mismos. Luego ponemos gasolina y, como no conseguimos localizar ningún lugar para llenar ni vaciar, nos ponemos en marcha.

Vivimos una tranquila mañana de ruta con descanso – almuerzo en un área de servicio próxima a Oulu, antes de continuar en dirección a Rovaniemi. Al llegar no paramos en la ciudad, sino que vamos directos al Santa Claus Village. Casi no lo reconocemos. La infraestructura en torno al Círculo Polar es mucho mayor que la última vez que la visitamos, incluyendo hoteles y bungalows de alquiler temáticos ¡Es ya todo un pueblo!

Aparcamos en un lugar adecuado y nos disponemos a comer antes de realizar la visita. Hace un día estupendo y el cielo azul con nubes blancas muy visibles hace de fondo espectacular para las fotos que iremos haciendo en esta jornada.

Cuando nos adentramos por entre las instalaciones tenemos una meta clara: llegar al punto en el que se cruza la línea imaginaria que marca el comienzo del Círculo Polar Ártico. Tenemos muy buenos recuerdos de ese lugar y varias fotos que inmortalizan el momento en el que Andrea y Javi la cruzaron por primera vez. Intentamos repetir las fotos, realizamos algunas más, y ya más tranquilos, nos dedicamos a recorrer el lugar.

Cada detalle alude a Santa Claus, al envío y recogida de cartas, a la Navidad y al Círculo Polar. Entramos en alguna de las tiendas y es curioso que en cuanto cruzamos la puerta, el olor a especias y canela nos traslada de un plumazo a la Navidad. Aunque curioseamos mucho no compramos nada, además no podemos entretenernos demasiado porque se acerca la hora del cierre.

Perezosamente regresamos a la AC donde todavía nos hacemos unos capuchinos antes de ponernos en marcha. Vamos a pasar a una gasolinera ubicada justo enfrente para poner gasolina y hacer uso de sus instalaciones de llenado y vaciado de agua.

Con todo en orden continuamos ruta para encontrarnos en pocos minutos los primeros renos del viaje. Son tres y están comiendo tranquilamente al lado de la carretera. El paisaje ha cambiado y está menos urbanizado, además la autopista ha dado paso a una calzada más estrecha y con bastante menos tráfico. Poco después encontramos una manada algo mayor, repartida a ambos lados de la vía. Los coches que vienen de cara nos avisan con las luces. Estamos ya en Laponia y se nota.

Unos 10 km después de Sodankylä, paramos a descansar en un pequeño parking junto a la carretera, que resulta ser un sitio espectacular, no solo por lo que vemos en directo sino por la imagen que nos regala después el dron. Aunque casi no se aprecia a simple vista, estamos en una especie de islote rodeado de agua que ofrece unas imágenes impresionantes. Pasamos un buen rato entre paseos, fotos y vuelo de dron. El sol ya está algo bajo y la luz es un factor más de belleza al entorno que nos rodea.

Esta preciosa luz de atardecer nos acompañará mientras continuamos rumbo al norte. Los atardeceres son eternos en estas latitudes.

Aunque nuestra intención inicial era llegar hasta Inari para pasar la noche, decidimos cambiar de planes y desviarnos en Saariselkä hacia un lugar del que hemos leído muy buenas valoraciones. Es una colina con una torre, Kaunispää Triangulation Tower, que ofrece vistas de 180º del paisaje alrededor, siendo un lugar muy valorado para ver el Sol de Medianoche en verano y la aurora boreal en invierno.

A medida que la carretera asciende y vamos obteniendo mejores vistas del entorno nos damos cuenta de que todo a nuestro alrededor es verde, estamos en una zona llena de árboles y poco más. La colina destaca en un paisaje bastante llano y monótono, casi sin signos de vida. El sol se ve precioso allá en el oeste.

Arriba, además de la torre de madera, hay un restaurante y los remontes de una pista de esquí, ahora cerrada. Varios coches y autocaravanas están aparcados en línea de cara al horizonte. Nosotros nos añadimos a la fila y calzamos la Ac para pasar la noche.

Lo primero que hacemos es dirigirnos a la torre para ver la puesta de sol que está a punto de producirse. El día no está completamente despejado, pero podemos ver sus rayos entre las nubes bajas. De todas formas, el sol permanecerá oculto poco tiempo, en breve volverá a asomar. Hoy es la primera noche en el ártico y no oscurecerá ya en ningún momento hasta el último día de viaje.

Tras la puesta de sol vamos a dar un paseo disfrutando del entorno y descubrimos que estamos justo al lado de un hotel cuyas habitaciones, a modo de cubículo con techo de cristal, están tan bien camufladas en el entorno que no se apreciaban a primera vista. Suponemos que es un hotel pensado para disfrutar de la aurora boreal porque ahora se ve poco movimiento. Es el Star Arctic Hotel.

Cenamos en la AC y no tardan mucho en aparecer los renos, que se acercan hasta nuestra misma ventana. Todavía las dos de la mañana y con absoluta claridad se puede pasear por los alrededores disfrutando de estos animales.

DÍA 4- SÁBADO 23 JULIO: SAARISELKÄ-NORDKAPP (451 Km)

Cuando suena el despertador y nos levantamos para desayunar, el paisaje es mucho menos espectacular que anoche. Hace ya demasiado sol. Bajamos al pueblo para hacer uso de los aseos de la gasolinera y nos ponemos en camino.

Poco antes de Inari paramos junto a un lago de aguas cristalinas que parece un espejo brillando bajo el sol. Además de descansar, tenemos ocasión de hacer algunas fotos y volar de nuevo el dron. No podemos resistirnos a captar la paz que nos rodea en medio de este paisaje finlandés.

De nuevo en marcha, cruzamos Inari casi sin darnos cuenta ya que es una población de casas dispersas junto al lago, y sin detenernos continuamos hacia Karasjok. No tardamos mucho en dejar la E 75 por la que llevamos circulando desde que dejamos atrás el Báltico y girar a nuestra izquierda por la carretera 92 que nos llevará a Noruega.

De esta carretera, muy angosta y sin arcén, nos acordábamos perfectamente. Es una carreterita que te hace sentir en medio de la nada. Casi sin casas ni signo alguno de civilización, prácticamente recta en su trazado, pero con constantes subidas y bajadas para salvar pequeñas colinas, flanqueada por espesa vegetación y algún reno ocasional.

Es al poco de entrar en ella cuando decidimos parar a comer junto a un lago pequeño que tiene aparcamiento. Estamos completamente solos y además de comer, aprovechamos para volar un ratito el dron. O mejor, lo aprovecha Javi mientras preparo la comida.

Después de comer continuamos ruta y cruzamos la frontera con Noruega. Esto trae consigo dos cambios. Primero que la carretera está más bacheada y estar atrás es ir dando botes, segundo que comienzan a aparecer más casas y construcciones. La civilización va volviendo a aparecer.

Aprovecho un rato en el trayecto para ceder a Javi el puesto de copiloto e intentar descansar en la cama, pero los botes no resultan demasiado agradables.

Ya en Karasjok vamos directos al Sapmi Park. Guardamos un grato recuerdo de esta visita y queremos repetir. Como sucedió en el Santa Village, lo primero que notamos es el aumento de infraestructuras turísticas. Nosotros aparcamos en el lugar destinado a ello y nos dirigimos al centro del complejo.

Un bello edificio de madera acoge tienda, restaurante, sala de proyecciones y recepción del museo ubicado en el exterior. Accedemos a él por la tienda y pasamos un rato ojeando los artículos de artesanía tradicional Sami allí expuestos. Bueno, nos solo ojeando porque algún detalle nos tienta un poco más y decidimos llevarlo como recuerdo.

Hay muy poquita gente y no sabemos si el museo estará abierto. En el mismo bar nos informan y nos venden los tickets. La proyección que cuenta las leyendas y modo de vida el pueblo Sami la hacen en español para nosotros solos. En el recinto también hay exposición de prendas tradicionales, trineos y fotos antiguas. En conjunto resulta muy interesante.

Después, en el exterior se pueden recorrer al aire libre construcciones tradicionales , campamentos de invierno y de verano, herramientas, … En alguna de ellas una persona ataviada con el traje típico ofrece explicaciones a los grupos en inglés, pero a estas horas está todo un poco parado. Nosotros recorremos a nuestro aire, con un pequeño plano que nos han entregado en taquilla y leyendo los carteles explicativos en inglés. En una de las tiendas más grandes del campamento todo parece estar preparado para realizar una demostración de corte de troncos con hacha y, como no hay nadie para llevar la a cabo, Javier se anima a experimentar el mismo. Bueno, al menos posando para la foto.

De nuevo en la carretera, a la altura de Lakseelv, la carretera comienza a bordear el Porsangerfjord y las vistas mejoran considerablemente. No tardamos en detenernos para disfrutarlas más de cerca, bajando junto al agua, en una pequeña playa que la marea baja ha dejado a la vista. Todo hoy nos recuerda otro viaje. En 2005 hicimos prácticamente igual el recorrido de hoy. Javi y Andrea eran pequeñitos y disfrutaban cada momento haciéndonos disfrutar a nosotros. Nos trae muy buenos recuerdos.

A partir de aquí las fotos serán desde la ventanilla porque cada rincón nos parece más bonito que el anterior y no podemos estar parando todo el tiempo. Como la velocidad es muy baja por estos lares, simplemente detenerse un poco nos permite sacar una foto. De vez en cuando aparecen renos haciendo más ameno el recorrido.

Una parada espontánea surge al aparecer un grupo de renos con enormes cornamentas al lado del fiordo. Paramos y Javi saca el dron para poder acercarse a ellos y grabarlos desde el aire, pero el sonido, aunque es débil, los asusta y comienzan a correr. Estos son preciosos, da gusto verlos. Yo, aunque estamos un poco lejos, les hago algunas fotos de recuerdo.

Pronto alcanzamos el túnel Fátima, acceso a la isla de Mageroya, donde se ubica nuestro destino final de hoy: Nordkapp.

En cuanto entramos en la isla aparecen nuevos rincones de gran belleza y nos vamos deteniendo de vez en cuando para contemplarlos. La primera parada llegando a Sarnes donde llama nuestra atención el perfil del pequeño pueblo con una curiosa montaña-isla al fondo, en medio del mar. A nuestra espalda un peñasco montañoso está lleno de gaviotas que nos acompañan con su peculiar sonido.

Dejando atrás la entrada a Honningsvag y, más tarde, el cruce hacia Kamøyvær paramos en un pequeño mirador con preciosas vistas sobre el Risfjorden para volar de nuevo el dron.

Así, poco a poco, nos vamos acercando a Nordkkapp. Con frecuencia aparecen renos junto a la carretera y nos detenemos brevemente para hacer fotos y dejarles pasar tranquilamente si deciden invadirla.

Poco a poco, según avanzamos, la niebla comienza a envolvernos, hace viento y la temperatura está bajando bastante.  Esto nos recuerda a la última vez que estuvimos aquí y al bajar de la AC el viento casi nos llevaba. Esperemos que no dure mucho tiempo.

En la garita que vigila la entrada al recinto nos atiende en español un chico peruano muy simpático. La entrada incluye el aparcamiento y el acceso a las instalaciones del edificio, pero nos convence para comprar un vale de desayuno en la cafetería. Es un bufete escandinavo que, según él, merece la pena. Cuesta 150 NOK por persona. Adquirimos solo dos porque Javier todavía está convaleciente de la diverticulitis y no puede comer casi nada.

Aparcamos en la explanada de cara al norte y nos vamos al centro de visitantes. Allí cargamos las baterías de la cámara ya que a media tarde la conexión el mechero del coche ha dejado de funcionar. Permanecemos un rato descansando y disfrutando de las escasas vistas que la niebla nos permite. Solo salimos un momento, bajo un fuerte viento, para hacernos una foto rápida de la bola. Simplemente para decir a la familia que ya estamos aquí. Mañana podremos hacer más.

La noche es mala, la autocaravana se mueve mucho y hay mucho ruido de viento. Además, en algún momento de la noche bajan las temperaturas y nos sorprenden con la calefacción apagada. Tenemos frío al amanecer.

DÍA 5- DOMINGO 24 JULIO: RECORRIDO POR MAGEROYA (97 Km)

Comenzamos el día con un estupendo desayuno que será el colofón a nuestra estancia. Nuestro amable anfitrión de ayer no nos engañó, el buffet es espectacular y las vistas ni te cuento. Un verdadero lujo estar aquí a estas horas de la mañana con muy poca gente disfrutando de estos manjares. Además, atendiendo el buffet nos encontramos a una pareja de jóvenes de Elche que han venido a trabajar aquí durante el verano. Podemos charlar un ratito con ellos.

Terminado el desayuno salimos a la plataforma sobre los acantilados que dan al Océano Glaciar Ártico y nos acercamos de nuevo a la famosa bola, emblema de este mítico lugar. El viento, todavía muy fuerte, hace difícil llegar a ella. Recorremos toda la zona, incluido el Monumento a los Niños del Mundo, hacemos fotos y volvemos a la autocaravana para iniciar una ruta por la isla.

En cuanto salimos a la carretera comenzamos a ver renos. A lo largo de la jornada invadirán con frecuencia nuestro camino, deleitándonos con su presencia.

La primera parada será en Skarsvåg. En cuanto nos desviamos de la carretera principal para dirigirnos a este pequeño pueblo, podemos obtener claras vistas del llamado Cuerno de Cabo Norte que podemos fotografiar desde un lado de la carretera. Al llegar aparcamos cerca del puerto de este pueblo de apenas un puñado de casas y salimos a dar un paseo y realizar fotos. Los barcos, casi tan numerosos como las casas nos ofrecen una bonita estampa en este soleado día.

Desde aquí nos marchamos a Kamøyvær desviándonos por la Fv172 que bordea el Risfjorden hasta llegar a esta pequeña aldea pesquera, no mucho más grande que la anterior. Aparcamos en una gran esplanada junto al mar y nos disponemos a comer en la AC. Durante la comida, un reno se acerca y pasa tranquilamente a nuestro lado. Nosotros nos afanamos en hacerle fotos desde la ventana, desde la puerta… Luego, cuando salimos tras la comida a recorrer el puerto, al rodear el cabo nos lo encontramos de nuevo comiendo tranquilamente cerca del agua y le podemos fotografiar desde muy cerca.

Pronto comienza a llover y vamos deshaciendo lo andado para regresar a la autocaravana y poner rumbo a Gjesvær.  El trayecto por la Fv156 va cruzando un paisaje desértico de tundra, casi lunar, pero tiene su encanto por inhóspito y solitario. No queremos ni imaginar cómo será en invierno. Vemos carteles que indican el horario de acceso por carretera en esos fríos meses siguiendo a una quitanieves en un convoy que sale dos veces al día desde la carretera principal. Lo mismo sucede con el acceso a Nordkapp.  

Las vistas al llegar a lo alto de la bahía dónde está el pueblo, básicamente construido en una isla, son fantásticas, a pesar de la lluvia. Hacemos algunas fotos y satisfechos, pero cansados, regresamos hacia Cabo Norte. Nos alegra ver que las nubes están cada vez más dispersas y el sol aparece de modo intermitente.

Al llegar, cenamos en la autocaravana y nos dirigimos a la bola. Hoy hay mucha más gente y el parking está lleno de autobuses. No hace ya nada de viento y el cielo, aunque permanece nublado, está algo más claro. Poco antes de la puesta de sol, aparece brillante entre las nubes y la gente se vuelve loca, agolpándose rápidamente junto a la valla que rodea el acantilado. Esta luz se nos regala durante un buen rato, pero justo antes de que el sol toque el mar las nubes lo cubren de nuevo y solo podemos ver su luz reflejada en las nubes más altas. Es un bonito atardecer, pero el sol de media noche lo veremos mucho mejor en días posteriores en las Islas Lofoten. Compartimos este momento en directo por videollamada con Bego, ya que no ha podido acompañarnos.

Permanecemos aquí hasta las 12:30 y luego regresamos a la autocaravana para descansar. Hoy pasamos una noche tranquila y no nos olvidamos de encender la calefacción.

DÍA 6- LUNES 25 JULIO: NORDKAPP-ALTA(279 Km)

Madrugamos para poder volar el dron antes que comience el viento fuerte que anuncia la predicción meteorológica de Google. Por suerte ha amanecido sin una sola nube. Usamos los baños del parking porque hoy no vamos a desayunar en el buffet, sino en la autocaravana.

Al terminar, mientras Javi, acompañado de Javier, se acerca a la bola para volar del dron, yo, como siempre, me distancio. Me pongo muy nerviosa pensando que se va a estrellar contra las rocas del acantilado. Comienza el vuelo en tierra firme para tantear el viento y, finalmente lo saca al vacío, consiguiendo tomas impresionantes. Yo me dedico a dar un repaso fotográfico a la zona.

Terminado el vuelo, vamos a hacernos la última foto en la bola y nos dirigimos al hall del edificio con intención de cargar las baterías de la cámara mientras tomamos un café, pero la cafetería no abre hasta las 11 así que las dejamos cargando y nos vamos a tomar el café a la autocaravana.

Después regresamos a recogerlas y aprovechamos para dar un último vistazo a este lugar del que nos cuesta mucho irnos.

 Ya en carretera, poco después vemos un pequeño campamento sami que básicamente consiste en una cabaña en la que venden souvenirs de artesanía, un cercado con renos y un lavvu de tela rodeado de algunos aparejos. Paramos como hicimos hace años y vemos que la señora que lo regenta es la misma. Además de comprar algún recuerdo, nos hacemos una foto con ella como antaño.

Después de la parada, repetimos la ruta de ayer hasta llegar a Gjesvær. Tenemos dos ideas en mente: volar el dron siguiéndonos mientras circulamos por esta carretera de poco tráfico y repetir la foto en el mirador sobre este pueblecito, ya que ayer llovía y la visibilidad era escasa.

Lo primero lo conseguimos sin problema con gran éxito y, cuando estamos en el mirador para hacer la foto vemos como un grupo de renos se lanza al agua para pasar nadando de una isla a otra.  Parece que estemos viendo un programa de naturaleza de National Geografic. Nos sentimos afortunados de poder verlo y rápidamente intentamos captarlo tanto con la cámara de fotos como volando hacia allí el dron. Esto último es menos rápido y para cuando el dron llega a la altura de los renos ya están saliendo del agua. Aun así, las tomas desde el aire, no solo de los renos, sino de todo el paisaje, son espectaculares.

Comentando lo ocurrido, nos ponemos en marcha hacia Honningsvåg. Queremos comer allí y hacer una pequeña compra de provisiones, sabemos que en las afueras hay un Rema 1000. A medio camino paramos a fotografiar un pequeño lago lleno de flores blancas típicas de la tundra que, si no nos equivocamos, ya habíamos inmortalizado con unos renos de fondo hace años.

Cuando llegamos al supermercado, mientras ellos van a comprar, comienzo a hacer la comida. Y es en la sobremesa, mientras estamos lavando los platos, cuando nos damos cuenta que el agua deja de salir. La bomba de agua no funciona. Vamos descartando posibilidades mientras hablamos por Whatsapp con la empresa de alquiler. No conseguimos nada y finalmente acordamos ir a un taller mañana a primera hora.

Todavía dando vueltas en la cabeza a la posible resolución de este problema, nos ponemos en marcha. Aún podemos disfrutar con la presencia de renos de enormes cornamentas que cruzan la carretera e incluso ver unos delfines saltando en el mar, mientras esperamos en un semáforo a la entrada de un túnel.

Cuando dejamos la costa y nos metemos hacia el interior en dirección a Alta, el entorno se vuelve más boscoso. Un río nos acompaña dándole vida al paisaje. Hemos pensado ir a dormir a un camping para tener agua esta noche y tras mirar en Google y decidirnos por el River Alta, vamos directos allí. Conseguimos una plaza con electricidad que nos cuesta 350 NOK para los 3 con todo incluido, excepto lavadora y secadora que nos cuesta 40 NOK cada una. Las duchas nos saben a gloria y podemos por primera vez disponer de electricidad. La calefacción hoy nos reconforta y podemos cargar todo. Además, tengo secador y aprovecho para lavarme el pelo.

DÍA 7- MARTES 26 JULIO: ALTA-TROMSO (385 Km)

Amanece nublado, pero no hace frío. Es muy agradable este clima.

Tomamos un buen desayuno, ponemos a punto la autocaravana y nos dirigimos al taller. En una hora nuestro amigo “Thor” tiene el problema resuelto. Pagamos y guardamos la factura para reclamar después su importe. Esperamos que no haya problemas en que la empresa de alquiler nos la abone. Con la sensación de paz que da tenerlo todo en orden, nos ponemos en marcha aproximadamente a las 11:30 de la mañana.

Rodeamos el fiordo de Alta parando un par de veces para hacer fotos. Y en el trayecto encontramos de nuevo preciosos renos de altas cornamentas, dos de ellos dentro de un túnel. Carteles a la entrada advierten sobre esta posibilidad, pero, aun así, son una gata sorpresa para nosotros.

Vamos alternando tramos en los que bordeamos el agua pasando junto a pequeños puertos con otros en los que nos adentramos en zonas más verdes y despobladas. Llaman nuestra atención los grandes campos de flores que crecen tan juntas, que parecen un tapiz.

Al llegar a Gildetun, uno de los puertos cuyas cimas tienen algo de nieve, paramos a comer y disfrutar del increíble paisaje. Estamos justo al lado de un hotel formado por cabañas independientes de madera con tejado de hierba el estilo tradicional, ambientado en la cultura Sami. Hay también una tienda de recuerdos tradicionales en una cabaña. Elegimos un imán, pero no conseguimos comprarlo porque no admiten el pago con tarjeta y en este momento no tenemos efectivo.

Después de comer, volamos el dron, hacemos fotos y continuamos el camino. Nos rodea un espeso bosque y han comenzado a aparecer señales de doble advertencia: una de renos y otra de alces. Nos haría mucha ilusión verlos, pero hace rato han dejado de cruzarse en nuestro camino.

El paisaje es muy bonito, en especial cuando comienzan a verse las escarpadas cumbres nevadas de los llamados Alpes del Lyngen. El punto con mejores vistas lo alcanzamos en el embarcadero de ferry de Rotsund. Hacemos fotos, de nuevo volamos el dron y, a partir de ahí, iniciamos un tramo de recorrido sencillamente espectacular.

No podemos evitar parar a hacer fotos a cada oportunidad. Se ven glaciares entre algunas de las cimas que destacan sobre las aguas del fiordo rodeadas de flores y las nubes bajas aparecen dando mayor encanto…  cada rincón es más bonito que el anterior. Estamos bordeando el Lyngefjord.

Poco después aparece la lluvia que comienza a hacerse intensa por momentos. Cada vez vemos menos el paisaje. Cuando planeamos el itinerario teníamos previsto para esta tarde visitar el glaciar Steindalsbreen, en la que sería nuestra primera ruta caminando de este viaje. Pero ni el clima ni la hora acompañan (Y parece que mañana tampoco). El tener que ir al taller esta mañana nos ha retrasado mucho así que decidimos seguir sin hacer ninguna parada más hasta Tromsø. Queremos al menos subir al mirador (si no está muy nublado) y sabemos que cierran a las 11. Una vez allí descubrimos que para bajar no cierra hasta las 12, menos mal.

Tenemos suerte en esto y llegando a Tromsø el tiempo va mejorando. A las 10 entramos en el aparcamiento y no nos entretenemos en cenar. Cogemos unos frutos secos, las cámaras de foto y las chaquetas y nos ponemos en marcha. Subimos solos en el funicular y, una vez arriba, nos encontramos con un paisaje muy especial.

Además de la ciudad, con su peculiar perfil al estar situada en una isla, se ven al fondo las cimas nevadas de las montañas que la rodean. A la izquierda hay numerosas nubes bajas sobre las que se alcanza a ver la nieve, a la derecha la preciosa luz del Sol de Medianoche asomando como si de fuego se tratase.

Nos quedamos una hora dando una vuelta por los alrededores. No hace demasiado frío y las vistas, a esta hora del final del día, merecen la pena.

Tomamos de nuevo el funicular y descendemos hasta la autocaravana para trasladarnos a un aparcamiento que ya traíamos localizado en las afueras de la ciudad, junto a un campo de fútbol. Allí hay aparcadas ya cuatro o cinco autocaravanas y esto siempre da cierta tranquilidad. Cenamos y dormimos plácidamente en este tranquilo entorno, de nuevo con la calefacción encendida.

DÍA 8- MIÉRCOLES 27 JULIO: TROMSO-ISLAS LOFOTEN (395 Km)

Hoy el pronóstico del tiempo es el peor que encontraremos este viaje. Prevé lluvias durante todo el día, así que decidimos dormir algo más, ya que queda descartada la excursión al glaciar y también la visita prevista para hoy a la isla de Senja.

Pasamos la mañana visitando la ciudad de Tromsø bajo la lluvia. En las tiendas de la calle principal degustamos salami de reno, alce y ballena, decantándonos por el último. Encontramos y compramos el mismo imán que vimos ayer en la tienda sami. Aquí es un poco más caro, pero admiten tarjeta. Como tenemos aparcada la autocaravana junto a Polaria. Decidimos usar sus servicios antes de comer un almuerzo y continuar la ruta. Hemos decidido ir directo a las Islas Lofoten.

A la altura del lago Takvatnet hay montado un gran campamento Sami, imaginamos que para los turistas. A su lado hay una bonita área de descanso. Tomamos nota para futuros viajes a esta zona, pero no nos detenemos. Hoy la ruta tiene menos paradas, ya que el paisaje es poco visible por culpa de la lluvia.

En un momento dado descubro que la conexión de 12 voltios que supuestamente nos habían arreglado ayer en el taller no funciona. ¡Vaya decepción! Ahora no puedo cargar la batería de la cámara de fotos y de haberlo sabido antes lo habría hecho en alguna cafetería de Tromsø.

La etapa de coche va transcurriendo tranquila y, ya entrada la tarde, llegamos al puente Tjeldsund que da acceso a las Islas Vesterålen. La lluvia ha cesado y el paisaje comienza a ofrecer bellas vistas. Estas islas ofrecen tranquilas playas de aguas turquesas sobre la blanca arena del fondo. Las cimas de las Lofoten comienzan a apreciarse al fondo en algunos tramos de la ruta. Pero lo más destacado de la tarde es la aparición de un grupo de alces pastando tranquilamente cerca de la carretera. Descubrimos su presencia gracias a que un coche se ha detenido a su lado. Para cuando nos damos cuenta de lo que están mirando ya hemos pasado de largo y tenemos que dar la vuelta. Lo hacemos y conseguimos verlos de cerca y haceres fotos desde la ventanilla. Son impresionantes, mucho más grandes que los renos. ¡Ha sido una suerte encontrarlos!

Después de esto, continuamos la ruta adentrándonos en estas islas que tanto nos gustan. Justo al pasar el cartel que indica la entrada a las islas Lofoten, nos detenemos en una pequeña zona de descanso junto a la carretera. Aparcamos de modo que podamos disfrutar de las vistas con un largo atardecer sobre el mar y las montañas del fondo.  La claridad es muy duradera gracias al Sol de Medianoche. Realizamos una videoconferencia con los que están en casa, hoy se han reunido para cenar. Compartimos paisaje y anécdotas, pero la cobertura no es muy buena y la videollamada es breve por la dificultad de conectar con cierta calidad.

Cenamos, damos un breve paseo por la zona y pasamos la noche tranquilamente, esperando con ilusión el día de mañana en el que iniciamos nuestra andadura por estas islas Lofoten, otro de los destinos fuertes de este viaje.

DÍA 9 – JUEVES 28 JULIO: ISLAS LOFOTEN (175 Km)

Amanecemos en este precioso lugar y nos disponemos a desayunar.  Hoy emprendemos el día con mucha ilusión por fin estamos de nuevo en las Islas Lofoten, para nosotros uno de los paraísos de Noruega.

Lo primero que hacemos es retroceder un poquito el camino para tomar la carretera que bordea el Tengelfjord. Queremos acercarnos lo más posible por carretera al famoso Fiordo del Troll. Sabemos que sólo podemos quedar frente a él y que es complicado ver algo, pero queremos intentarlo. Estuvimos mirando antes de venir la posibilidad de tomar un barco y hacer un crucero por sus aguas, pero ninguno parte desde esta zona. Hay que tomarlo en Svolvaer y la duración del trayecto es bastante larga, nos pareció demasiado tiempo invertido teniendo en cuenta que ya hemos navegado por fiordos similares e igualmente bonitos, como el Naeroy y el de Geiranger, en otras ocasiones.

El recorrido a lo largo de esta carretera resulta verdaderamente espectacular en estas primeras horas del día. El paisaje es impresionante y la luz lo realza todavía más. No podemos evitar parar a cada momento. Vemos cascadas cayendo de la montaña, pequeños pueblecitos con embarcaderos donde el agua brilla como un espejo, lagos cristalinos y, para dar un toque pintoresco, están las ovejas invadiendo la vía.

Nos detenemos al llegar a la altura del fiordo, sabemos que está ahí porque Google Maps nos lo indica, pero no podemos verlo. Entre él y nosotros hay un gran islote que lo tapa completamente. Decidimos enviar el dron y pasamos uno de los momentos más tensos del viaje. La distancia que a simple vista parece pequeña, es tan grande que, en un momento dado, perdemos la señal. Por primera y única vez en el viaje tenemos que pulsar el “botón de pánico” para hacerle volver. Menos mal que la tecnología sale en nuestro rescate y funciona a la perfección. Pasado el susto he de decir que las imágenes merecen la pena, aunque solo captamos la entrada. Imposible adentrarnos más en él. Las distancias engañan a la vista.

Tras esta pequeña aventura vamos regresando, deshaciendo lo andado, con nuevas paradas para acercar el dron a la cascada, bajar a nivel del lago para sacar una foto del reflejo del paisaje que ofrecen sus tranquilas aguas… Poco a poco llegamos de nuevo a la E10 y continuar nuestro recorrido por las Lofoten.

Recorrer estas islas siempre es una maravilla. Poco a poco, vamos avanzando, disfrutando de lo que vemos. La primera parada fotográfica la hacemos en un mirador sobre el Austnesfjord, poco después de Vestpollen.

Pronto estamos cruzando Svolvaer sin detenernos más que para poner gasolina y hacer uso de sus instalaciones. Continuamos hacia Henningsvaer, nuestro siguiente objetivo.

Al desviarnos de la carretera principal para tomar la 816 lo primero que encontramos es la playa Rorvik. Una playa de la que yo guardaba muy buenos recuerdos y bellas fotos. Hoy no se parece tanto. Lo primero hace mucho sol y eso resta encanto, pero además hoy es mediodía y la última vez que estuve aquí era por la tarde. Diferente nivel del agua, diferente luz y diferente clima a los que se suma bastante más gente. En aquella ocasión estábamos solos en una arena impoluta que reflejaba el cercano atardecer.

Hago un paréntesis para comentar que el turismo cada vez más abundante lo cambia todo y que estas islas, que en nuestros primeros dos viajes eran casi vírgenes, comienzan a ser un destino poco a poco masificado sobre todo en verano y en un día soleado como hoy. Algún encanto se pierde en el camino.

Es tanta la cantidad de coches que empezamos a dudar si podremos aparcar, y esta sensación se repetirá en los próximos días. Tenemos suerte y a la entrada de esta población encontramos a un vehículo saliendo del “aparcamiento” (descampado junto al inicio del pueblo) ¡Menos mal!

Henningsvaer es una localidad pesquera ubicada entre varios islotes a los que se accede por diversos puentes. Sus coloridas casas de madera bordeando el agua en paralelo a una hilera de barcos ofrecen una estampa muy bonita. Hoy está bastante animada con terrazas al sol llenas de gente.

Pero sin duda lo que ha dado más fama a este lugar en los últimos años han sido las imágenes desde el aire de su peculiar campo de fútbol situado en uno de los islotes. Nosotros tampoco nos resistimos a hacer volar el dron sobre él. No solo por la curiosa ubicación del campo, sino por la bella imagen que ofrece esta sucesión de islotes.

Pasamos un largo rato recorriendo y fotografiando la zona antes de regresar a la AC para comer y continuar hacia la siguiente isla. Nuestro destino ahora es el museo Vikingo Lofotr en Borg.

Llegamos a media tarde, aparcamos dentro del recinto del museo y nos dirigimos a las taquillas. Las ovejas al escucharnos corren despavoridas por el prado. La estampa que ofrece esta reconstrucción de la casa de un jefe vikingo con forma de barco invertido, en medio de un entorno tan verde, nos traslada a otros tiempos. Ya nos impresionó la primera vez que estuvimos aquí y por eso hemos querido regresar.  Lo malo es que se nos ha hecho un poco tarde para los horarios de este país y están a punto de cerrar. Podemos acceder, pero sólo disponemos de una hora para visitarlo. La visita ha variado un poco porque ahora además de la casa en si y los alrededores han añadido un museo con diversos objetos y proyecciones que narran la historia de este asentamiento.

Sin tener claro que se pueda alterar el orden de la visita, visitamos primero el museo que nos entretiene demasiado y, para cuando llegamos a la casa, cuyo interior es lo mejor de la visita, están preparando el local para las cenas temáticas que ofrecen por las noches y casi nos sentimos molestando. En definitiva, no le dedicamos tanto tiempo como habríamos deseado.

Salimos después a recorrer los alrededores que intentan mantener como en aquellos tiempos con corrales de animales y, para dirigirnos al embarcadero que forma parte de la visita, en lugar de ir andando nos han indicado como llegar en coche para que no nos dejen encerrados. Es fácil y nos permite acercar la AC hasta el borde del bosque que hay que atravesar y que han ambientado desde el museo. Al salir al claro hay algunas cabañas en las que se hacen demostraciones de actividades de la época por las mañanas. Está el herrero, el carpintero, etc… En el agua, con las velas recogidas esta un barco drakar pequeño que realiza paseos por el agua en el horario de visita.

Después de este recorrido regresamos a la AC y tomamos de nuevo la carretera que nos conducirá a la siguiente isla. Se acerca el final del día (que no la noche) y decidimos parar en un área muy nueva y cuidada en la isla Offersoya. Junto a ella hay un monumento en la pared rocosa llamado Loftruna. El área forma parte de una de las rutas turísticas de este país y tiene bonitas vistas del mar. Su nombre es Skreda.

DÍA 10 – VIERNES 29 JULIO: ISLAS LOFOTEN (141 Km)

Amanecemos frente al mar y hacemos uso de los servicios del área que están en muy buenas condiciones. Estamos en una de las rutas turísticas de Noruega y todo está muy nuevo y cuidado.

Desayunamos y nos preparamos a emprender una nueva jornada que nos ilusiona mucho, una etapa del viaje muy esperada. Estas Islas más al sur de las Lofoten Son para nosotros, las más bonitas y las que guarda mejores recuerdos.

Por un túnel accedemos a Flakstadøya y enseguida van apareciendo ante nosotros lugares de gran belleza y sitios muy recordados. Obtenemos bonitas imágenes rodeando el entrante de mar, desde Vareid a Flakstad, deteniéndonos a cada paso para hacer fotos por la ventanilla. Por suerte somos madrugadores y no hay casi tráfico todavía.

Pronto llegamos a una playa en la que hace años obtuvimos una de las mejores imágenes del viaje, Skagsanden beach, pero de nuevo lo que vemos y lo que recordamos no se parece en nada. Un gran camping situado en la misma bahía, que está “a tope” de vehículos, le ha quitado todo el encanto, además la marea alta no deja ver la gran explanada de arena que recordamos, quizá al regresar esta tarde.

Pero nuestra siguiente parada nos alegra la mañana: la playa de Ramberg. Esta enorme playa que termina en el pueblo que podemos ver al fondo, nos ofrece una inmensidad de blanca arena sobre la que destacan unas aguas turquesas en las que apetece sumergirse hasta que la tocas y descubres que son como un témpano de hielo. El día está todavía algo plomizo y el contraste de colores da mayor encanto al paisaje.

Pasamos un buen rato paseando por su arena, disfrutando de la belleza y paz que transmite y haciendo alguna foto. En ello estamos cuando vemos a un atrevido bañista meterse en el agua y hacerse unos largos antes de volver a salir ¡Qué valiente!

Circulando despacio, saboreando lo que la naturaleza de estas bellas islas nos ofrece, y tras una brevísima parada en un área muy parecida a aquella en la que hemos pasado la noche, llegamos a otro lugar muy especial, Hamnoy. Conseguimos aparcar junto al puerto y dedicamos un buen rato a recorrer la zona, disfrutando de la pintoresca imagen que ofrecen las casitas de colores encaramadas con pilares de madera dentro del agua, los barcos, las gaviotas y el ambiente pesquero. Tenemos ocasión de volar el dron y apreciar desde el cielo su posición entre islotes.

De nuevo en la AC ponemos rumbo al destino estrella del día, Reine, uno de los lugares más fotografiados de las Lofoten, últimamente famoso también por la ruta que asciende al Reinebrigen, una cima próxima al pueblo desde la que se obtiene una panorámica increíble.

Salí de casa con varias rutas preparadas, entre ellas esta, pero el dron acaba sustituyendo el largo ascenso, en gran parte porque está algo nublado y no sabemos si al llegar arriba podremos ver, pero también por falta de tiempo. Lo ideal de querer hacer la ruta hubiera sido dormir aquí y partir a primera hora de la mañana con todo el día por delante.

Pasando sin detenernos el mirador que está a la entrada del pueblo, vamos directos a un gran parking de pago, en el malecón que lleva al faro, que realmente agradecemos. No es fácil en lugares tan pequeños encontrar aparcamiento para este vehículo tan grande y estas islas ya no son tan solitarias como las primeras veces que las visitamos.

Lo primero que hacemos es ir paseando hasta el mirador, justo en el cruce que da entrada a la isla. El paseo es muy agradable pasando primero entre secaderos de bacalao, y más tarde entre casas tradicionales y jardines. Pronto comienzan a verse las montañas cubiertas hoy por nubes bajas.

En el mirador hacemos alguna foto, pero decidimos que volveremos esta tarde al regresar si la luz mejora para entonces. Regresamos pues caminando al “centro” de esta pequeña localidad pesquera dada a conocer por el turismo. Paseamos, hacemos fotos, compramos algún recuerdo y perezosamente volvemos a la AC.

Antes de eso, mientras estamos haciéndonos fotos y volando el dron en un pequeño embarcadero en lo que parece una urbanización de casitas tradicionales rojas de madera, comenzamos a dudar si se puede estar ahí o es propiedad privada y yo, personalmente paso un ratito apurada al ver acercarse a un chico en bici que para cerca de nosotros, pero resulta una falsa alarma y simplemente va a una de las casas.

Antes de marcharnos del parking hacemos uso de sus instalaciones de vaciado y llenado para la AC, aunque debemos esperar un poco porque hay varios vehículos delante.

Se acerca la hora de comer, pero decidimos salir del aparcamiento y buscar otro lugar. Lo encontramos junto a un pequeño supermercado Joker, poco después de Moskenes.

Después de la comida nuestra meta es clara, queremos llegar el punto más extremo de la isla, bueno, al menos al que podamos llegar, primero en AC y luego caminando. Un raído cartel, completamente lleno de pegatinas, nos anuncia la llegada a nuestro destino. Ante él un motorista ha detenido su vehículo para hacerle una foto. Este es sin duda un destino a señalar.

En el pequeño pueblo está señalizado un aparcamiento al que nos dirigimos. Desde allí, caminando sobre un terreno bastante embarrado, nos acercamos a los acantilados desde los que se pueden ver los últimos pequeños islotes de este archipiélago. Al más grande de ellos se puede acceder en ferry y tiene fama de ser un buen lugar para ver frailecillos, características aves de estas latitudes.

Elegimos este lugar para volar el dron y hacemos nuevas fotos antes de dirigirnos caminando al pueblo. Son unas cuantas casas tradicionales de madera, la mayoría de alquiler turístico, las llamadas rorbu. Nos acercamos a una de ellas en cuya terraza están limpiando pescado recién llegado del mar, aparentemente para un restaurante ubicado al lado. Está todo muy tranquilo y, aunque hay turistas, no son demasiados.

Tras el paseo iniciamos el regreso, deshaciendo lo andado esta mañana. Al llegar de nuevo a Reine, el tiempo esta más despejado que esta mañana y pensamos parar en el mirador, pero está llenísimos de coches y no hay manera de aparcar. Al final Javier decide dejarnos para que Javi pueda volar el dron y va a buscar aparcamiento. Después de varias vueltas regresa sin haber tenido éxito, consigue un pequeño sitio donde estacionar unos minutos, nos hacemos una foto juntos y decidimos continuar. No sin antes haber hecho montones de fotos entre las que ha sido difícil elegir.

Aunque vamos deshaciendo camino y volvemos a pasar por todos los sitios espectaculares que hemos visto esta mañana, vamos sin detenernos, tenemos clara nuestra meta: Eggum.

Escuché hablar de este lugar hace mucho tiempo como «un sitio especial para ver el sol de medianoche», pero nunca hasta ahora habíamos podido visitarlo. Hemos elegido ir hoy porque el pronóstico del tiempo ha cambiado y en los próximos días, el cielo va a estar despejado.

Según va cayendo la tarde y la luz va siendo más bonita, cualquier lago se convierte en espejo haciéndonos parar de nuevo.

Así, poco a poco, llegamos a nuestro destino. No se si encontraré palabras para describir las siguientes horas, así que comenzaré con los aspectos prácticos que es más sencillo.

Al llegar a Eggum nos encontramos con una especie de torreón dominando la playa de roca. En la base de la pequeña colina en la que se asienta esta construcción hay unos baños, mesas de picnic y unos contenedores de basura, pero los aseos permanecen cerrados todo el tiempo que pasamos aquí. A su alrededor hay zonas de aparcamiento poco regulado, pero a nuestra llegada está bastante lleno. Por suerte conseguimos un lugar donde aparcar paralelo a la costa para poder ver el sol mientras cenamos.

A nuestra llegada un sol bastante cercano al horizonte brilla con fuerza llenando de intensa luz la verde franja entra la playa y la montaña de atrás.  Lo primero que pienso (siempre lo he pensado) es que esto del sol de medianoche está sobrevalorado y que, al ojo humano y al de la cámara de fotos, no es más que un atardecer como cualquier otro, aunque resulte mucho más largo en el tiempo. Me conformaba con vivir la inexistencia de noche, que ya era para mi suficientemente especial. Pero la verdad es que no había tenido ocasión, hasta hoy, de verlo sin nubes ni obstáculos.

Lo primero que llama la atención es la luz, mucho más brillante e intensa que un atardecer en Alicante. Poco a poco el paisaje se va volviendo casi naranja. Nosotros nos vamos a dar un paseo antes de cena y llegamos por el camino a una puerta tras la cual montones de ovejas pastan a sus anchas. La cruzamos, adentrándonos entre ellas y hacemos muchas fotos, todas teñidas de esta luz especial.

Al final del recorrido una escultura llama nuestra atención. Allí, en medio de la nada hay una columna con una cabeza de piedra sobre ella, pero además, según le vas dando la vuelta, se va deformando poco a poco para terminar viéndose completamente al revés. Informándonos más tarde, descubrimos que la obra se titula “Cabeza” y es creación del escultor suiza Markus Raetz. Al parecer forma parte de un proyecto de arte que ha ido situando diversas obras por esta región.

Es un paseo mágico, pero todavía más cuando al regresar a la AC nos damos cuenta que el sol que antes se veía hacia la izquierda al salir por la puerta, ahora se ve hacia la derecha. Se ha desplazado un montón horizontalmente. Lástima que efectivamente las fotos no muestren el desplazamiento.

Todavía reticentes a entrar en la autocaravana salimos de vez en cuando a hacer fotos de esta luz tan especial que va cambiando, sobre todo cuando aparecen pequeñas nubes dispersas en el cielo que la reflejan.

Tras la cena y el vuelo de dron pasamos una noche muy tranquila junto a la playa.

DÍA 11 – SÁBADO 30 JULIO: ISLAS LOFOTEN (221 Km)

Como era de esperar, por la mañana, la playa de Eggum ha perdido parte de su encanto. Desayunamos con vistas al mar y nos preparamos para iniciar la jornada. Hoy nos espera un día peculiar. Ya hemos visto todos los lugares principales de la E10 y ahora queremos buscar otros rincones menos conocidos o menos accesibles que tenemos seleccionados, a alguno de ellos llegando mediante una ruta de senderismo. Pero, como vais a ir viendo, los planes cambiarán a lo largo de la jornada porque no hemos tenido en cuenta el aumento de turismo y el hecho de que hoy es sábado y que hace un día increíble de sol, cosa poco habitual en estas latitudes. Lo que nos está viniendo fenomenal para disfrutar como nunca del sol de medianoche, nos está viniendo mal para las visitas diurnas.

Nos ponemos en marcha y, antes de explorar nuevos rincones, nos dirigimos a Nusfjord, el último pueblito que nos queda por visitar, regresando a la isla Flakstadøya. Es una pequeña aldea pesquera de la que guardamos muy gato recuerdo.

Al llegar nos sorprenden varias cosas. La primera y principal es que el pueblo se ha convertido en un museo al aire libre, el Nusfjord – Historical Fishing Village. Hay que pagar a la entrada del pueblo, poco después del aparcamiento, y con ello se pueden visitar diversas casas que recrean su uso en el pasado, con mobiliario y enseres propios de la época y el museo de la pesca del bacalao. Para diferenciar las casas visitables te entregan un pequeño plano en taquilla. Todo está preparado para el turismo, incluyendo restaurantes, cafetería… aunque manteniendo su estilo tradicional de aldea pesquera. Una aldea que es poco más que un conjunto de casas y almacenes rodeando un pequeño puerto. Muchas de las casitas hoy son de alquiler turístico.

La verdad es que es un lugar con encanto. Nosotros pasamos una agradable mañana visitando algunas casas tradicionales, recorriendo el muelle y subiendo al secadero de bacalao desde donde se obtiene una interesante vista del conjunto y de la entrada desde el mar.

Cuando nos damos por satisfechos, regresamos al coche dispuestos a dirigirnos a la primera de las playas que hemos elegido visitar. Retrocedemos por la E10 hasta poco antes de Ramberg y tomamos la carretera FV808, pasando sobre puentes e islotes que fotografiamos ayer. Cruzando la pequeña isla de Torvøya, llegamos hasta Fredvang, donde está el aparcamiento para acceder caminando a la playa Kvalvika. Hemos visto fotos preciosas y queremos conocerla.

Lo primero que nos encontramos es que toda la carretera que bordea la isla está completamente llena de coches, parados en los dos márgenes, haciéndonos difícil pasar con la AC, mucho más aparcar. Continuamos pues hasta el final del trayecto para poder dar la vuelta en un cruce y regresar sin éxito al punto de inicio. Pasado de nuevo el primer puente, vemos una amplia área de descanso donde hay alguna AC aparcada y, como es la hora de comer, decidimos hacerlo allí, concretamente en la Bobil Parkering Avløysinga.

El lugar no deja de tener su encanto y, en muchas ocasiones, ya de regreso a casa, hemos visto en redes numerosas fotos de la curiosa montaña en forma de cresta que tenemos al lado.  Mientras preparo la comida, Javi sale a volar el dron y a ver a unos señores que están pescando allí mismo.

Después de comer decidimos cambiar de isla e intentarlo en la Vik Beach. Pero, cuando llegamos nos encontramos un poco más de lo mismo. Los aparcamientos están a tope y la supuesta recóndita playa está llena de gente como cualquier playa de España. Debido a ello, no se parece demasiado a la solitaria playa que veíamos en las fotos antes de venir. Después de un par de vueltas sin éxito, aparcamos junto al cementerio, único lugar disponible. Nos acercamos caminando a la arena, pero sin perder de vista la AC. No estamos convencidos porque la plaza parece ser para los visitantes del cementerio únicamente.

En un corto paseo llegamos al final de la playa y, avanzando entre rocas unos metros más, alcanzamos a ver la playa de al lado, la Hauklandstranda. Juntas ofrecen una bella imagen, especialmente desde el aire. De haber podido aparcar correctamente, habríamos tomado el sendero que asciende a la cima que separa estas playas de una tercera, la Uttakleiv Beach, pero no podemos dejar el vehículo donde está demasiado tiempo.

Una anécdota de estos momentos que pasamos en la playa es que una pareja, algo mayor, se acerca a nosotros al ver que tenemos un dron para decimos si le podemos ayudar porque han perdido el suyo. Por lo que podemos entender se les ha quedado sin batería cuando estaba en lo alto de la del acantilado y no saben dónde está ni como recuperarlo. La verdad es que no sabemos cómo ayudarles.

Vistas las pocas posibilidades que ofrece el día, y dado que ya es media tarde, decidimos avanzar lo más posible en ruta porque mañana tenemos una etapa muy larga hasta Andenes, donde hemos reservado un Safari de avistamiento de ballenas.

Continuamos deshaciendo camino por la E10 y, para cuando consideramos que es una hora adecuada para parar, estamos muy cerca del área en la que pernoctamos la primera noche en estas islas. Venimos buscando un lugar que nos permita ver de nuevo el Sol de Medianoche, pero tampoco queremos alejarnos mucho hoy de la carretera principal. Finalmente decidimos que esa área puede estar bien, ya que está orientada al norte. No da directamente a mar abierto, porque enfrente a nosotros hay una isla, pero en lugar de ser un inconveniente resulta una ventaja. Ese perfil montañoso, bajito, no nos tapa el sol, pero nos permite notar mucho más su desplazamiento. Grabamos un vídeo que visto después a alta velocidad nos permite ver como el sol se desliza por la ladera de la colina y la verdad es que resulta muy interesante.

A pesar de estar cerca de la carretera descansamos y pasamos un noche muy tranquila.

DÍA 12 – DOMINGO 31 JULIO: ISLAS VESTERALEN(173 Km)

Hoy nos ponemos pronto en marcha, tenemos un largo camino por delante y una reserva que no podemos perder. Comenzamos deshaciendo la ruta por la que entramos en estas islas hace unos días hasta alcanzar la isla de Hinnoya. Llegando a Gullesfjord nos desviamos por la carretera 85. Pero antes de adentrarnos en ella. Justo en el cruce hacemos una parada técnica de vaciado y llenado, así como de repostaje, en la Bunker Oil de la que hemos leído buenos comentarios.

Continuamos después por esta carretera hasta alcanzar la isla de Andøya. Lo conseguimos alrededor de las 12 y, como no tenemos la reserva del safari hasta las 17h y estamos ya bastante cerca, decidimos desviarnos de la ruta rápida y coger la carretera turística nacional, la Fv974. Esta carretera recorre la isla por su lado oeste, hacia el mar abierto y tiene bonitos rincones y playas. Es más montañosa y menos agrícola. Además, a lo lejos se alcanza ver el perfil escarpado de las otras islas.

Aunque el paisaje es bonito, no siempre se puede parar a hacer fotos. La primera parada la hacemos en la Sandvika Beach ya que justo al lado hay un aparcamiento que lo facilita. Hay varias familias disfrutando de este soleado domingo y la imagen es muy bonita con el perfil montañoso a lo lejos. Hacemos unas cuantas fotos y continuamos.

La siguiente parada esta cerca, es una de las nuevas áreas de descanso que se están construyendo en todas las carreteras turísticas del país, llamada Bukkekjerka. Además del edificio en sí muy modernos y original, merece la pena un paseo por los alrededores, adentrándose por las sendas pobladas de ovejas, en el cabo, dominado por un faro, el Børhella Lighthouse.

Pasamos un buen trato haciendo fotos y volando el dron antes de continuar. Llegando a Stave la carretera se adentra por una de las zonas más vírgenes de la isla, más verde y montañosa, alejándose por unos km de la costa. Sabemos que en este tramo hay preciosas playas de arena blanca y aguas turquesas que no visitaremos en esta ocasión. Alcanzamos de nuevo la costa a la altura de Bleik, para detenernos poco después en el Kleivodden rasteplass, otro aparcamiento con vistas Esta será la última parada antes de llegar a nuestro destino en Andenes, la empresa Whales Safari.

Al llegar está todo el aparcamiento lleno, pero debe de haber terminado un safari en ese momento porque sale mucha gente y enseguida obtenemos una plaza. En cuanto aparcamos salimos a informarnos y, ya tranquilos y sabiendo que hay tiempo volvemos a la AC a comer antes de emprender la aventura.

Nosotros conocimos esta empresa en uno de nuestros primeros viajes, concretamente en el año 2005. Por entonces las oficinas de Whales Safari eran poco más que un cuartito y, en la planta inferior de la pequeña casa, un museo sobre ballenas bastante reducido. Ahora el edificio es mucho más grande y elegante, con tienda de recuerdos, aseos, etc…

Cuando terminamos de comer es prácticamente la hora de acercarnos para iniciar la visita, sabemos que primero nos mostrarán el museo y posteriormente accederemos al barco. Nueva sorpresa al descubrir que ahora la visita solo se realiza en inglés, francés o noruego. Tampoco dan ya “biodramina” a los participantes como hacían antes. Nosotros recordamos una empresa más familiar y acogedora donde los propios biólogos marinos que investigan a las ballenas te explicaban la historia, entre ellos un joven español que nos tradujo todo a nuestro idioma. Cercanía, bromas, atención especial a los niños… Ahora todo nos resulta mucho más profesional pero impersonal y distante.

Por fin accedemos al barco, siguiente sorpresa, nada que ver con el barco de aspecto tradicional de madera en el que subimos en aquella ocasión y que todavía forma parte de la flota de la empresa (porque nos cruzamos con él en el mar). Nos metieron en un barco más rápido y turístico con una distribución de espacio exterior que no dejaba mucha visibilidad, especialmente por la gran cantidad de gente que albergaba.

En fin, que vimos ballenas, tres para ser exactos, ni muy grandes ni muy cerca, pero el movimiento del barco no nos permitió disfrutar la experiencia ni la mitad de lo que lo hicimos en aquella ocasión. Por el mareo (algunos pasajeros vomitaban por la borda) y porque hacer fotos soltando las manos de la barandilla se convertía en un acto malabar y más de una vez me abalancé sobre algún otro pasajero, o estuve a punto de caer. Además, la masificación y tamaño del barco no nos dejaba ver bien, ni hacer fotos cómodamente. En el 2005 las vimos de cerca, en silencio absoluto con el barco parando los motores, desde la barandilla en primera fila y fue impresionante hasta el punto de levantar una tanda de aplausos en el grupo. Esta vez era como estar en un centro comercial en hora punta y además con movimiento constante y brusco. Aun así conseguí bonitas fotos. Subo aquí algunas y el resto en la galería.

No sé si lo habíamos idealizado, pero, hasta mi hijo que en aquella ocasión tendría unos 6 años, al bajar del barco me dijo: nunca más, si esto va a ser así ya no merece la pena. Y estoy totalmente de acuerdo con él. Casi lamento haberlo hecho porque de algún modo empaña el maravilloso recuerdo que guardamos de la experiencia anterior.

Durante el regreso adelantamos al mismo barco en el que fuimos la vez anterior.

Terminada la visita decidimos buscar un lugar para pasar la noche, a ser posible que nos permitiera disfrutar un día más del sol de medianoche en estas islas.

Deshaciendo un poco el camino de esta mañana encontramos un pequeño ensanche en el que parar cerca de una bonita playa, en las afueras de Andenes, justo después de pasar las instalaciones de MAARSY- Middle Atmosphere Alomar Radar System.

Aparcamos y salimos a dar una vuelta por esta preciosa playa rodeada que peñascos montañosos. El sol luce ya brillante, próximo al horizonte. La luz es increíble como sucedió en Eggum y agradezco haber traído conmigo al paseo la cámara de fotos.

Y en ese paseo agradable estamos cuando vemos una tienda de campaña de iglú medio amontonada, medio desclavada y pensamos que alguien la ha abandonado ahí, pero, un poco más adelante vemos restos de un fuego y objetos de cocina alrededor. No sabemos muy bien que pensar ¿Habrá alguien dentro de la tienda dormido y su peso evita que se vuelte? ¿Se habrá dado cuenta que se ha soltado?

Y con estas preguntas en mente vamos regresando a la autocaravana a cenar. Mientras lo hacemos ponemos el móvil a grabar el espectacular sol de medianoche.

Poco después aparece un coche que aparca a nuestro lado, salen dos chicas con bolsas de la compra y se van hacia la playa. Misterio resuelto: han ido a comprar dejando la tienda montada en la arena, menudo susto se van a dar cuando la vean y menos mal que no se ha volado del todo. Imaginamos que tendrán dentro su equipaje cuyo peso la ha retenido.

Terminamos la cena, salimos a disfrutar un poco más de este cielo espectacular y vemos que finalmente se han instalado al lado del coche, justo detrás nuestro. Imaginamos que era imposible resistir el viento con el poco agarre que supone la playa.

Lo gracioso es que al mirar después el vídeo que se fue grabando durante nuestra cena, al hacerlo a cámara rápida para captar el movimiento del sol, aparece en la escena una tienda de campaña caminando sola sobre la hierba y mas tarde dos personas que van y vuelven cargadas de enseres. Nos reímos bastante viendo lo cómica que resultaba la escena a esa velocidad.

DÍA 13 – LUNES 1 AGOSTO: REGRESO A FINLANDIA (724 Km)

Hoy toca madrugar para emprender una larga etapa de regreso. Primero cruzamos de nuevo la isla de Andøya, esta vez dejando a un lado la ruta panorámica y circulando por la carretera principal, la 82. Aunque el paisaje es más agrícola y menos atractivo, la luz especial de las primeras horas del día lo convierten en un agradable recorrido, bordeando siempre el mar. Después, avanzando isla a isla, vamos dejando atrás las cristalinas playas de aguas turquesas para cruzar de nuevo el puente que nos alejará definitivamente de las Lofoten y Vesterålen.

Al llegar a la altura de Bjerkvik, las preciosas vistas al fiordo, con las montañas al fondo, y el bonito paseo que lo bordea, nos invitan a parar y descansar, además va siendo hora de almorzar.

Resulta muy fácil aparcar y bajamos a dar una vuelta, no solo por el paseo ajardinado con vistas, en el que hacemos algunas fotos, sino cotilleando en alguna tienda. Concretamente, pasamos un rato entretenido en una tienda de saldos que ofrece curiosos objetos. Es una mezcla entre un bazar chino y el rastro.

Cuando de nuevo nos ponemos en marcha las vistas continúan siendo muy bonitas, combinando fiordo y cimas montañosas. Dejando a un lado la carretera haca Narvik nos desviamos en dirección a Suecia por la E 10.

La carretera comienza un fuerte ascenso y va ofreciendo bellas vistas unos cuantos km más pero poco a poco se vuelve monótona, incluso llegando al lago Torneträsk que bordeamos para llegar a nuestro siguiente destino, el Parque nacional de Abisko. No resulta ni mucho menos tan atractivo como las islas y la costa noruega que acabamos de dejar atrás.

Vamos directos al centro de visitantes del parque, pero nos resulta muy difícil aparcar en condiciones así que dejamos la AC en un lateral del acceso, sin bloquearlo y bajamos a dar un vistazo, conscientes de no poder permanecer mucho tiempo.

Primero visitamos el punto de información donde podemos ver una enorme cantidad de rutas posibles. Nosotros nos conformaremos con la mitad de la más cortita, queremos ver la profunda garganta formada por el río a escasos metros de la oficina turística.

Toda la senda está cubierta de una tarima de madera con miradores y las vistas de las cascadas es un toque de luz y contraste con la monotonía del paisaje que venimos recorriendo.

Llama nuestra atención un nido con varios pichones encaramado en un saliente de la roca, a mitad del acantilado. La madre viene a alimentarlos y se marcha de nuevo, pero en uno de esos viajes vemos que hay un polluelo menos y pasamos un rato preocupados, buscando y mirando a ver si está escondido en algún recoveco o se ha caído. No conseguimos averiguarlo, pero tiene mala pinta y nos vamos un tanto preocupados por el animalillo.

Al llegar a la AC decidimos continuar ruta y comer más adelante porque no estamos cómodos en el lugar en el que hemos conseguido aparcar a duras penas. Finalmente lo haremos en el aparcamiento de un gran centro comercial en las afueras de Kiruna. La ciudad, como todo lo que estamos recorriendo de Suecia no nos ofrece nada interesante salvo los servicios propios de una población de este tamaño. Nombrada siempre como la capital del Ártico en Suecia esperábamos algo más.

Después de comer y hacer alguna compra necesaria, la ruta continúa sin mayor novedad. De reseñar únicamente el momento en el que cruzamos el círculo Polar de nuevo, pero nada que ver con cruzarlo en Noruega o Finlandia. Es poco más que un gran cartel de la autopista y un pequeño ensanche en el que poder parar.

Poco después de Hedensbyn, Google maps nos recomienda dejar la E10 y adentrarnos por la 98. Nos marca un trayecto más rápido hasta Haparanda, punto fronterizo entre Suecia y Finlandia en el que alcanzaremos de nuevo el mar Báltico, hacia el que nos dirigimos.

El trayecto comienza muy bonito con muchos ríos y agua por todas partes. A la altura de Tallvik hacemos un pequeño descanso junto a lo que parece un lago. Mientras hacemos nuevas fotos la luz va convirtiéndose en atardecer.

Unos kilómetros más tarde esta carretera que Google maps ha elegido para nosotros se convierte en una pista de tierra y piedras, sin asfaltar. Se circula fatal, tenemos que ir casi parados para evitar romper algo y ¡Todavía nos quedan bastantes kilómetros para llegar a una vía principal! El problema es que estamos bien metidos en esta carretera y tampoco compensa regresar a la E10. El navegador nos la ha jugado.

Menos mal que la bonita luz del sol de medianoche nos acompaña y conseguimos verlo de modo intermitente cuando alcanzamos algún lago.

Así, poco a poco, vamos viendo como el atardecer, aun siendo muy largo, va alcanzando el fin y tenemos que improvisar un nuevo lugar de pernocta. Gracias a la App 4nights, lo encontramos rápidamente, justo después de alcanzar la carretera E8, ya en Finlandia, habiendo dejado atrás las obras. Es el aparcamiento del parque Kruunupuisto.

Para cuando llegamos apenas queda luz. Nos limitamos a calzar la AC para pasar la noche, cenar e irnos a la cama.

DÍA 14 – MARTES 2 AGOSTO: FINLANDIA (613 Km)

Nos ponemos pronto en marcha y no tardamos en alcanzar Haparanda. Luego vamos bordeando el Báltico por tierras finlandesas, cerrando el círculo poco antes de Kemi. A partir de aquí vamos deshaciendo la ruta que hicimos el primer día, pero en sentido inverso, hacia Helsinki.

La primera parada la hacemos en un área de servicio a la altura de Oulu. Nos planteábamos entrar al centro de la ciudad y hacer una pequeña visita, pero ha comenzado a llover cuando nos estábamos acercando y hemos cambiado de planes.

Después de la parada nos ponemos de nuevo en camino viviendo la monotonía que caracteriza a las autopistas que cruzan Finlandia.

A la altura de Pihtipudas comenzamos a buscar un lugar para descansar y comer. Tras una breve parada técnica de repostaje, y buscando, buscando terminamos en un precioso lugar llamado Niemenhäikkä Beach. Es una playa en uno de los muchísimos y enormes lagos que tiene este país, rodeada de denso bosque con árboles altísimos y con una curiosa forma. La arena se adentra en el agua formando un enorme pico que se aprecia mejor desde el dron. Es un lugar muy tranquilo. Aunque hay casetas de baño para cambiarse y algunas mesitas a la sombra, está casi vacío y solo eventualmente aparece alguna persona que se da un baño y se marcha.

Nosotros, encantados con el bello lugar que hemos encontrado para nuestra última comida en tierras finlandesas, damos un paseo, hacemos fotos, volamos el dron y comemos tranquilamente. Tras el descanso de sobremesa, nos disponemos a emprender la etapa final hasta Helsinki. Es en ese momento cuando nos damos cuenta que no tenemos las llaves de la AC y pensando, pensando descubrimos que se han quedado dentro del maletero y este cerrado con llave.

A partir de ese momento comienza una odisea: intentar acceder al maletero desde el interior, pedir ayuda a un señor que no habla inglés, a unos chavales que si hablan inglés pero ni idea de como ayudarnos, llamar a la empresa de alquiler que no nos ofrece ayuda hasta mañana a primera hora cuando tenemos que devolver la AC antes de las 11 , estar en el aeropuerto a las 17:55 y estamos a 400km de distancia… finalmente aparece otro chico dispuesto a ayudar pero que tampoco habla inglés y, usando el traductor, nos ofrece ayuda de un amigo al que va a llamar. Javier le pide que le lleve a un cajero para poder pagar al amigo y, justo cuando se van, gracias a la ayuda de algunos compañeros autocaravanistas del grupo de Facebook «Viajar en autocaravana» que me dan la idea, utilizando una pequeña tijera, consigo abrir sin mas el maletero ¡Qué alegría! Rápidamente llamamos a Javier que viene de regreso, agradecemos al chico su ayuda dándole igualmente el dinero que nos pidió y nos ponemos en camino. Se nos ha hecho media tarde y no hay tiempo que perder.

Por suerte la conducción por la autopista es tranquila y sin incidentes y, tras una parada de repostaje en Hirvaskangas, llegamos hasta un parking que será nuestro lugar de pernocta, calculando que estamos ya a una distancia adecuada para devolver mañana la autocaravana a la hora prevista. Es el área de descanso ABC Joutsa.

Antes de dormir dedicamos un tiempo a hacer las maletas, vaciando la AC de todos nuestros objetos personales.

DÍA 15 – MIÉRCOLES 3 AGOSTO: REGRESO A CASA (215 Km + VUELO)

Hoy toca poner fin a esta aventura. Cuando amanece solo hay una idea en mente: llegar a tiempo al vuelo. Aunque no sale hasta las 19:55 hay muchas cosas que hacer antes de eso. Llegar a Helsinki, proceder a limpiar y dejar apunto a AC, llenar el depósito de gasolina, realizar la devolución antes de la 11 y esperar al transfer que tenemos reservado para el traslado al aeropuerto.

Además, después de la accidentada tarde de ayer no queremos dejar ningún «hilo suelto».

Realizamos el trayecto sin ninguna parada ni contratiempo hasta una gasolinera cercana a la empresa McRent que traíamos localizada para realizar las labores de puesta a punto del vehículo, así como el repostaje. Las maletas las traemos hechas desde anoche y solo hay que hacer algún ajuste final.

Devolver el vehículo no acarrea ninguna dificultad porque todo está en orden y, como todavía no es la hora en la que vendrán a buscarnos para ir al aeropuerto y las empleadas de McRent se marchan a comer, nos dejan unos sillones de terraza para que esperemos agradablemente la llegada de nuestro transfer.

Poco después estamos en el aeropuerto donde todo empezó. Facturamos y buscamos un lugar donde comer y esperar tranquilamente la hora de salida de nuestro vuelo que transcurre puntualmente sin contratiempos.

De nuevo en Alicante nos quedan los recuerdos y las fotos para compartir.

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